➳♥ El Tesoro del Zorro

☪Capítulo 2☪

⛓ Kyubi ⛓

-¡Maldición! ¿Por qué comenzó a llover de repente? -suspiró el menor mientras observaba la lluvia caer desde su ventana.

Las clases en la academia se habían cancelado por el día de hoy, al parecer se presentó un inconveniente que involucraba a todos los chunnins y decidieron dejarle el día libre a los estudiantes.

Para Naruto no resultaba nada agradable, ya que le tocaba quedarse solo en su apartamento y no tenía nada que hacer.

-Y justo que hoy me levante temprano... -Se quejó haciendo berrinche-. Bueno...

El menor suspiró mientras se dejaba caer en su cama mirando su techo como si fuese lo más interesante del mundo. Cerró sus ojos por un momento mientras divagaba un poco entre sus memorias, recordando específicamente su cumpleaños #10, ya que en ese cumpleaños los aldeanos se habían empeñado en lastimarlo más que los años anteriores. Por acto de reflejo llevo su mano a la cicatriz que adornaba su mano, suspiro de manera temblorosa.

Aún recordaba con amargura las sonrisas que ellos presentaban cuando con cada cosa que tenían a su alcanze lo lastimaban... Su cuerpo temblo y le recorrió un escalofrío frío por toda su columna.

Negó con la cabeza para despejar aquellos horribles recuerdos, cerró sus ojos con fuerza deseando eliminar esas imágenes que muchas veces lograban despertarlo asustado por la noche. Soltó un hondo suspiro, mientras abría nuevamente sus ojos, sin embargo, lo que se encontro fue algo muy diferente a su cuarto.

-¿Qué mierda...? -Susurró por lo bajo al encontrarse en lo que parecía ser una alcantarilla que estaba llena de agua, sin embargo, esta solo le llegaba a las rodillas y no lograba mojarlo. El rubio dejó que su ceño se frunciera mientras a pasos nerviosos se encaminaba adelante de la alcantarilla.

A medida que se acercaba al final de la alcantarilla, su respiración se volvía más pesada y errática, de algún modo le causaba cierto terror seguir caminando, sin embargo, no podía evitar que la latente curiosidad que estaba en él, evitara que continuara su camino.

Cuando llego al final de su camino, se encontró una gran reja que en su centro tenía un sello, paso saliva de manera nerviosa, su corazón latía de manera enormemente rápida y parecía ser que su voz se había quedado atorada en su garganta.

-¿Tienes tanto miedo? -La inesperada y oscura voz lo saco de su su aturdimiento y logró ponerle la piel de gallina.

-A-ah... ¿Q-quién...? -Balbuceo asustado mientras miraba a todas direcciones buscando de a dónde había salido aquella voz, la cual reconoció como la voz que escucho en su apartamento de un momento a otro.

-Bah... Pequeño ratón asustadizo.
-Se burló aquella voz logrando que el menor, por un breve momento, dejara su miedo de lado y que a cambio fuera reemplazado por enojo.