" - Ser una mujer dentro del mundo de la F1 es normal, obvio. Pero ser una mujer dentro de un monoplaza, cielo, eso no se ve todos los días; yo estoy aquí para enseñarle a todos que "Dios es una mujer", y por supuesto, que soy más rápida que cualqui...
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__Bahrain, Sakhir; inicio de la temporada. El calor de aquel país se colaba bajo tus prendas y hacia transpirar tu piel con regularidad, algo poco importante para aquellos que iban a más de 300 km/h. Era la primera práctica libre del primer GP de la temporada y todos se hacían la misma pregunta.
¿De verdad BMW volvería a la F1?
Tras un comunicado en su cuenta de Instagram semanas antes lo hicieron saber, dejando a la mayoría asombrados; nadie pensó en la posibilidad de que aquella escudería regresará después de tanto tiempo.
"Seguimos estando, y volveremos de entre los muertos más fuertes que nunca. Con un sol que se eleva sobre el horizonte y carboniza todo, y un depredador cazando sus victorias; le damos inicio a una nueva temporada." Aquello solo lo habían posteado con una ilustración algo particular. Una pantera negra recostada sobre una rama, con una mirada penetrante y acechadora; y detrás de esta, un sol atrayente y destructivo.
Todas las escuderías se presentaron en el paddock el primer día para las entrevistas y primeras prácticas, pero la única escudería que aún se mantení en penumbras sin pósters de sus pilotos afuera era la marca alemana, dejando ansiosos a más de uno.
Aquella tarde de un cálido jueves un vehículo curioso estacionó a las afueras del paddock, de dónde bajaron cuatro personas. Nadie les presto atención, quizás solo eran algunos fanáticos más que decidían llegar temprano para buscar la posibilidad de conocer a sus pilotos favoritos, pero no. La BMW negra llevaba dentro algo mucho más que simples aficionados.
Entraron al lugar, mostrando sus carnets y documentándose. Caminando directamente por todo el lugar hasta que dieron con el último garaje, parándose frente a este y mirándolo con ojos brillosos.
- Es precioso... - susurro la única fémina del pequeño grupo, sintiendo sus ojos cristalizarse por todas aquellas emociones.
- Te dije que lo lograriamos, te prometí que lo haríamos. - respondió uno de aquellos hombres, pasando su brazo por los hombros de la contraria y atrayendola a su cuerpo en un abrazo fraternal.
La chica sonrió, achinando sus ojos rasgados y mostrando los dos pequeños agujeritos que se marcaban en sus mofletes.
Un rubio oscuro, alto y de complexión robusta los miro de reojo, sonriendo por la misma razón que los demás, lo estaban logrando. Se acercó al garaje con tonalidades azuladas y saco un manojo de llaves de uno de los bolsillos de su pantalón elegante, abriendo aquel portalón que impedía la vista desde el exterior.
- ¡No puede ser! ¡Es precioso, Vicens! - exclamó aquel joven que aún no había hablado desde que llegaron, tomando la mano libre de aquel chico que aún abrazaba a la fémina por los hombros.
