Uno

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Un fijo color gris... un blanco y negro que envolvía totalmente el entorno, un gris inamovible... una falta de color hecha mundo.

Un administrador, un hombre con un buen puesto de trabajo, con una oficina grande, llena de utensilios de gusto personal y material suficiente para realizar sus labores de inicio a fin el día a día. Empezando sus días laborales a las 7:00 a.m sin falta alguna, finalizando a una hora no determinada, yendo a su amplio y lujoso hogar muchas veces a altas horas de la noche, para entrar y darse lujo con todo lo que se encontraba en ella... desde un televisor enorme, sillones de una calidad exorbitante, muebles finos con excelentes acabados, todo lo que se pudiera necesitar para vivir plena y cómodamente... pero, ¿y el color?

El hombre, llegaba aveces a echarse al sillón que está frente a su televisor en su amplia sala de estar, viendo unos minutos para apagarla, luego asearse e irse a su enorme cama con sábanas de una seda inigualable, así terminar el día y al despertar iniciar uno exactamente igual... pero, si lo esta todo, ¿por qué el gris es inamovible? Incluso tiene un dicho lleno de confianza en su trabajo... "Dejaselo a Forster" que usa el mismo y todo empleado que lo conoce.

Aparentemente todo está bien, pero hay algo... hay una puerta que no ha sido abierta durante años.






























- ¡Hey, señorita! Por favor, hemos hablado de ello, yo constaba con unas calificaciones excelentes en preparatoria... ¿no cree que seria un acierto considerar?
Se que me falta la experiencia, pero puedo ganarla, eso se lo aseguro, además, si lo piensa mejor... nunca se arrepentirá, eso es algo seguro.

- Perdoneme señor Forster, no nos interesa por el momento contratarle.

- No no no no, ¿que tal si lo piensa estos dí...? ¿Hey? ¿Hola? Ah... mierda, colgó.

La llamada que espere por semanas, me había dejado con una enorme decepción de todo... era mi última esperanza. Estos días solo he recibido llamadas donde me rechazan a pesar de que hay HECHOS que muestran lo valioso que soy... son tan pequeños para ver grandezas.

Al intentar marcar de nuevo, nadie contesto, por lo cual fuertemente deje el teléfono encima de una mesa de noche, que tengo al lado de mi cama. Me ponía tan frustrado que mi esfuerzo haya sido en vano, parecía que nunca encontraría trabajo a pesar de estarlo buscando por meses, ¡MESES!

Solo se dedicaban a menospreciarme, son unos malnacidos, soy un ser completamente auténtico para que me dejen de lado por sus estupidas superficialidades y complejos.

Me senté desanimado en la cama, pensando que podía hacer, apretando los dientes y viendo perdidamente hacia el suelo. Mejor decidí salir a dar una vuelta, quizá eso me hiciera sentir mejor.

El día estaba tan iluminado que combinaria conmigo si me pasara algo bueno, pero toda esta mierda se dedicada a que fuera el día de todos menos para mi. Pensé en practicar algo de parkour para sacar el estrés, pero decidí caminar un poco más por el parque, ya que me encantan las zonas verdes, las amo más que nada... son lo mejor que puede haber en ciudades. Gracias Dios por permitirme vivir en la capital y no en el sur.

Me sente en mi banca favorita, que esta en el rincón cerca de una fuente y tiene varios árboles grandes atrás, que brindan una sombra espectacular, cuando me senté, había un tipo en una banca cercana, el cual estaba... no lo se, ¿ansioso? Parecía hacer movimientos raros con las manos cuando llegó una mujer a su lado estuvieron hablando por minutos, parecía algo serio y ella se comportaba como si le estuviera dando ánimos. Entonces sonó su celular, el lo sacó al instante y respondió:

Leave it to Forster. / Edgar&Colette. / Brawl StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora