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Me senté en la tapa del retrete del tercer cubículo antes de que el timbre sonara, ventajas de que mi profesor haya faltado.
Desenvolví los sandwiches y tiré la bolsa al suelo sin importarme donde caía.
Esperé a que Doyoung llegara con una sonrisa en mis labios.
—¡Oh Dios! —Exclamó Doyoung cuando me vio, pero no tuve tiempo de reaccionar ya que abrió y cerró rápidamente la puerta del cubículo y salió corriendo del baño.
Bueno, al menos eso deduje ya que escuché sus pasos rápidos y la puerta del baño azotarse.
A la siguiente hora le pregunté a la profesora si podía ir al baño, me dediqué a buscar el salón de Doyoung y lo encontré.
Reí al saber que era dos años más pequeño que yo y lo miré desde la ventana de su salón.
Estaba sentado en la fila del medio, escribiendo algo en su cuaderno, fruncí el ceño al verlo escribir ya que parecía muy concentrado y su profesor solo estaba hablando.
El timbre sonó sacándome de mis pensamientos y cuando la puerta del salón se abrió, esperé a Doyoung.
Pero no me vio, en cambio, salió corriendo rápidamente hacia algún lugar en específico, y cuando vi hacia donde iba, sonreí.
Entré al baño.
—¿Qué tanto escribías en clase, Doie? —Pregunté en la puerta del tercer cubículo.
Doyoung abrió la puerta solamente para sacar su cabeza, me miró con curiosidad.
—¿Cómo sabes que escribía algo? —Preguntó y sonreí embobado.
—Te vi en tu salón de clase, parecías muy concentrado.
—¡Jaehyun! —Exclamó volviéndose a meter en el cubículo.
Reí enternecido y comencé a golpear la puerta.
—¡Doyoung-ah ábreme por favor! ¡Hyung quiere abrazarte, Doyoung! —Seguí golpeando mientras exclamaba en tono divertido.
—¡Jaehyun, deja de golpear! —Exclamó avergonzado y comencé a reír.
—¡Entonces ábreme!
Y lo hizo. Lentamente, pero lo hizo.
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