Capítulo 5

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—¿Crees que estará allí? —preguntó Yeonjun mientras Soobin y él esperaban el ascensor. Se limpió las palmas de las manos en los pantalones. Aún no sabía lo que le iba a decir a Beomgyu .

—No sé. No estoy al tanto de su agenda. Pero si lo está, me largaré para que puedas hablar con él.

—Gracias, hombre.

—De cualquier forma, no te sorprendas si te rechaza. Es antisocial.

Yeonjun podía identificarse con eso. Bueno, él podía identificarse con el deseo de ser así. Estaba cansado de estar siempre rodeado de tantas personas. La gente parecía congregarse a su alrededor dondequiera que fuera. En clase siempre recibía incontables invitaciones para salir o para ir a fiestas. Pensó que cuando saliera del colegio perdería amigos, tal vez hasta desaparecería en el olvido social, pero eso no pasó en absoluto. A veces pensaba que el ser gay había hecho que la gente se sintiera más interesada en ser una de sus amistades, como si él fuera uno de los puntos en la lista de cosas que hace a la gente genial.

Soobin no era así. Habían sido amigos desde que eran estudiantes de primer año, principalmente porque Soobin nunca paraba de hablar de béisbol y a Yeonjun nunca le había molestado escuchar. Además, sabía que siempre podía contar con él. Lo había probado en más de una ocasión cuando otros jugadores le dirigían insultos homófobos a Yeonjun . El que fuera lanzador no ayudaba en nada, había escuchado una buena cantidad de bromas sobre lanzadores/receptores. ¿La gente le hacía pasar malos ratos como ese a Beomgyu ? Esperaba que no. Lo volvía loco solo pensarlo.

Soobin empujó la puerta para abrirla y entrar en su dormitorio, pero Yeonjun se quedó en el pasillo. Había algo en Beomgyu que hacía que sus entrañas se retorcieran; quería tanto darle una buena impresión y poder conocerlo mejor.

Soobin se giró y le dirigió una mirada extrañada.

—¿Vas a entrar?

Yeonjun entró al cuarto e inmediatamente miró a su derecha para ver a Beomgyu sentado con las piernas cruzadas sobre su cama con una libreta en el regazo. Tenía un libro de texto abierto frente a él. Yeonjun le ofreció una sonrisa, pero Beomgyu se quedó sentado inmóvil con una expresión desconcertada en el rostro.

Soobin le dio una palmada en el hombro a Yeonjun .

—Oye, espera aquí un minuto, necesito ir al baño.

—C-claro. —La puerta se cerró detrás de Soobin , pero ni Yeonjun ni Beomgyu se movieron. Yeonjun sabía que debía hacer algo. ¡La confianza es sexy! Caminó hacia la orilla de la cama de Hunjin y alisó la manta, luego se sentó—. Bueno, ¿cómo estás?

Beomgyu jugueteaba con su libreta, lo que atrajo la atención de Yeonjun hacia sus piernas desnudas. Sus ojos viajaron de los muslos a los bóxers rojos que Beomgyu trataba de ocultar, y Yeonjun se lamió los labios involuntariamente.

—Bien. Ahora mismo haciendo la tarea de matemáticas. —Beomgyu bajó la mirada y volvió a escribir en la libreta.

¡Ahí tienes conversación!

Con Beomgyu distraído, Yeonjun se permitió estudiarlo más de cerca. Parecía como si acabara de salir de la ducha. Su cabello estaba húmedo y hacia atrás como si hubiera estado pasando sus dedos por él. Con la mano izquierda Beomgyu había estado frotando distraídamente sus pies descalzos y doblando los dedos. Dios, Yeonjun quería ser el que estuviera tocándolo de esa manera. ¿Debería haber vestido una de sus camisetas sin mangas para mostrar sus hombros y la parte superior de sus brazos definidos? Tal vez eso habría atraído la atención de Beomgyu . Llevaba una camiseta sencilla y holgada, pero aun así estaba endemoniadamente sexy con ella. Yeonjun se concentró en la parte delantera de la camiseta.

—1+1=10

Beomgyu levantó el rostro.

—¿Huh?

—Tu camiseta. Dice uno más uno es igual a diez. —Ah. Sí, es una broma. —Beomgyu sonrió—. En realidad dice uno más uno es igual a dos. Diez sería un uno y un cero.

Yeonjun no tenía ni idea de lo que hablaba Beomgyu .

Su confusión debió ser notoria porque Beomgyu además explicó:

—Uno, cero es como se escribe el número dos en código binario.

Sí, eso seguía sin tener ningún sentido.

—Es complicado —dijo Beomgyu , como si tratara de tranquilizarlo afirmando que no era un completo idiota.

Yeonjun miró alrededor de la habitación desesperado por encontrar algo de qué hablar.

—Soobin me dijo que te gusta Blattlestar Galactica.

El rostro de Beomgyu se iluminó momentáneamente.

—Sí, ¿a ti?

—Uh... no. Es decir, no sé. ¿Tal vez podamos pasar el rato viéndolo juntos alguna vez?

Beomgyu lo consideró un momento.

—Estoy bastante ocupado con mis clases, las tutorías y todo lo demás. Eso no sonaba prometedor. Yeonjun luchaba por recuperarse.

—¡Oye! Tenía la intención de preguntarte por eso. Por la tutoría. Realmente no me vendría mal tu ayuda con mi clase de estadística. Fuera del centro de tutorías, quiero decir.

—¿Cómo un tutor privado? Pero el centro es gratis.

—Lo sé, pero las horas no cuadran con mi horario. Y me gusta la forma en que explicas las cosas. Realmente me ayudaste el otro día con los intervalos de confianza. Soobin dijo que podrías estar dispuesto.

Beomgyu golpeó su lápiz contra la libreta.

—Está bien, tengo algo de tiempo el domingo.

—Eso sería increíble. Muchas gracias.

Eso le daría a Yeonjun tiempo suficiente para que se le ocurriera un plan de juego.

A un golpe de la victoria [Yeongyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora