CAPÍTULO 5: NUESTRO VIAJE, AHORA SOLO MÍO

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14 de diciembre del 2021

Era la primera vez que nos veíamos después de que le presenté a mi padre. Me había pasado a buscar en el aula de Gestiones y luego bajamos por su auto.

--Podemos ir a mi apartamento --sugirió con una sonrisa ladeada.

Arqueé una ceja.

--¿A hacer qué, exactamente? --interrogué con el ceño fruncido.

Lucas rodó los ojos.

--A comer algo. A hablar. Una infinidad de cosas que se pueden hacer, Kayla --murmuró inocentemente.

--Sí, podemos ignorar lo que me están insinuando tus comentarios, Luquis --sonreí, tomando de mi zumo de naranja.

Lucas frunció el ceño y me miró como si me hubieran salido dos cabezas y una boca más.

--¿De dónde sacaste ese apodo? --apretó los labios para no estallar a reír.

Sacudí la mano.

--Eso, cambia de tema todo lo que quieras --dije, negando con mi cabeza--. Y para contestar a tu pregunta, tenía que cobrarme lo de "galleta oreo". Ah, y también los comentarios con mi padre de mi humor.

Observé como sus venas resaltaban cuando ejercía fuerza en la palanca de velocidades y sus músculos se oprimían a su camiseta. Dios. Las ganas sexuales eran fuertes. Y mi voluntad era poca.

--A ver, los comentarios de tu humor no los comencé yo. Así que puedes irte en contra de tu padre --reclamó. Su mirada se juntó con la mía que estaba mirando su abdomen con descaro--. Parece que el que está insinuando cosas no soy yo, Kayla.

Levanté mi mirada y enrojecí al instante. ¿Por qué tenía que ser tan disimulada?

Nada más tenía el arma de hacerme la ofendida. Esa nunca fallaba.

--Voy a proceder a ignorarte, Luquis. De ahora en adelante eso es lo que haré --exclamé exageradamente.

Lucas solo negó con la cabeza, sonriendo.

Luego de unos diez minutos llegamos a su apartamento en uno de los condominios más caros de la ciudad. Vaya. Bueno tampoco es que yo viviera debajo de un puente, pero era sorprendente que el chico que maravillado me dijo que yo era millonaria también lo era él.

--Te quedaste callada, Kayla --me trajo de nuevo a la realidad cuando estábamos en el ascensor. Lo miré y enarqué una ceja. --Estaba haciendo algo llamado pensar, Lucas, por Dios --me quejé con el ceño fruncido.

Lucas levantó las manos en señal de rendición y sonrió.

--Oye --lo llamé, me miró de reojo, mientras abría la puerta y me invitaba a pasar-- ¿Siempre eres así de sonriente? ¿O solo eres así conmigo? Porque déjame decirte que, si solo es conmigo, pues me siento afortunada. Ahora si eres así siempre, aunque ya no me sentiría tan especial, es bueno porque te puedes relacionar con todo el mundo. No como yo que ni a palo le caigo bien a alguien a las primeras, pero tú...

--Hey, para, para. Kayla ¿Por qué estás diciendo todo eso? ¿crees que no le caes bien a todos? --me frunció en el ceño.

Sentí que un escalofrió me recorría. No me gustaba hablar de mi a las personas, menos con Lucas. A la única persona con la que había tenido la necesidad de caerle bien.

--¿Es por eso que no te llevas con tu mamá?

Ay, vamos. ¿Era en serio?

--Lucas... no me gusta hablar de mi madre --advertí con la voz baja. Lucas se sentó en el sofá y palmeó a su lado para que yo también lo hiciera. Suspiré.

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⏰ Última actualización: Sep 12, 2023 ⏰

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