superhero ❪ roronoa zoro live action ❫

oo. 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐥𝐨𝐨𝐤

Casi temblaba de la emoción, era su primera misión individual después de tanto tiempo, obviamente estaría entusiasmado de ya no estar en constante vigilancia como era costumbre.

La misión era sencilla, no le demoraría más de unas semanas pues se trataba de encontrar a un pirata Don Nadie que había causado alboroto en las tierras del viejo, al enterarse de que el territorio era de un emperador huyo despavorido, no le hubieran dado mayor importancia de no ser que había arrebatado vidas en el proceso.

El pirata carecía de fruta del diablo y su tripulación era extremadamente débil al lado de la suya.

Encontrarlos y deshacerse de ellos era tan simple para él, en especial con su fruta.

Sip, super simple.

Super fácil.

Lo que no contaba era que aquella tripulación de Don Nadies tendría en posesión piedras marinas que usarian en su contra, lo que le hizo llegar a la conclusión de que no huyeron, buscaron municiones para usar en contra del viejo pero ¿por qué irse tan lejos? ¿Por qué huir del nuevo mundo?

¿Y cómo mierda habían conseguido la piedra?

Nisiquiera la recomensa de todos ellos juntos sobrepasaba la suya.

Justamente de las pocas cosas que podría hacerle daño estaba en manos de un grupo de idiotas.

No iba huir, no señor.

Sabiendo que querían utilizarlas en contra del viejo o alguno de sus hermanos, los iba detener y resguardar las piedras.

Aun si los dos tiros más el horrible efecto que tenia en él por ser portador de una fruta del diablo, a pesar de lo débil que se sentía, intento pelear, intento blandir sus armas pero era inútil.

El mar odiaba a los portadores de la fruta.

Las piedras marinas eran de las pocas cosas que podría causar su muerte.

Lo habían debilitado con las piedras.

Iban a tirarlo al mar como peso muerto.

Iba a morir ahogado y solo.

Esto último era lo único que le dolia, se había acostumbrado a sus hermanos, a todos ellos, por más molestos que fuesen al igual que a su padre, el viejo.

—¿de qué te ríes, pequeña mierda?

Oh, parecía que habia comenzado a delirar, distinguia una mota verdosa a pocos metros detrás de los otros piratas.

—de ti, ¿acaso eres idiota? ¿Quién te crees que eres para ir contra el viejo? Te hara mierda—se carcajeo.

Vaya, no deliraba, aun que era difícil de creer por lo borroso que veía pero la mota se acercaba cada vez más, aclarandolo.

Espadachín.

Sonrio de lado, con su completa atención en el caza recompensas.

—gracias

Finalmente sus ojos se cerraron oyendo el relajante sonido de las katanas perforando la carne, antes de que caer al solitario mar, fue tomado en brazos por el desconocido espadachín que lo observaba con confusión, en especial por la tranquila sonrisa que portaba el chico en su inconsciencia.

—no es nada... —murmuró caminando en dirección contraria al acantilado donde pudo haber sido el final de la vida del joven pirata.

Zoro no tenía idea de qué había hecho, mucho menos el por qué.

Actuó por mero impulso, y ahora tendria que curar las heridas del chico desconocido.

Vaya mierda.

—tu me obligaste, me diste esa mirada...

Esa mirada que jamás olvidaría.

Y que Long no le dejaría olvidar.