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—¡Hola Christopher Bang!—saludó al hombre ignorando que su bicicleta se había caído al suelo, nunca la dejaba caer pero era tan vergonzoso recogerla mientras ese hombre le miraba sonriente.

—Hola, ¿nos vamos?

Seungmin asintió con ganas de tomar su mano para no perderse, Seungmin siempre que solía ir con alguien caminando debía ir tomado de la mano porque se distraía fácilmente y muchas veces caminaba lejos y se perdía de la persona con la que iba.

—No dejes tu bicicleta en el suelo, se dañará y los dueños del restaurant quizá se molesten.

—Oh, los señores Brownie no son así pero lo haré.—recogió la bicicleta y la ancló correctamente a su locker.—¡Listo! ¡Vamos por favor!

—¿Señores Brownie?—fue lo único que había escuchado y se le hizo curioso que el chico lindo los llamara así.

—Sip, son mis amigos y puedo llamarlos así, ¿usted tiene amigos?—comenzó a caminar al lado del mayor y se dió cuenta que era más alto que el y que debía mirar hacia arriba para que sus ojos se encontraran, sintió su rostro caliente cuando el hombre sonrió con ternura, caminaban muy, muy cerca y eso causaba que sus manos rozaran a cada paso.

—Por supuesto que tengo amigos, muchos amigos.—Chris bajó la mirada a las manitos del chico y se dió cuenta que jugueteaba con ellas de manera nerviosa, se estaban acercando a la multitud de personas que esperaban para entrar a la Galería.

Suspiró con inquietud al no saber si era lo correcto lo que quería hacer.

—H-Hay muchas personas en la fila, señor Bang.

—Eso estoy mirando.—se detuvieron a unos metros y una vez más bajó la mirada para notar que el chico se pellizcaba de manera dolorosa con las uñas, no podía permitir que el chico lindo se sintiera nervioso y mucho menos que esperara todo el día para poder entrar a la exhibición de la galería que él mismo dirigía. Un último suspiro y se decidió.—Es hora de entrar.

—Pero, ¿cómo...? Aún no empieza y-y la fila es bastante larga...

Seungmin no pudo continuar ya que el señor Bang tomó su mano derecha y comenzó a avanzar entre la multitud.

Puso de todas sus fuerzas para aferrarse a su mano e ignorar a las personas que les regañaban por pasar empujando.

Cuando se detuvieron fue cuando ya estaban dentro del silencioso pasillo de la Galería.

—Oh por dios.—murmuró aferrándose a la mano de Christopher ante tanta belleza.—¿Así qué...?

—Así es, estas son las nuevas obras del señor Hwang Hyunjin.—le pareció un poco divertido llamar a su amigo así aunque en el rostro del lindo chico pareció sonar genial.

—El señor Hyunjin tiene talento, ¡más que talento! ¿Dónde están las personas? Se supone que en una exposición hay personas. Y se supone que aún no es la hora de entrada, ¡¿por qué entramos?! El supervisor puede regañarnos y echarnos y nunca podré volver.—se escondió detrás del hombre y miraba a los lados por si el "supervisor" entraba.

—Lo que pasa es que esas personas están afuera, esperando que estas puertas sean abiertas por el supervisor.—señaló la gran puerta en la cual no entraron.—Pero sucedió algo importante antes.

—¿Qué sucedió?—se estaba preocupando así que de manera inconsciente se abrazó al brazo del hombre creyendo que había algo dentro y seguía mirando a su alrededor asustado.

22Donde viven las historias. Descúbrelo ahora