❝𝗼𝗻𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀❞ ━ (𝗍)𝗋𝖺𝗉.

001

𝖳𝖮𝖬𝖠́𝖲 𝖢𝖠𝖬𝖯𝖮𝖲.

— ¿Listo? — preguntó mi mejor amiga apoyando su mano en el picaporte.

Yo tragué en seco y asentí con la cabeza, ella abrió finalmente la puerta del baño y se hizo a un lado para que yo pase.
Candela entró después de mi y se quedó parada, esperando a que yo diga algo.

— Miralo vos — le pedí.

Ella hizo caso y se acercó al lavamanos, dónde estaba apoyado el evatest sobre su bandejita.
Pude ver como lo tomaba entre sus manos y cerré los ojos, no quería saber cual era el resultado.

— Lu — habló ella y yo suspiré volviendo a abrir mis ojos, la miré fijo y ella apretó sus labios — Positivo.

Sentí un frío recorrer mi cuerpo y un nudo formarse en mi panza, los ojos se me llenaron de lágrimas y la mente se me puso en blanco.
"Positivo", resonaba una y otra vez, Cande me abrazaba y yo no hacía nada, ni siquiera sabía que sentía.
Finalmente, las lágrimas comenzaron a salir solas, sin control alguno, mi mejor amiga acariciaba mi cabello, yo tocaba mi vientre tratando de entenderlo, tenía un bebé.

— Le tengo que contar — solté, refiriéndome a mi novio.

— ¿Estás preparada? ¿no querés hacerlo más adelante? — preguntó ella y yo negaba con la cabeza, teníamos que tomar una decisión.

Los nervios me carcomian por dentro, el no saber como reaccionaría él, pensar en mi futuro, en lo que pasaría a partir de hoy, en si lo quería.
Tomé una ducha rápida para relajarme, sequé mi cabello rojo y elegí un outfit cómodo, un jean cargo con un top básico negro y las vans del mismo color, tomé mi cartera y metí en ella la prueba de embarazo.

— Suerte, amiga — se despidió de mi Candela, yo deposité un beso en su mejilla y salí del departamento.

Una vez fuera del edificio, pude divisar el uber esperándome en la vereda de enfrente, me subí y el hombre emprendió camino hacia la casa de mi novio.
Al llegar, bajé del auto y pasé mis manos por mi cara, tenía que hacerlo, no merecía que se lo oculte.
Estaba frente a la puerta de su casa, dudando si golpear o pegarme la vuelta, pero tomé valor, levanté mi brazo y golpeé levemente la puerta.

— Mi amor — dijo él, sorprendido al verme, estaba despeinado y con cara de dormido — Estaba durmiendo la siesta, que lindo verte.

Yo le sonreí y tomé su cara entre mis manos, besándolo.
Él cerró la puerta sin separarse de mis labios, acariciaba mi cintura, me abrazaba fuertemente y yo reía bajo, cada momento con Tomás parecía salido de un cuento de hadas.

— Te tengo que contar algo — le dije separándome de su cuerpo y él asintió.

Caminamos hasta el sillón del living, nos sentamos y él tomó mis manos, yo suspiré, mirando el piso.

— Dale, amor — habló ansioso y yo alcé mi mirada para poder verlo.

— Necesito que veas algo, y me digas que opinas — solté nerviosa, él me miraba atento.

Abrí mi cartera, y saqué de ella el test, envuelto en un pañuelo de seda que me había regalado él para uno de nuestros primeros aniversarios.
Se lo extendí y lo tomó con el ceño fruncido, no entendía bien que pasaba, abrió el pañuelo y dio vuelta la prueba, viendo finalmente las dos rayas marcadas allí.
Estuvo un momento mirándolo, como queriendo comprobar que era real, hasta que por fin me miró, pude ver sus ojos brillando como nunca, y una sonrisa en su cara.

— ¿No es joda? — preguntó con la voz temblorosa y yo reí por lo bajo, negando.

Rápidamente se paró del sillón, alzándome y besando mi cara.

— No lo puedo creer, me hiciste el hombre más feliz del mundo — dijo mirándome y nuevamente sentí mis ojos llorosos.

— ¿De verdad? — pregunté yo abrazando su cuello.

— De verdad, a partir de hoy vamos a ser una familia, gorda — me decía Tomi emocionado, yo solo reía.

Estuvimos abrazados por un largo rato, me sentía mucho más tranquila, llena de felicidad, supe que había elegido al hombre correcto.
La noche llegó y nosotros estábamos en el sillón mirando películas, entre besos y caricias, la mano de Tomás posada en mi panza, no salía de ahí, y a cada rato me preguntaba como se iba a llamar, si pensaba que era nene o nena, quien sería el padrino, como lo íbamos a vestir.
Hasta que él decidió levantarse y preparar unas pastas, lo único que sabía cocinar, pero siempre me las preparaba con amor, según él, estas eran especiales, porque eran para nuestro bebé.

— Yo necesito el instagram de este chef, por favor — bromee viéndolo acercarse a mi con una bandeja en la cual se encontraba el plato de pastas.

— Ni en pedo, soy casado y tengo un hijo — respondió él y yo solté una carcajada.

A decir verdad, esta vez estaban mucho más ricas, quizás un poco de razón tenía tomi, o tal vez era la emoción de vernos siendo una familia de tres, al fin.
Cuando terminamos, dejamos los platos en la pileta y después de pelear un rato por quien los lavaba, decidimos que los íbamos a lavar la mañana siguiente.
Subimos a la habitación y yo me saqué en pantalón y la remera, acostándome solamente con ropa interior, tomi se sacó la remera y se puso detrás de mi, abrazando mi cintura.

— Hasta mañana, bebé — susurró él acercándose a mi vientre, donde depositó un beso.

— ¿Y yo? — pregunté frunciendo el ceño y él rodó sus ojos.

— Hasta mañana, mi amor — me dijo para luego besar mis labios — Viste que envidiosa que es tu mamá — volvió a susurrar y yo reí, golpeando levemente su brazo.

Me removi en la cama, tomi posó su mano en mi panza, yo acariciaba su brazo, y cerré mis ojos. Por unos minutos trataba de imaginar todo, a Tomás como padre, yo como madre, la cara de mi bebé, las reacciones de mi familia y de nuestros amigos, la vida que tendríamos a partir de hoy, esperar juntos a tomi luego de los shows, comprarle ropa, inconscientemente una sonrisa se dibujaba en mi cara, hasta que por fin logré dormirme, llena de felicidad y de expectativas, nunca había sido tan feliz en la vida, no imaginaba un mejor compañero para esta aventura que Tomi, todo era tan perfecto, tal cual lo había soñado tantas veces.

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monogamia o bala👍🏻