Capitulo 6

1.7K 168 9
                                    


Despertaste junto a Miguel sorprendida de tu propia desnudez. Era inutil avergonzarse ahora después de lo que hicieron la noche anterior.

Te sentaste en la cama y sentiste unos brazos en tu cintura, jalándote de regreso. —Quédate un poco más— se quejó.

—Cariño, no note que estabas despierto— te volteaste a besarle la frente.

—No lo estoy— hundió su rostro en tu hombro, te aprecio adorable, ya viste de donde sacó Gabi eso de no querer levantarse a la mañana, no creíste que el fuera del tipo perezoso a la mañana.

Te permitiste quedarte diez minutos más, después de todo era domingo y no tenias nada que hacer pero pasado el tiempo, decidiste ir al baño a tomarte una ducha rápida, aun te sentías pegajosa.

—Iré a ducharme, no tardó— te preparaste para ir al baño pero sentiste una mano jalándote, otra vez.

—Prepárame una toalla. Me ducharé contigo— tu rostro se tornó rojo, aún no estabas acostumbrada a tanta intimidad, pero era lindo, se sentía cálido compartir esos momentos con el.

Le diste una toalla, fueron hasta el baño donde preparaste el agua y entraron los dos a la ducha. Miguel era alguien bastante corpulento y tu ducha era algo reducida, estaban muy próximos el uno del otro pero no implicaba una molestia.

Miguel te beso la frente mientras te abrazo, luego te dio espacio para que te laves el cabello y el hacer lo mismo. Mutuamente se fueron ayudando a limpiarse, riendo sobre lo apretados que estaban y lo torpe que se volvía todo.

Una vez secos y con la ropa puesta, prepararon el desayuno, nada demasiado elaborado, solo un poco de café, jugo de naranja acompañado con tostadas y mermelada.

—Debo recoger a Gabi, está en casa de mi madre ¿Quieres acompañarme?— preguntó Miguel mientras exprimia unas naranjas. Se lo notaba nervioso.

—Si, no veo porque no— dijiste sin más, sin dimensionar lo que eso implicaba ya que estabas muy distraída.

—Quiero que conozcas a mi mamá... Me gustaría presentarte como mi novia, si te parece bien. Yo sé que hace un mes que estamos saliendo y quizás sea muy pronto, pero voy en serio con nuestra relación— para tu sorpresa, el tono de voz de Miguel sonaba algo temeroso, como si temiera tu respuesta.

—¿Me estás pidiendo que sea tu novia?— le sonreíste y acunaste su rostro con ambas manos. —Yo también voy en serio, solo tengo ojos para ti, cariño. Me encantaría ser tu novia, conocer a tu madre y pasar tiempo contigo... y Gabi, por supuesto—

Se besaron, Miguel te cargó por un momento, separándote del suelo. —No sabes lo feliz que me haces— acaricio tu cabello, sus manos olían a naranjas.

Desayunaron en un tono alegre, ambos tenían esa sonrisa boba en el rostro. —Sabes, estaba pensando en invitarte a ti y a Gabi al parque de diversiones que abrió hace poco. Sería divertido, podríamos ir hoy. Quiero verte sentado en los pequeños autos chocones, de seguro te ves gracioso siendo tan enorme en un carro tan pequeño— le comentaste tu idea.

—No quiero que mi culo se atore en un juego para niños, ya ocurrió una vez. Pero aceptó la propuesta— te reíste de la respuesta de Miguel

—Contexto de cómo fue que te atoraste en una atracción de niños— ahora sentías curiosidad por el desarrollo de los hechos.

—Fue en esos carritos que se mueven de adelante hacia atrás. De esos que ponen afuera de los supermercados. Había pagado por usarlo pero Gabi se puso a llorar porque era pequeña y les tenía miedo, así que me subí con ella para que vea que todo estaba bien. Pero me atore y una empleada me ayudó a salir, luego me regaño por sentarme ahí—

Estabas totalmente tentada, no pudiste contener la risa, Miguel parecía tener la mirada de las mil yardas al solo recordar ese evento y como fue regañado por eso, cosa que lo hacía más gracioso.

—Bueno, ahora estoy yo para desatorar tu culo de lugares— dijiste entre risas. —Es un buen culo, de hecho, con razón se atoro— hiciste la apreciación

—¿Por qué te gusta tanto mi culo?— se veía intrigado, había notado que solías mirarlo pensando que él no se daría cuenta.

—Es redondo y bien formado. No sé, no hay muchos hombres con buen trasero. Eres uno en un millón—

—¿Gracias?— Miguel no sabia si reír.

Recogieron los platos del desayuno para poder pasar por Gabriella antes del mediodía. Cargaste tu bolso y una botella de agua. Fueron hasta el auto, Miguel condujo hasta la casa de su madre, estabas nerviosa por conocer a la señora.

Se encontraban de pie esperando a que abrieran la puerta cuando oíste dos personas acercarse del otro lado, una parecía estar arrastrando los pies y otra parecía venir a toda velocidad.

Al abrir la puerta, era evidente a quién pertenecía cada pisada.

La madre de Miguel abrió la puerta y Gabi salió casi eyectada contra su padre. Miguel la cargó en brazos, Gabi chillaba de alegría. Una vez abajo, la niña también se fue contra ti y te abrazo.

—¿Cómo se comportó?— preguntó a su madre

—Es un ángel...— los ojos de Conchata estaban ahora en ti. —¿Esta es la señorita que estás escondiendo de mí?— preguntó vivazmente, tus ojos viajaron a Miguel quedando fijos en él.

—¿Qué?— fue lo único que salió de la boca de Miguel.

—Tonto, soy tu madre. De repente me pides mas seguido que cuide a Gabi sin dar mayores explicaciones, los niños hablan. Ella dijo que una señorita la había cuidado la otra noche y luego se quedó a dormir contigo— la madre de Miguel le jalo de una oreja. Te reíste.

— Preciosa ¿Vas a decirme tu nombre?— preguntó la doña

Te presentaste diciendo tu nombre y estrechando su mano, Miguel estaba avergonzado.

—¿Entonces es tu novia?— pregunto y Miguel respondió con un "si" algo tímido.

—Era hora de que salgas de esa cueva a la que llamas laboratorio y llevarás una chica a casa. Incluso conseguiste una más joven que tú. ¿Quién eres y qué hiciste con Miguel?— el solo río tratando de fingir demencia.

—Gracias por cuidar a Gabi, ahora iremos al parque de diversiones ¿Necesitas que traiga algo?— le preguntó a su madre, Gabi comenzó a brincar al oír "parque de diversiones"

—No hijo, ve con cuidado. Lleva a tus chicas al parque— la anciana le dio dos palmadas en el brazo a Miguel.

Te despediste de ella, llevaste a Gabi de la mano hasta el auto donde se subió al asiento de atrás y le indicaste que se abrochara el cinturón. 

La madrastraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora