El frío diciembre inundaba la ciudad, las calles de Seúl permanecían cubiertas por esa fina capa de nieve que caía en los últimos días.
Con la nariz rojiza y aliento congelado recorrí con la mirada los bonitos postres del enorme exhibidor de la cafetería.
— ¿Ya te has decidido?
Escuché la voz de mi acompañante, sus hermosos ojos color avellana se posaron sobre mi y sentí mi interior revolverse.
"Quisiera ordenarte a ti para llevar, por favor" » Recité en mi mente sin dejar de ver al pelinegro.
— Estaría bien ese. — Dije señalando un trozo pequeño de una tarta de chocolate, lo ví asentir con una sonrisa y dejar el pedido en el despacho.
Me indicó una mesa libre y corrimos hacía ella tomando asiento uno junto al otro.
— ¿Has dejado crecer tu cabello? Se ve lindo. — Dijo refiriéndose a mí sin previo aviso.
Mis mejillas se tornaron color escarlata, lo notó y rió por la reacción.
— Pareces enfermito riendote de la nada — Solté bruscamente al ver que se reía de mi.
Rodó sus bellos ojos como respuesta y al llegar nuestra merienda nos dispusimos a comer mientras hablábamos de cosas triviales como siempre lo hacíamos.
Sunghoon y yo llevamos 5 años de amistad, nos conocimos en secundaria, no podría estar más agradecido con el destino por ponerlo en mi camino, llegué a estar consciente de que mi amor por él iba más que solo una amistad.
Hoy quería declararlo ante él, demostrar mi amor, tenía miedo de lo que pasara pero tenía en cuenta dos opciones.
Tú también me gustas.
No me gustas.Dos simples opciones, estaría encantado en caso de que fuera la primera, en cambio si fuera la siguiente no sabría que hacer, lloraría tanto.
Me apegaba al plan de que todo saliera bien, hoy 3 de diciembre declararé mi amor por Sunghoon.
Al salir de la cafetería el gélido ambiente golpeó mi cuerpo, comencé a temblar, el frío aire atravesaba mis huesos.
De un momento a otro Sunghoon colocó su suéter sobre mí, cerré los ojos y aspiré su perfecto aroma masculino, no podría estar más extasiado por tal aroma.
Paseamos un rato más por el parque, hablando de más cosas que pasaban en la universidad.
El momento había llegado, iba a hacerlo.
— Sunghoon, quiero decirte algo.
— Oh, continúa.
— Yo-
— ¡Holaa! ¡Sunghoon-ah te ví por acá y vine a saludar! — Una chica realmente hermosa se acercó a nosotros.
Miré a Sunghoon y una parte de mi corazón se hizo añicos, sus orbes brillaban de una manera que nunca había visto, su sonrisa, aquella que tanto me gustaba, rebosaba alegría.
Mi estómago dió vueltas ante la imágen que presenciaba, mis cristalinas y frías lágrimas amenazaban con salir al darme cuenta de lo que sucedía.
La chica se fue y Sunghoon siguió con la mirada todo su recorrido.
— ¿No es perfecta?
— ¿Ah?
— Naeun, ella es tan... estoy loco por ella.
Sí mi corazón no se destruyó antés, ahora lo estaba, sus palabras atravesaron mi corazón como una daga, conteniendo mis lágrimas asentí con la mirada perdida.
— Me gusta tanto, Yang ¿Qué debería hacer?
— Emmh, solo ve y dícelo, estoy seguro de que corresponderá. — Fingí una débil sonrisa después de responder.
— Lo haré, gracias, no sé qué haría sin ti.
— No hay de que. — Lo mire con dolor escondido y sonreí nuevamente.
— Oye, ¿Qué me ibas a decir?
— Ya no importa, y tengo que irme. — Me levante de la banca donde estábamos ambos y me quité el suéter que me habla dado.
— Oh no, puedes llevártelo, morirás de frío si te vas así, nos vemos mañana. — Se despidió de mi con una palmada en la espalda y una sonrisa.
Me fuí lo más rápido que pude antes de estallar, al llegar a mi departamento me tiré a la cama y lloré a más no poder.
Me dolía tanto, quemaba como mil cerillos encendidos tocando mi piel, pero en lugar de arderme superficialmente lo sentía adentro, mi corazón estaba destrozado.
Tomé una libreta que descansaba en la mesita de noche, generalmente la usaba para escribir cartas a Sunghoon o pequeños versos de poemas que venían a mi mente siendo él la musa de cada uno de ellos.
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⎯꯭ׁ⎯꯭⎯꯭ׁ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯꯭ׁ⎯꯭⎯꯭ׁ⎯¿Por qué Sunghoon? ¿Por qué tenías qué hacerlo así?
¿No notaste cada uno de los detalles que tenía contigo?
¿Cómo te miraba?
Claro que no.
Y no puedo culparte, jamás estarías prestando atención hacía mi cuando ella estaba en tu mente.
Ella es tan linda que siquiera podría culparla.
Hubiera preferido que dijeras que no a mí confesión que escucharte decir que amas a alguien más.
Pero está bien, si tú eres feliz yo lo estaré, sin importar que sea yo el que muera lentamente.⎯꯭ׁ⎯꯭⎯꯭ׁ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯ִ⎯⎯꯭ׁ⎯꯭⎯꯭ׁ⎯
Cerré la libreta con ardor en mis ojos por las lágrimas que había derramado sobre esta.
Quería escribir algo más pero la tinta de mi bolígrafo rojo se había acabado.
Con algo de impotencia busque entre mis cosas alguno de su mismo color sin lograr encontrar nada, mas, vizualize una navaja en uno de los cajones, la tomé entre mis manos viendo su punta brillar por el resplandor que entraba por la ventana.
Dude un poco pero terminé cortando poco más abajo de mi muñeca, lo suficientemente profundo para sacar algo de sangre, misma que guarde en un pequeño frasco y usé para rellenar aquél bolígrafo con el que escribí mis amargas y dulces palabras a Sunghoon, sería el comienzo de mi final.