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—¡No puedo creerlo! ¡Eres tú!

Alfa y Omega soltaron un chillido de emoción y Marcy pudo apreciar el momento en que las dos mujeres se abrazaban. No negaría que sentía un vacío en su inexistente estómago por la idea de que Anne estuviera interesada en su esposa.

—Santo cielo, han pasado ¿Cuántos? ¿12 años?— Pregunto Anne, separandose del abrazo.— Y aún te ves muy bien.

Demasiado bien diría Marcy.

—Vamos, mi pelo ya ha empezado a pintarse de blanco...— Murmuró Sasha con vergüenza y tratando de ocultar su mechón de canas.— En cambio tu, aún sigue pareciendo que eres universitaria.

—Ya sabes, algo de rutina mañanera, duermo bien y como sanamente.— Presumió con orgullo la menor.— ¡Santa rana! Jamás pensé que nos volveríamos a encontrar.

—Ni me lo digas, desde la última vez pensé que te quedarías en Australia con los animales.— Hablo Sasha, viendo el auto de la menor.— Déjame ayudarte con esto.

—Gracias.— Respondió Anne.— Y si, el plan fue quedarme pero mis padres enfermaron y tuve que regresar a los Angeles.

—Entiendo.— Murmuró Sasha al ver los cables ya puestos, camino hasta su auto nuevamente y encendiendo el motor para pasar la batería.

Anne canto una pequeña alabanza al oir como su carro volvía a encender.

—¡Bien! Ya está.— Sasha bajando del auto no sin antes apagarlo para quitar los cables.

—Gracias Sash.— Respondió Anne, apagando su auto y yendo hasta la alta.— Me agrado verte.

—Oye, no te he visto en 12 años ¿Por qué no vamos a tomar un café? Hay uno por aquí cerca.

La Omega sonrió en aceptación y cada una subió a su auto, siendo Sasha quien guiaba el camino.

Al llegar a una hermosa cafetería y pedir una mesa, Alfa y Omega derramaban felicidad en una pequeña charla que tenían. Marcy, por más que intentaba prestar atención solo podía pensar en una cosa: Sasha parecía haber olvidado todo su dolor al estar con la tailandesa.

—¿Qué tanto piensas?— Pregunto aquel sujeto que la acompañaba desde el día que falleció.

—Mirala... Hace un rato parecía que, quería acabar con todo y ahora... Esta tan feliz.

—¿No era lo que querías?

Marcy asintió, tomando de la mano a la alfa. Amaba ver a Sasha feliz, esa hermosa sonrisa no tenía que ser ocultada del mundo.

—¿Que harás?

—No lo sé.

Marcy levantó su mirada, observando el brillo en los ojos azules de la rubia.

—Sasha.— Hablo Anne, viendo la tasa de café que tenía entre sus manos.— Creo que tenemos que hablar... De Marcy.

Sasha se tensó, su pierna tembló y el nudo en su garganta había regresado. Anne tomo la misma mano que Marcy había tomado con anterioridad, apretaron ligeramente la mano más grande.

—Lamento no estar para ustedes... Para ti.— Murmuró Anne, con pequeñas lágrimas en los ojos.— Cuando me enteré... Pensé que era broma, pensé, que solo era una mala jugada pero... Sash, lo siento.

—E-Esta bien... Ha pasado tiempo desde entonces.— Murmuró, mirando su anillo de bodas.

—¿Cómo te sientes?...

—¿Cómo te sientes tú? Anne, Marcy era tú mejor amiga.— Anne asintió, secando un par de lágrimas.

—Me hubiera gustado despedirme de mi pequeña Mar-Mar...

—Se que ella también le hubiera gustado eso.— Respondió Sasha, agarrando firmemente la mano de la omega.— Marcy... Ella, le hubiera gustado volver a verte... Y me alegro de hacerlo, Anne.

—Para lo que necesites, sabes que estoy para ti Sash.

—Gracias, Boonchuy.

Se regalaron una sonrisa y Anne tuvo la valentía de acariciar la mejilla de mayor, matando de celos a una mujer ya muerta.

—Tus hijas son una copia idéntica de ti.— Susurro Anne.— Aún que Yelena es de cierto modo parecida a Marcy, aún tiene un toque de una Waybright.

—¿Cómo sabes eso?

—Trabajo en la escuela como su maestra de Biología.— Respondió con una sonrisa.

Uh mierda...

Su cerebro disparo un recuerdo de no hace más de una hora, uno donde su cuñada le decía que una tal Boonchuy, maestra de sus hijas, se la comia con la mirada.

Oh, mierda.

—¡Mamá!— Gritó una pequeña rubia mientras sacudía a la alfa

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—¡Mamá!— Gritó una pequeña rubia mientras sacudía a la alfa.— ¡Despiertaaaaaaa!

—Nath, hija... Ahora no.— Murmuró con sueño y solo se ganó un bufido por parte de la alfa menor.— ¿Qué pasa?...

—Llegaremos tarde a la escuela.— Respondió Yelena, entrando a la habitación.— Puedo conducir si así lo quieres.

—¿Y arriesgarme a que te multen? No jovencita.— Como pudo, se levantó de su cama viendo por primera vez en el día a sus hijas.— andado, las dejaré.

Las dos gemelas salieron del cuarto de su madre. La alfa se levantó de su cama y su rutina diaria empezaba, algo que a Marcy le empezaba a desesperar.

—¿Que puedo hacer?— Murmuró Marcy, viendo a su esposa hacer su rutina.— Se está desmoronando sola.

—¿Que puedes hacer? Marcy, estás muerta.— Le respondió el ser que la acompañaba.— Lo único que puedes hacer es rezar por su salud.

—¿Y ya? ¿No puedo interpornerme y hacer que conozca a alguien?

—Marcy...—La Omega lo miro con desesperación.— Tal vez... Puedas intervenir un poco...

—¿En qué modo?

—Puedes alterar algunas cosas para que Sasha conozca a alguien más, pero debes de saber que una vez que lo hagas será difícil retractarse. La vida es difícil de manejar.

—Hare todo para que mi Sashy sea feliz...— Murmuró, viendo como la alfa salía con sus hijas del hogar.— Haría lo que fuera...

—Bien... Entonces te ayudaré.

—Gracias...—Con emoción, salido corriendo en busca de su familia quien ya estaba apunto de salir del garaje. Agradecía que su hija mayor fuera distraída y olvidará su mochila, eso le dio oportunidad de correr y subir al la parte del copiloto.

Misión: Sasha vuélvete a enamorar, comienza ahora.

Misión: Sasha vuélvete a enamorar, comienza ahora

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¡Sasha! Vuelve a enamórate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora