Capítulo 9

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—Un momento —dijo Harry deteniéndose—. Lo que acabas de decir... ¿debo asumir que tienes una playlist así, y que yo tengo una canción en ella?

—No —contestó Louis y Harry se sintió extrañamente excluido por lo siguiente—: No nos conocemos lo suficiente como para dedicarte una.

Puede que usara un tonito burlón, pero era verdad. La atracción que sintieron en ese entonces fue fugaz y ciertamente terminó en un mal entendido que más allá de dejarle un corazón roto -en toda la definición de la palabra-, solo fue una mala experiencia.

—Mmm... —murmuró Harry con aceptación ante lo dicho, pero lo cierto era que de alguna forma se sentía desplazado.

—¿Qué, decepcionado? —dijo Louis, quien se adelantó unos pasos para ver el rostro de su vecino.

No hubo respuesta, solo una sutil mirada agachada.

—No sé si lo entendiste bien —explicó con una micra de diversión disimulada en la comisura de sus labios—, pero esa playlist no está hecha de buenos recuerdos precisamente.

Le tomó un par de segundos antes de elevar la mirada y ver a Louis encogerse de hombros mientras se volvía de espaldas con una sonrisita más notoria en su rostro.

Cuando al fin entendió lo que el omega quiso decir, lo alcanzó dando un par de zancadas y así retomaron el camino. Harry sintiéndose aliviado de que Louis no lo considere un recuerdo hiriente.





Faltando un cuarto de hora para las siete de la noche, Louis no dejaba de protestar en contra de la nueva estrategia de ventas que a su jefe se le ocurrió esa misma tarde. Y es que Sander había pasado más de dos horas tratando de entender cómo es que podía viralizar un tiktok de la cafetería.

—No lo haré —Se negó con firmeza como por décima vez desde que vio los nuevos accesorios para el uniforme—, esto es ridículo.

—Por favor, Louis, solo es un mandil y un moño —respondió su jefe, extendiéndole lo mencionado.

—Un mandil rosa con encaje —le aclaró—, y no te pases de listo, ¿olvidas esas horribles orejas? —señaló la vincha con los ojos.

Sander soltó una risita culpable y agregó—: Pero son unas adorables orejitas que se te verán muy bien.

Louis se cruzó de brazos y negó con la cabeza.

—Brendan lo tomó con mejor ánimo —murmuró Sander al pasar por su costado dejando los accesorios sobre una mesa—, además... —añadió— planeaba darles un bono extra si hacían esto.

Para ese momento Sander ingresó de nuevo a la cafetería.

—¿Qué te parece, me veo adorable? —preguntó Brendan luciendo el mandil y las orejas frente a su amigo.

—¿Por qué yo? —rezongó Louis—, ¿por ser omega? ¡¿no es eso un atropello en contra de mis derechos ciudadanos?! —Se desparramó en una de las sillas.

—No es por eso —contestó Brendan tecleando algo en su celular e interrumpiéndose a sí mismo—. Lizzie pregunta si te gustaron las galletas, ¿les faltó algo?

—No, dile que mis felicitaciones a la chef por tan deliciosas galletas.

Brendan sonrió agradecido con su compañero por el halago hacia la comida de su novia. Y sonrió aun más al ver el sticker de Lizzie, como respuesta: un gato con los ojitos emocionados.

El día opuesto L.S. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora