Capitulo 2: Honor, honor, honor...

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Todos los Stark se quedaron mirando al príncipe Targaryen extrañados, sin saber de que hablaba el joven al referirse al destino de Sansa.

-Disculpe, alteza- Sansa mira desconcertada a Daeron- no entiendo a que se refiere con eso.

Daeron mira a la joven pelirroja a los ojos e inmediatamente ve que, a pesar de su altura y físico, aún es una niña que vive en cuentos de hadas y de príncipes azules.

-Me refiero al por qué de nuestra visita. No estamos aquí por lo bonito que sea el Norte, querida- Arya sigue mirando desafiante a Daeron, mientras que Robb solo se fija en sus ojos violetas- Robert quiere que tu padre sea la mano del rey y que tu te cases con Joffrey, su hijo mayor.

Todos se quedaron paralizados, aunque el rostro de Sansa se iluminó con una enorme sonrisa.

-Voy a ser reina? - Sansa estaba completamente feliz y no entendía el drama del peliblanco. Esa noticia era fantástica.

-No estés tan contenta querida. Joffrey es un maltratador y un sádico asqueroso. Te tratará de formas horribles. Te aconsejaría que no aceptes el matrimonio o que hables con tu padre para que no lo acepte.

Sansa mira mal a Daeron ante su comentario y sus insultos hacia su futuro prometido.

-No me lo creo. Solo estáis celoso porque el rey ha decidido casarme con su hijo y no te casará a ti con el- Sansa avanza para recriminarle a Daeron.

-Sansa! Cállate ahora mismo. Disculpe el comportamiento de mi hermana, alteza- Robb Stark calla a su hermana y se disculpa con Adrián en su nombre, sin dejar de mirar los hermosos ojos del chico Targaryen ni un segundo.

-No pasa nada, no lo tendré en cuenta. Al fin y al cabo es solo una niña jugando a ser princesa. Por cierto, Robb; convence a tu padre de no ir a Desembarco del Rey y sobre todo de no atacar a Cersei Lannister. Yo se por qué lo digo.

Todos vuelven sus ojos a Daeron otra vez, extrañados por los consejos y comentarios del príncipe, el cual tenia una lengua bastante afilada.

-Disculpad, Alteza, no entiendo a qué os referís- Robb se queda mirando al hermoso príncipe Targaryen sin entender lo que pretende- por qué no habláis claro?

Daeron miró a los bastagos de los Stark y se fija en Arya, la pequeña que desde que llegó lo ha mirado de una forma un tanto inquisitiva. Daeron mantiene su mirada fría y su semblante sereno.

-Como te llamas, pequeña? -la joven mira a Daeron como si la hubiese ofendido terriblemente y lo mira aún peor.

-No soy pequeña!- la niña se pone de puntillas para enfrentar al príncipe- Soy Arya Stark de Invernalia.

Daeron ríe ante el comentario de la pequeña. Todos sus hermanos parecen contener la respiración por miedo a que el príncipe se sintiese ofendiendo por su hermana.
El príncipe no aparta su mirada de la joven, que realmente le parece un humano bastante extraño.

-Bien, Arya Stark. Eres una mujer con carácter, serías una gran caballero. Me gusta tu actitud—el rostro de la niña se suaviza ante el comentario del príncipe.

-De verdad creéis eso, Alteza?- la niña lo mira con ilusión en sus ojos- podría ser caballero?

-Podrías— Daeron vuelve a mirar a Robb y luego a la niña–Aunque te recomiendo que aprendas a controlar tus impulsos. Imagínate que yo soy tu enemigo; tengo un dragón, podrías vencerme abiertamente? No, no puedes, entonces no debes demostrar tus verdaderas intenciones hacia mi– Arya mira al principe con curiosidad– hay que saber elegir a los enemigos, reconocer sus fuerzas y también el momento en el que enfrentarlos. Si aprendes esto, llegarás lejos en el juego de tronos, niña.

Daeron mira a Robb y le hace una seña para que lo siga adentro. El joven Stark sigue al peliblanco hasta un lugar alejado del resto, una sala completamente vacía a la que Robb iba a veces a relajarse.

-Nedd Stark no puede ir a Desembarco del Rey, debes evitarlo a toda costa–Daeron susurra muy cerca de Robb

Robb se extraña ante la cercanía de príncipe, es joven y muy lindo. Desde esa cercanía puede apreciar los detalles de sus ojos púrpura y las pecas que antes no había notado. El príncipe era realmente un monumento a la belleza y solo un ciego no babearía al tenerlo tan cerca.

-¿Por qué?– Robb susurra también muy cerca de Daeron– ¿que pasa con mi padre?

-Te diré lo que sé. Tu padre no durará mucho en Desembarco del Rey; es un hombre de honor y la capital es un nido de ratas, literal y metafóricamente. El honor no sirve cuando juegas el juego de tronos, se lo dije a tu hermana y tu debes decirselo a tu padre; si se enfrenta a la reina no va a acabar bien.

Robb mira con confusión a los ojos del príncipe, extrañado por sus palabras, pero había algo que lo encitaba a creer en su palabra. Esos ojos tan hermosos no podrían mentirle, no?

-Daeron, ¿por qué mi padre se enfrentaría a la reina? No lo entiendo– sigue observando al príncipe

Daeron mira a Robb a los ojos también, era un muchacho alto y precioso. Era moreno, con rizos, porte de rey, con músculos y una cara terriblemente preciosa.

-Por lo mismo por lo que lo hizo Jon Arryn– se acerca al oído de Robb– no puedo decirte más, solo dile a Nedd Stark que si va a la capital, se dedique a su trabajo y no se meta con la reina y sus hijos. Que no se fíe de nadie porque estará solo.

Robb mira al príncipe y no puede reprimir el impulso de acariciar su cabello blanco mientras analiza cada facción, cada peca, cada línea...

-¿Podrías defenderlo? ¿Crees que sería posible? Por favor–sigue acariciando al príncipe casi sin darse cuenta.

Daeron mira a los ojos a Robb; mira su barba, sus labios, su ancho cuello... Robb era el prototipo de hombre del Norte; alto, fuerte, rudo... era realmente perfecto

-Yo no voy a volver a la capital, Robb. A mi también me quieren muerto

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⏰ Última actualización: Dec 09, 2023 ⏰

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