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𝓣𝓸𝓭𝓸𝓼 𝓺𝓾𝓮𝓻𝓮𝓶𝓸𝓼 𝓵𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓷𝓸 𝓼𝓮 𝓹𝓾𝓮𝓭𝓮, 𝓼𝓸𝓶𝓸𝓼 𝓯𝓪𝓷𝓪́𝓽𝓲𝓬𝓸𝓼 𝓭𝓮 𝓵𝓸 𝓹𝓻𝓸𝓱𝓲𝓫𝓲𝓭𝓸

•𝑴𝒂𝒓𝒊𝒐 𝑩𝒆𝒏𝒆𝒅𝒆𝒕𝒕𝒊•
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↠𝐓𝐫𝐚𝐠𝐞𝐝𝐢𝐚↞


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La luna se mostraba en su punto más alto, brillaba con tal intensidad que era difícil el pasar de largo y no admirarla, era hermosa y particularmente en esta noche brillaba con más intensidad.

En algún lugar, se escuchaban los gritos de dolor de cierta hermosa dama, su cabello tan rojo y brillante como la sangre se pegaba a su frente sudorosa, mientras que sus alucinantes ojos violetas, tenían pequeñas lágrimas... Definitivamente estaba experimentando un dolor terrible, pero el precio de que pronto tendría a su adorado hijo entre sus brazos lo valía.

—Vamos Kushina, tu puedes. —Ánimo el hombre rubio a su lado y quien sostenía su mano. En su perfecto rostro había una pequeña mueca, su esposa tenía una fuerza descomunal y estaba seguro de que si seguia apretando su mano con tal intensidad, tendría que despedirse pronto de ella—. "Por la seguridad de mi mano... Por favor, que esto termine..." —Lloró internamente.

—¡Aaah-aah! ¡Maldito seas Minato! Juro que si me vuelves a hacer pasar por otra tortura como esta... ¡Te castro, joder! Agh!!! Aaahh!

La amenaza de la peli-roja provocó que el rostro del Hokage perdiera todo atisbo de color, estaba completamente seguro que su mujer sería capaz de lograr tal azaña, así que mejor no volvía a arriesgarse, al final de cuentas, no tenía la intensión de tener más hijos, con uno bastaba y sobraba.

Unos tortuosos minutos después, lleno de maldiciones y amenzas por parte de la Uzumaki, al fin se escuchó un fuerte llanto por toda la habitación, cosa que provocó la alegría en los recientes padres, los cuales abrazaron a su bebé como su pequeño tesoro.

Su niño era simplemente precioso y era una mezcla perfecta de ellos, su cabello era rubio brillante como su padre, mientras que sus ojitos eran de diferentes colores, —Violeta y Azul para ser exactos— lo cual les indicó que su pequeño presentaba heterocromía completa, sin embargo, eso no oscurecía el hecho de que fuera lo más hermoso que sus ojos hayan visto y lo más curioso y tierno era que sus mejillas eran adornadas por tres mariquitas de zorro o gato, lo cual atribuyeron al Kyubi.

—Gracias Kushina... —Susurró el rubio besando con cariño y profundo amor su frente—. Gracias por brindarme una familia... Te amo... Los amo...

Y nosotros a ti, Minato...

El momento era perfecto y la enfermera que los observaba no quería arruinarlo, sin embargo, sabía que su situación no era tan normal como en cualquier embarazo, ya que la peli-roja era la Jinchuriki actual de Kyubi no Yo no, y eso provocaba que el sello que retenía al bijuu se debilitara ante el embarazo, razón por la cual tuvieron que alejarse a una gran distancia de la aldea.

Ahora que Kushina ya había dado a luz, era momento de reforzar el sello para evitar cualquier contra tiempo, sin embargo, antes de que Minato se pusiera en marcha, todo a su alrededor se volvió un caos, paso de una manera tan rápida que no le dio tiempo a reaccionar y solo lo hizo cuando escucho él llanto de su hijo, quien estaba en brazos de un enmascarado.

➳♥ El Tesoro del ZorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora