Capítulo 6 Malentendido y reconciliaciones

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A medida que los días transcurrían, mi conexión con Bruno se intensificaba. Sabía que mis padres no estaban al tanto de nuestra relación y tenía la certeza de que no lo permitirían si nos descubrían juntos.

Dedicábamos cada día a perfeccionar la coreografía junto a Cami y Paula, notando un progreso significativo que me permitiría participar en los intercolegiales con confianza.

Hoy, al finalizar las clases, las chicas se ofrecieron a ayudarme a cubrir mi salida con Bruno, mientras Paula tenía su primera cita con Sebastián. Me sentía emocionada por Paula, aunque ella negara sus nervios por estar a solas con él.

Al salir de la escuela, la mayoría de los chicos ya se había ido. Desde lejos, vi que Andrew y sus amigos hablaban de fútbol, pero no vi a Bruno entre ellos. Se subieron al coche y se fueron, pero ¿dónde estaba Bruno? ¿Había olvidado que íbamos a salir juntos?

La situación me parecía cada vez más extraña, y estaba ansiosa por saber qué estaba sucediendo. Me dirigí hacia el aula de los chicos y, cuando estaba a punto de llegar a la puerta, escuché voces. Me acerqué sigilosamente.

Lo que presencié me dejó atónita. Bruno se encontraba junto a Gabriela. Hice un esfuerzo por mantener la calma y evitar gritar, pero las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Gabriela le expresaba a Bruno cuánto significaba para ella y le sugería que dejara de ser mi novio, argumentando que yo era solo una niña que nunca estaría a su altura. A medida que Gabriela se acercaba a Bruno como si estuviera a punto de besarlo, mis lágrimas continuaban cayendo, mientras yo observaba la escena sin poder creer lo que estaba viendo. Sin pensarlo dos veces, decidí huir de allí; simplemente no podía soportar ver más esa situación.

¿Qué estás haciendo?", exclamó Bruno al apartarla y, con evidente molestia, salió del salón. Finalmente, nos encontramos afuera, pero él no sabía que había presenciado casi ese beso. Me sentía confundida y sin saber cómo reaccionar ante esta inesperada situación. En cuanto Bruno me saludó con un beso. Yo reaccioné de manera explosiva. "¿Cómo puedes ser tan falso y saludarme como si nada? Esto se acabó, no soy un juego", le dije, furiosa.

"¿De qué hablas, Elle? Yo te amo a ti", dijo él. Parecía sorprendido y me preguntó qué me pasaba.

"Te besaste con Gabriela en el salón, ¡claro, ella se te ofreció prácticamente en bandeja!", le reproché.

Bruno trató de explicarse: "Solo fui a hablar con ella, tenía que decirle que te dejara en paz", dijo, bajando la cabeza.

En el salón, Gabriela se quedó recogiendo sus cosas, preguntándose por qué Bruno la rechazaba si ella se consideraba perfecta para él. Mientras reflexionaba, notó que alguien entraba al salón. Era Gustavo. Ella lo miró con desprecio y le dijo que se fuera, ya que no estaba de humor para sus tonterías.

Gustavo sonrió y le dijo: "¿De verdad le dijiste a Bruno que dejara a Elle por ti? Pensé que eras más inteligente".

Gabriela, enojada, le gritó que se fuera. Pero Gustavo intentó calmarla, diciendo que solo estaba allí para ayudarla. Le señaló que estaba actuando de manera tonta y desesperada para llamar la atención de Bruno, pero él la ignoraba por completo.

Gabriela, furiosa, le respondió que no sabía nada de lo que estaba hablando.

Gustavo continuó, explicando que se conocían desde hace años y que Gabriela había estado obsesionada con Bruno desde que eran pequeños. Le recordó que incluso había salido con uno de los amigos de Bruno en un intento por darle celos. Pero ahora Bruno estaba con la encantadora Elle, y no la dejaría por Gabriela, ya que ella tenía algo que deslumbraba a cualquiera.

Suspiró de frustración, "tienes tan mal gusto, Gustavo. ¿Y cómo harás que esos dos se separen? Además, tú no eres hombre de una sola mujer."

Gustavo le respondió, "Tú de eso no te preocupes, al final tú quedarás con Bruno y yo con Elle. Todos ganamos."

Gustavo continuó, "En serio, ¿qué harías sin mí, querida amiga? La idea es que Elle desconfíe de Bruno, ella es la pieza clave en todo este asunto, y más ahora que los vio juntos. Seguro piensa que tú y Bruno se besaron. Yo lo vi todo, ella estaba en el pasillo, y en cuanto te acercaste a Bruno, ella se fue corriendo. Entonces, ¿serás mi aliada o no?"

Gabriela reflexionó un momento y finalmente dijo, "Está bien," pensando si este canalla realmente la ayudaría a conseguir su objetivo. "OK, hagámoslo. Este plan resultará mejor de lo que pensé."

Llegué a casa en un mar de lágrimas. Camila estaba allí, y al verme así, llamó a Paula para que viniera a verme. Paula llegó enseguida, y les conté todo lo que había sucedido.

Paula dijo, "Elle, creo que esta vez te equivocaste en algo. Soy hermana del mejor amigo de tu novio, y sin querer, escucho cosas. Sé cuán enamorado está Bruno de ti, debe haber una explicación lógica para todo este asunto."

Camila respondió, "Sí, hermanita. Siempre que Bruno te ve, se ilumina. Deberías haber escuchado primero lo que él tenía que decir y no actuar de manera impulsiva."

Asentí y respondí, "Lo sé, chicas, pero ¿qué hago ahora? Me siento mal. Odio a Gabriela, siempre interponiéndose entre los dos."

Las chicas me abrazaron, y me sentí tan extraña. Estas nuevas emociones me hacían actuar compulsivamente. No quería perder a Bruno. Las chicas se quedaron conmigo, consolándome. Vimos una película, y mi mente solo pensaba en él. ¿Por qué me apresuré? ¿Por qué no alejo a Gabriela? ¿Por qué las cosas del amor deben ser tan complicadas?

Al día siguiente, entré a la escuela con un único deseo: ver a Bruno y tratar de hablar con él para que me explicara lo que había sucedido. En clase, no pude concentrarme en absoluto. Así que pedí permiso al profesor para ir al baño fue mi única esxusa para salir y me dirigí hacia las canchas.

Justo allí, vi a Bruno sentado en las gradas. Me acerqué a él en cuanto me vio, noté cómo se puso tenso y se levantó de golpe. Solo dije, "Hola," y le sonreí amigablemente. Él solo me miró con ojos llenos de ternura y me dijo, "Preciosa, ¿podemos hablar?"

Accedí, y fue entonces cuando me explicó lo sucedido. Me contó que había hablado con Gabriela para que dejara de molestarme y se disculpó por todo. No tenía ni idea de que ella se comportaría de esa manera. Tomé su mano y le dije que lo entendía todo, y que necesitábamos una comunicación más fluida para resolver estos problemas de mejor manera.

Sus ojos se cristalizaron, tratando de evitar las lágrimas. Estábamos a punto de darnos un beso cuando sonó el timbre del receso, y todos los chicos salieron al patio. Me despedí de Bruno para evitar comentarios y caminé en busca de las chicas.

En el camino, me encontré con Gabriela, quien me pidió un minuto para hablar. No tenía ánimo de conversar con ella, así que simplemente me di la vuelta y me dirigí hacia las aulas. Con sorpresa, Gabriela me dijo, "Elle, solo quiero disculparme. Actué mal ayer, y la verdad es que desde que llegaste, no me he portado bien contigo. Quiero que comencemos de nuevo y seamos amigas. Entendí ayer que Bruno solo tiene ojos para ti y que nunca estará a mi alcance."

Aunque siempre tenía esa espinita de desconfianza, sentí que Gabriela era sincera. Le respondí que estaba bien, y aceptamos ser amigas. Con el tiempo, nos hicimos muy cercanas.

El Hilo rojo de ElleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora