Epílogo: "Dos años después."

490 61 66
                                    

Me gustaba tener una vida completamente controlada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me gustaba tener una vida completamente controlada. Odiaba lo inesperado, los cambios innecesarios, los días sin planificar. El azar era mi peor enemigo, y los números dentro de mi cabeza se habían convertido en los únicos que podían comprenderme.

Sin embargo, cuando Sana llegó a mi vida, me di cuenta de que podía olvidar las cantidades unos momentos, pues cuando quisiera regresar a ellas seguirían allí.

Sana me había enseñado a ver el lado incontable de la vida.

Cuando ella se marchó no perdí esa capacidad. En realidad, comenzó a reforzarse.

Había vendido mi departamento de toda la vida por uno dos pisos más abajo. Ya no revisaba mi cerrojo seis veces antes de salir de casa, pues sabía que con tres sería suficiente. Tampoco regresaba para comprobar si había olvidado algo. Ya no corría para llegar al Heart Shaker Café e incluso me detenía para saludar a las aves. Al entrar al café lo hacía solo una vez, y saludaba a Jeongyeon tanto como ella quisiera.

De repente mi vida se basaba en números que podían variar.

— ¿Ninguna señal de ella? —Preguntó Adam, quien ahora tenía quince años y ya no estaba tan locamente obsesionado con mi jefa. Era el único de todas las personas que conocía, incluyéndome, que creía que Sana podría regresar.

— Sabes que la he buscado durante estos dos años, Adam. No hay ninguna señal ni la habrá.

Era cierto, por supuesto.

Intenté encontrarla con todos los medios que conocía, pero ella parecía haberse esfumado. Sana era como un buen sueño que había acabado demasiado pronto, como una mariposa perdida en el cielo, como el sol que se esconde tras las montañas solo para aparecer en otro lugar del planeta.

Incluso había intentado contactar a la madre de Sana para saber un poco sobre su paradero, pero ella sabía menos que yo. Tampoco era como si le importara.

— Supongo que lo tuyo con Sana está destinado a terminar de la misma forma que lo mío con Jeongyeon.

— ¿Cómo? ¿Cómo? ¿Cómo? —Hice la pregunta siete veces, pues era ese su número favorito.

— Siendo demasiado bueno como para hacerse realidad.

Y Adam tenía razón, porque Sana era más de lo que cualquiera habría esperado, y mejor de lo que cualquiera habría merecido.

— ¿Y cómo eres feliz con eso?

— ¿La has visto sonreír cuando está con Nayeon?

Puede que la relación de mi jefa con la maestra de música fuera más seria de lo que creía, y en ese momento estaban preparando su boda. Yo estaba invitada seis veces, pues Jeongyeon sabía lo mucho que yo amaba ese número.

— Soy feliz sabiendo que ella lo es, así que tu deberías pensar lo mismo.

Pero, aunque lo intentaba, no podía hacerlo.

❝ Seguirte O Perderte. ❞ ˢᵃʰʸᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora