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Entré al baño y Doyoung me esperaba en el tercer cubículo, reí al ver la puerta de su cubículo cerrada.
—Ya no necesitas esconderte, Doyoung. Hoy se cumple una semana de vernos como personas normales, ¿por qué de repente te escondes? —Hablaba mientras mientras hacía el mismo procedimiento de siempre.
Pero cuando asomé mi cabeza casi me desmayo.
Estaba pelirrojo.
Kim Dongyoung estaba pelirrojo.
—¡No me mires! ¡Quedé horrible! ¡Quise sacármelo pero no pude, por favor no te rías! —Comenzó a exclamar avergonzado mientras cubría su rostro con sus manos.
Y lo único que podía pensar era en lo hermoso que se veía.
Me bajé del retrete y salí del cubículo.
—Doyoung, abre la puerta, ahora. —Hablé serio mientras golpeaba la puerta del cubículo.
Avergonzado y atemorizado, abrió la puerta.
Primero asomó su cabeza, suspiró y terminó por abrir la puerta completamente.
Lo observé durante unos largos segundos sin quitar mi mirada de él.
Hasta que no me resistí y lo besé furioso.
—Deja de decir que eres feo, Kim Doyoung. Eres la persona más hermosa que vi en mi maldita vida. —Dije sobre sus labios, y seguí besándolo.
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