Era miércoles por la tarde cuando Louis caminaba hacia el departamento de su mejor amigo Niall. Llevaba en manos una caja de Dunkinʼ Donuts para compartir con los demás. No los había visto desde la última pijamada improvisada, cortesía del último patán que rompió el corazón de Niall.
El viento soplaba y en más de una ocasión Louis tuvo que acomodarse el flequillo, maldiciendo que su cabello sea prácticamente indomable al intentar peinarlo. Había tardado un buen tiempo en arreglar su cabellera rebelde y ahora la ventisca no le daba tregua a su problema estético. Llegaría con el pelo alborotado.
Al llegar al edificio maldijo en frente del ascensor porque había un letrero colgado. "Fuera de servicio" estaba escrito.
Sin otra opción subió por las escaleras, le aguardaban seis pisos en total. Puede que llegara a su destino un poco jadeante, pero lo que oía justo en la última curvatura no eran sus jadeos de agotamiento. Había otra persona culpable de esos sonidos, gemidos placenteros aparentemente.
Louis asomó la cabeza y lo poco que pudo ver fue que se trataba de una pareja. Estaban en plena acción, describiendo la situación de una forma poco vulgar: manoseo, besuqueo ruidoso y uno que otro gemido demasiado alto.
Puso una mueca de disgusto, se pasó una mano por el flequillo y se irguió. Que esa pareja, con una clara falta de consideración con el prójimo estuviera en medio de su camino no significaba nada. Louis pasaría de largo, sin mirarlos siquiera.
Decidido, subió los escalones esperando que la pareja al oír el tap tap tap de sus zapatos, moderaran su muestra de afecto. No ocurrió, el ignorado fue él.
Lo peor de todo fue que el espacio para avanzar era mínimo. Prácticamente estaban ocupando todo el ancho de los últimos tres escalones.
Louis carraspeó discretamente, ladeando la cabeza para darles a entender que pasaría de prisa y sin quitarles su valioso tiempo. Sin embargo, un chasquido de lengua y una voz gruesa -que conocía perfectamente- le hicieron frente.
—¿Qué te ha ocurrido? —dijo el hombre posando sus manos en las caderas—. ¿Se te olvidó peinarte o es que tuviste sexo en algún callejón?
De inmediato Louis había elevado la mirada y lo primero que hizo fue fruncir el entrecejo.
Maldita sea. Se dijo a sí mismo.
Maldito Harry.
Louis resopló, al escuchar ese tono de voz provocativo a una de sus tantas y típicas discusiones. La mayoría sin sentido.
—Solo a ti se te ocurriría tener sexo en un callejón, por lo vulgar que eres —respondió con una media sonrisa altiva—. Yo puedo costearme un buen hotel si así lo quisiera.
Harry sonrió, limpiándose la comisura de los labios con el pulgar.
Louis rodó los ojos al percatarse que ese alfa lo estaba escaneando con la mirada. Ya lo había visto hacer eso con anterioridad, siempre con el objetivo de señalarle algo. Le diría algo de su ropa o la caja de donas... lo que sea. La verdad era que Harry en ocasiones era fácil de leer, en términos expresivos. Pero a veces podía ser todo un patán hábilmente mentiroso.
—Apártate. —dijo Louis cansado de ese silencio.
Habían estado tan distraídos en el inicio de su charla que, la chica que era la otra causante de esa escena poco desvergonzada, se encontraba ahí, completamente ignorada. Estaba a nada de fusionarse con la pared.
Harry solo pudo abrir la boca pues la omega se había adelantado en mover sus manos para atraer su cuerpo.
—Vamos, alfa, déjale pasar y sigamos con lo nuestro. —dijo ella con una voz melosa.
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El día opuesto L.S. (Omegaverse)
FanfictionLouis y Harry no se soportan, pero en el día opuesto, lo contrario ha de ocurrir. A CONSIDERAR: - Harry alfa / Louis omega. - Enemies to lovers. - Historia corta. - Si hay errores puedes señalarlo, así podré corregirlos. - Si la historia no es de tu...