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Esa misma tarde, después de que Hoseok no hubiera podido ir a su clases, pues ya había pasado más de la mitad. Yoongi llegó a casa.

Hoseok lo vio llegar, con esa sonrisa altanera, sabía lo que había ocasionado.

— Tú, pedazo de gato feo, hiciste que perdiera mis clases.

— Espero te haya gustado el nuevo fondo de pantalla, hoba — se acercó a su oído y susurro — es muy bonito, solo no te vayas a enamorar.

Hoseok solo comenzó a reír y Yoongi siguió de largo, sin saber que le había causado tanta gracia a Hoseok.

Lo que el no sabía era lo que le esperaba en su habitación.

Cuando Yoongi abrió, quedo con la boca abierta. Paredes, closet, cama, escritorio, todo, completamente todo lleno de fotos de Hoseok.

Esa linda y tierna foto la cual él, le había dicho que era ridícula.

Hoseok, vistiendo una botarga de fresa, le causaba tanto dolor de cabeza. Él ama las fresas, pero aborrece que alguien tan irritante como Hoseok lo use. O tal vez, solo le molestaba el hecho de que Hoseok se veía demasiado tierno para su gusto.

— Jung Hoseok — gritó.

Hoseok, una vez escucho su nombre ser gritado, corrió lo más rápido que sus flacuchas piernas se lo permitieron, llegando en cuestión de segundos. Deseando ver la cara de Yoongi.

— ¿Deseas algo de mi, Yoongi?

— Hoseok, ¿Qué es toda esta tontería? —  preguntó mirándolo con enojo.

— No seas mal agradecido Yoongi. Me gusto tanto mi nuevo fondo de pantalla, que quise agradecerte de la misma manera. Nada mejor que con tu foto mía favorita — comenzó a reír.

Yoongi lo tomo del brazo, haciendo que detuviera su risa.

— No es gracioso, Hoseok. ¿Sabes cuanto me tomará quitar todo esto?

— Nadie te está pidiendo que lo hagas — le sonrió.

— No quiero ver tu fea cara todos los días. Es más, muévete, comienza a quitarlas.

— No quiero.

— Hoseok, ¿acaso quieres que le pase algo a tu preciado Mang?

— Ni se te ocurra idiota.

Sin decir nada más, Hoseok comenzó a quitar las fotos, una por una. Todo bajo la atenta mirada de Yoongi, quien se encontraba recargado de la puerta.

— Eso debió costarte demasiado dinero. ¿Son como 200 fotos?. Cierto que eres el consentido de unos papis con dinero.

— Cállate, esto lo pague con mi dinero.

— ¿Tu dinero? — comenzó a reír — El dinero que te da tu padre, sigue siendo de él, Hoseok.

— No sabes nada.

— Y no quiero saberlo, pero que desperdicio. Al menos hubieran sido fotos de alguien lindo.

— Mira idiota, yo soy demasiado lindo, pero tu eres tan molesto que no lo notas. Y trabaje como modelo para una revista de baile, así que este dinero lo gané yo mismo — respondió con enojo.

Yoongi, ya no respondió. Se limito a observarlo y escuchar como Hoseok tiraba maldiciones cada que despegaba una foto. El muy maldito se había llevado toda la mañana haciendo eso, para que ahora estuviera el mismo quitandolas, era gracioso y admirable de ver.

Cuando estaba por quitar las fotos de la puerta volvió hablar.

— Quítate, ya solo quedan estas.

— No quiero.

— Yoongi, de verdad estoy cansado y no soporto un segundo más en esta fea habitación.

— Pues te recuerdo que pasaste toda la mañana haciendo esto, en esta fea habitación.

Hoseok tomó del brazo a Yoongi para empujarlo y moverlo, pero no contó con que Yoongi se había puesto duro. Imposible de mover y lo único que ocasionó es que él casi cayera.

Apuño los ojos con fuerza, esperando el golpe. Golpe que nunca llego.

Yoongi lo sostenía por la cintura.

Sus rostros estaban muy cerca, se miraron por unos cuantos segundos, que para ambos chicos parecieron interminables horas.

Yoongi, nunca había observado los hermosos ojos marrones que tenía Hoseok, tampoco sus bonitas y largas pestasñas y mucho menos el atractivo lunar que tenía este en los labios.

Hoseok, nunca había visto lo penetrantes que eran los ojos de yoongi, lo suave que era su piel y lo esponjosos que eran sus labios. Sin mencionar sus fuertes manos, que ahora se encontraban sosteniendo su cintura, con tanta delicadeza, como si se tratara de un algodón de azúcar.

Ambos rostros comenzaron a tornarse tímidos, pero para suerte de ambos, el timbre sonó.

— Quítate— lo emupujo— te toca conservar esas dos fotos querido, Yoongi — fue lo último que dijo Hoseok, después de salir corriendo y abrirle la puerta a su amigo, quien le pasaría todos los apuntes.

Mientras que en la habitación se quedó Yoongi, con los latidos de su corazón altamente acelerados y su pálida piel completamente roja. Sus manos aún sentían que encajaban perfectamente en la cintura de Hoseok.

DE ROOMIES ENEMIGOS A NOVIOS || YOONSEOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora