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Satiriasis

Concentración profunda en fantasías, impulsos o conductas sexuales que son incontrolables. Esto causa aflicción y problemas en la salud, el trabajo, las relaciones interpersonales u otros aspectos de la vida.

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Era una mañana tranquila en Seúl, los adultos se alistaban para ir a trabajar y los jóvenes para estudiar, el aire era una brisa fresca que chocaba de manera deliciosa en la piel y ahí estaba el.

Jeon Jungkook, el joven prodigio listo para iniciar su mañana, cubrió su cuerpo con una gabardina de color negro que combinaba perfecto con sus botas militares del mismo tono. Tomo sus pertenencias y una vez listo salio de su departamento para continuar con su rutina.

Camino unas cuantas cuadras mientras tarareaba una que otra canción que recordaba, sus manos estaban frías dentro de sus bolsillos pero eso no quitaba la amable sonrisa que regalaba a sus vecinos como era costumbre. Casi al llegar cruzó por un callejón oscuro del que desprendía un olor desagradable, arrugó su nariz intentando caminar rápido para alejarse de aquel hedor y cuando lo logro se dio cuenta que había llegado a su destino.

Se adentro en el lugar haciendo que la puerta chocara con una campanilla anunciando su llegada, adoraba el olor a café y el agradable calor en el pecho que este le brindaba, pronto se acercó al mostrador y espero ser a atendido.

— Buen día Jungkook — saludó la mesera de baja estatura al otro del mostrador.

— Buen día Minju — respondió el susodicho con una sonrisa.

— ¿Lo mismo de siempre? — pregunto la empleada casi segura de la respuesta del pelinegro.

Este reviso el reloj que adornaba su muñeca y negó levemente con la cabeza.

— Hoy no Minju, tengo mucho tiempo sin probar algo diferente a lo que acostumbro, ¿Que me recomiendas? — respondió devolviéndole la mirada a la pequeña chica.

Esta alzo sus cejas un tanto sorprendida pero rápidamente respondió a la pregunta de su cliente.

— ¿Que te parece un café bombón? Es un poco más dulce que tu adorado americano pero es delicioso.

El pelinegro alzo una ceja curioso y acepto con una sonrisa, pronto su bebida fue preparada y entregada, pagó y tomó su café antes de salir. Una vez afuera acercó el vaso a sus labios y dio un pequeño sorbo a su bebida, al segundo lo alejo al sentirse empalagado.

Era demasiado dulce para su gusto.

Sin más remedio emprendió nuevamente su camino hacia su hogar pero al pasar por el callejón de fétido hedor algo lo hizo detenerse. No sabia el porqué pero antes de darse cuenta ya se estaba adentrando en pasos lentos a aquel lugar, rápido se percato de donde venía el olor, había mínimo 4 contenedores repletos de basura pero nada fuera de lo común.

Dio media vuelta dispuesto a salir sintiéndose estupido por haber seguido su curiosidad pero un bajo quejido lo hizo detenerse. Giro levemente la cabeza a la dirección de donde provenía dicho sonido y al ver una cabellera rubia casi se desmaya. Se acercó rápidamente encontrando un chico con la ropa rasgada y múltiples golpes en las costillas que intentaba levantarse sin éxito, se arrodillo a su lado sin saber que hacer.

— Señor, ¿está bien? Llamaré a una ambulancia — un muy preocupado Jungkook hablaba mientras sacaba su teléfono de su bolsillo.

— No ocupo una jodida ambulancia — dijo entre quejidos el extraño.

— ¿Esta demente? Vea como esta — Jungkook ayudo a que el chico se levantara.

— Solo necesito un baño y una taza de té — respondió este ignorando las preocupaciones del pelinegro.

— Déjeme al menos invitarlo a mi departamento, ahí podrá ducharse y comer algo — insistió.

El rubio se quedó callado un rato pensando en sus posibles hasta que finalmente acepto la propuesta.

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