Capítulo 8

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—¿Qué es esto? —dijo Beomgyu en voz alta, aun cuando estaba solo en su cuarto. Acababa de regresar de tomar un baño para encontrarse con una tarjeta pequeña y doblada en medio de su escritorio. Soobin debía haberla dejado antes de ir a clase. El frente de la tarjeta estaba en blanco, pero en el interior había un mensaje: GF YFODSF ONTDS RXQ JHZ KXCDZ ZH JF YFODZ ONTDS RXQ GN BDSADJJFS.

Sin firma. Extraño. Miró por encima de su hombro y observó alrededor del cuarto para ver si había algo fuera de lo común. No, nada inusual salvo la tarjeta. Pero ¿quién pudo dejarla? ¿Y por qué? Soobin no sabía nada de criptología. No podía ser de él. ¿Formaba parte de la competición de criptología? ¿Entregarían notas al azar a los participantes? Tampoco parecía probable, no a menos que la hubieran entregado en mano, ¿de qué otra manera podían asegurarse de quién la recibiría?

Miró su reloj. Diablos. Solo tenía unos minutos antes de irse a clase. El mensaje tendría que esperar. No, se lo llevaría consigo. Si la clase era tranquila, podría jugar con el código. Probablemente no podría descifrarlo a mano, pero ¿quién sabe? Podría tener suerte. No podía esperar a averiguarlo. Una vez que supiera qué decía, podría determinar quién lo había enviado. Se sentó en clase, escuchando a media la explicación mientras escribía notas sobre la frecuencia de caracteres. Primero intentó cambiar la H por la A, Q por E, Z por L, N por I y X por U, lo que dio el resultado: GA YAODSA OITDS VUE JAL KUEDZ LA JA YHODL OITDS VUE GI BDSADJJAS. Suspiró, sabiendo que el mensaje era demasiado corto para esperar que las frecuencias se comportaran en una manera predecible. ¡Qué daría por tener diez minutos con su ordenador portátil! Una de las palabras de tres letras era algo como 'que' o 'con'. Y también notó que había palabras repetidas.

El profesor de física hablaba monótonamente mientras Beomgyu seguía trabajando en descifrar el mensaje, esperando que el criptógrafo hubiera empleado la sustitución monoalfabética. No obstante, sin saber la clave y el esquema de cifrado, sus intentos eran en vano. Tan pronto como la clase terminó, fue rápidamente a la biblioteca, donde encontró una mesa vacía y encendió su ordenador portátil. Inició Python y pasó el texto cifrado por sus programas para descifrarlo. ¡Bingo! El criptógrafo usó una cifra afín con una clave multiplicativa de siete y adicionó una clave de tres. El mensaje descifrado decía: TE DEJARE JUGAR CON MIS BOLAS SI ME DEJAS JUGAR CON TU WARHAMMER.

Beomgyu se rió en voz alta y luego se cubrió la boca con las manos al notar que estaba en la biblioteca. Por todos los cielos, ¡era de Yeonjun! Pero ¿cómo había aprendido a encriptar un mensaje? ¿Y por qué? Bien, por qué era obvio. Beomgyu suspiró y pensó en la conversación que habían tenido en los baños la semana pasada. Él le había dicho a Yeonjun que las cosas entre ellos no funcionarían. Recordaba sus palabras exactas: tú juegas al béisbol y yo juego Warhammer. ¿Sabía Yeonjun siquiera qué era Warhammer?

Una sonrisa se deslizó en sus facciones cuando releyó el mensaje de Yeonjun. No reflejaba el más romántico de los sentimientos, pero era divertido e inteligente. De cualquier forma no necesitaba este tipo de distracción. Apenas había prestado atención a las clases esa mañana. Suspiró, sacó su libro de física para leer el material que se había perdido en clase.

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Encontró un nuevo mensaje esperándole en su escritorio esa noche. De nuevo, Soobin no estaba por ningún lado. Yeonjun y él estarían confabulándose para entregarlos. El pulso de Beomgyu se aceleró mientras abría la tarjeta para leer el mensaje en ella: AL KLQHYL JNLKTYAL LU JTZJ AVKA LS APLTWV JNL JNPLYTZ. Aunque la idea de sentarse y descifrar el código era muy tentador, dobló la carta y la metió en el cajón de su escritorio. ¡Tenía cosas más importantes que hacer que descifrar notas de amor secretas!

Beomgyu se quitó los zapatos y se acomodó en su cama con el libro de filosofía. Miró brevemente hacia el cajón de su escritorio, donde el mensaje secreto estaba perfectamente escondido. No. Concéntrate. Los deberes eran más importantes.

A un golpe de la victoria [Yeongyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora