Capítulo 6

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—¿Y tú quién eres? —dijo la mujer con tono crispado. Volteó hacia Harry agregando—: ¿Quién es él?

Louis rodó los ojos y solo caminó pasando de lado hacia la sala de estar. Tomó asiento sobre el futón y estiró los brazos por encima de su cabeza. Murmuró algo como una queja sobre su día en el trabajo cuando tecleó en su móvil lo que sería un mensaje para su jefe. Tanto Harry como la chica solo observaron.

—¿Qué, no te irás? —habló Louis con un tono particular. Agrio, fastidiado tal vez.

Molesta, la omega se aferró al brazo de Harry exigiendo una respuesta

—¡¿Quién demonios es este?! —repitió alzando la voz y mirando con desprecio a Louis.

—Cielo, es mejor que te vayas —dijo Louis antes de que Harry abriese la boca—. Créeme, no querrás estar aquí.

—¿De qué está hablando? —preguntó ella con insistencia, intrigada.

Ya quisiera saber Harry el porqué de la visita de su vecino, pero desconocía el motivo. Lo único que podría confirmar en ese instante es que Louis era particularmente impredecible. Como aquella primera vez en que el enojado omega se asomó por su balcón para tirarle unos preservativos caducados. Lo extraño fue que parecía de lo más natural -casi tranquilo e inofensivo- cuando lo llamó por su nombre, incluso le había sonreído; entonces uno de los condones dio en su cara y otro en el cabello de su acompañante.

«¿Qué es lo que está formulando en esa terca cabecita?», se preguntó a sí mismo.

—Oh, que mal educado fui —Se adelantó a contestar el omega—. Soy Louis, el esclavo sexual de Harry.

¿Qué?

—¡¿Qué?! —dijeron el alfa y la mujer al unísono.

—¿No te lo dijo? —Louis esbozó un gesto apacible— Puede que seas su nueva conquista, ahora lo entiendo. —Asintió repetidamente, pareciendo estar convencido de sus propias palabras—. De todos modos, ya aprenderás, supongo. Con el tiempo llegas a acostumbrarte, a servirle al amo, ya sabes cosas de dominantes.

A Harry casi se le cae la mandíbula de la impresión cuando el omega le guiñó un ojo de manera cómplice.

—¿Tienes buena resistencia? —continuó Louis, esta vez inclinando la cabeza aparentando interés— Es un requisito muy bien especificado en el contrato, ya que a veces Harry se deja llevar por el momento del sexo rudo y salvaje —Louis dio un respingo en su lugar como si hubiese recordado algo importante—. ¿Ya mencioné las prácticas de BDSM?

La omega miró a Harry de soslayo y aflojó el agarre en el brazo.

—Le encanta el juego de palabras sucias, y decir mil groserías mientras usa el látigo en el trasero. —Siguió parloteando Louis, bastante animoso—. Una vez me vistió con uniforme de porrista y quiso que me pusiera los pompones en los pezones. La verdad es que Harry suele ser muy exigente, más cuando le gusta filmarnos teniendo sexo, ¿ya te dije que también suele usar chocolate y fresas? ¡Uf! ya te imaginarás cuál es la crema que acompaña la fruta. Su fetiche favorito.

Para ese momento la chica se había despegado completamente de Harry. Tenía la mirada divagante, como si analizara alguna otra salida además de la puerta y Louis seguía hablando sobre lo que supuestamente él hacía en la cama cuando estaba con su "amo"

—¡Animal mío! ¡Mi bestia, lléname! debes de gritarlo justo así, fuerte y claro —continuó Louis en tono estridente, a momentos sonriendo con cinismo—. Eso pone durísimo a Edward el magnífico, crece como el doble. Otro consejo que puedo darte es que por nada del mundo tengas sexo cuando entres en celo, porque te puede ocurrir lo mismo que a mí.

El día opuesto L.S. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora