2. Volver a empezar.

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—Última caja– susurró agotado cerrando la puerta.
Observó su nueva casa.

Llena de cajas, pero con mucha claridad, debido a los grandes ventanales que había. Muchos muebles ya están en su respectivo sitio, ya que toda la semana estuvo haciendo mudanza.

Buen lugar para empezar de nuevo.

Escucho un golpe suave en la puerta, se acercó y de inmediato abrió.

— Hola, cariño ¿Qué tal con la nueva casa? ¿Te gusta? Te lo prometo, Sword, es lo mejor que pude encontrar para ustedes.

— ¡Herín! — Abrazó a su amiga. — Si me ayudas a desempacar se vería más hermosa, estoy en un mar de cajas–. Renegó. Una hermosa mujer tenía delante, vestida de un traje y falda que hacían resaltar sus curvas, ojos gatunos color verde y un cabello largo tan negro como la noche. Su tez blanca, pero con un ligero bronceado. Siempre la consideró alguien hermosa.

— Creo que estaré ocupada vendiendo otra casa– canturreo la mujer. — ¡Oye no me veas así! Consíguete a alguien con más músculos y de preferencia sexy y tal vez podrían tomar un café y–

— Para–. Dio media vuelta y empezó a abrir unas cajas. — Estoy más que fuera del campo de batalla, con lo que pasé con Celina fue más que suficiente

— Sword, tienes que sanar lo que ella hizo, ella no volverá a buscarlos, aparte, no puedes cerrar tu corazón de esa forma.

— Claro que puedo. ¿8 años de relación? ¿6 años de drogas, alcohol y mucho sexo sin consentimiento ? ¿4 años de agresiones sin defensa propia? ¿3 de terapia para levantar mi autoestima destruida? ¿1 año y tres meses de solo luz?

8 meses de no saber nada de ella, abandonar a tu hija porque tu vida llena de excesos no es suficiente, Herín. El juez me dio la potestad completa al ella no presentarse al juicio a tiempo y llegar drogada con extásis.

Tomó una bocana de aire. Se había contenido durante mucho tiempo. Sus manos temblaban ligeramente.

— Ahora Lana tiene 8 meses, que aunque sí, hubiera sido mucho mejor la leche materna directa para ella, fue lo mejor que pudo hacer Celina. Bendita la alimentación complementaria y leche de fórmula. Si tengo que arrancarme las uñas por defenderla de todo lo que yo viví o peor, lo haré. Por eso cambié de cuidad, transformé hábitos y anhelo empezar de cero, así que no. No me quiero enamorar de nadie.

— Sword...

— Y no necesito sexo casual, lo sabes. Soy afortunado de que mi testosterona no es tan alta para no tener tantas ganas.

Un suspiro acompañado de una sonrisa le hizo sonreír.

— ¿Dónde está el pequeño diablo?

— Ven—.

Le guió hasta una habitación, colores pasteles y blancos. Una hermosa cuna color nieve con un gran velo iluminada por el reflejo de unos pequeños rayos de sol se encontraba en el centro de la estancia. El dormitorio estaba ordenado.

— Veo que has sido más rápido con ella.

— Un bebé de 8 meses no puede vivir en el polvo, ¿qué no sabes de eso?

— Hum- encogió sus hombros — Fui niñera, no mamá, todo lo preparaban ellas, yo solo me dedicaba a cuidar a sus pequeños demonios tiernos.– rodeó la cuna cual leona sigilosa, se sentía exhausto. — Magnífico, como veo que estás instalado, te diré, los vecinos son... afectuosos, a unas cuadras encontrarás a Reina. Cambió de casa, así que deberías de llamarla para qué actualicen su agenda...

— ¿Sigue con..?
— Tiene un niño de 4, y Yue de 8, debes de actualizar tu sistema.

— Desaparecí por mucho tiempo....

Folie à deux Donde viven las historias. Descúbrelo ahora