Decidida a tomar el control de su vida y buscar la venganza que tanto anhela después de descubrir los engaños y manipulaciones de aquellos que decían amarla, Esmeralda se ha liberado de las cadenas que la mantenían atada a una vida de sumisión y dol...
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El sonido del viento susurra en mis oídos mientras me adentro en las sombras del inframundo. Pienso en mi padre y en cómo ocupar su lugar en la mafia mexicana. Valentina ha accedido a ayudarme en mi búsqueda de respuestas y justicia. Nos encontraremos en un lugar discreto, un pequeño café en las calles oscuras de la ciudad.
Me dirijo hacia el sitio acordado, no sin antes asegurarme de que mi cuñado me proporcione un revolver y un hombre de confianza para sentirme segura, pero guardando discreción, aunque de ser por Jade saldría custodiada por un ejército.
La cafetería que Jade organizó para mi encuentro con Valentina no queda tan lejos de la casa, y en cuanto me encuentro con ella, veo su mirada seria y oigo en su voz que lleva el peso de conocimientos ocultos.
—Esmeralda, debes comprender que la mafia italiana no es una fuerza fácil de enfrentar —me advierte, mientras sus ojos se deslizaban por todo el lugar en busca de posibles oyentes indeseables—, son astutos, poderosos y peligrosos. Pero si estás decidida a seguir adelante, te ayudaré lo que pueda.
Asiento, consciente de que mis ojos reflejaban la llama de la venganza.
—Estoy lista, Valentina. Quiero aprender todo lo que pueda sobre su estructura, sus movimientos, sus puntos débiles. Quiero desmantelarlos desde adentro y hacerlos pagar por lo que me han hecho.
—Para eso, debes ocupar un liderazgo en la mafia mexicana y eso implica pasar por encima de Patrick. ¡No es tan fácil, caramba! —se queja con desgana.
—¿Crees que no puedo hacerlo? —gruño entre dientes—. Ahora que soy su esposa legalmente encontraré la forma de destruirlo. ¡Deja de subestimarme, maldita sea!
—Si quieres mi ayuda, es conveniente que te calmes, Esmeralda, ya tengo suficiente con aguantarme el mal genio de Patrick.
Ella se gira y saca de su bolso un pequeño cuaderno y lo coloca frente a mí. Nombres, anotaciones y diagramas cubrían sus páginas desgastadas.
—Esto es lo que he reunido hasta ahora —dijo en un tono apenas audible—. Los italianos tienen una estructura jerárquica estricta. En la cima se encuentra el Capo Maximiliano Santoro, el jefe supremo. Por debajo de él, hay varios capos regionales y sus familias, cada uno a cargo de un territorio específico y también está...
Detuvo sus palabras, pero yo sabía a quién se refería.
Mis ojos escudriñan las páginas, absorbo cada detalle, suspiro y digo:
—Alessandro, lo sé ¿Dónde encaja él en todo esto? Me remuevo en mi asiento y saco mi vaper del bolsillo para dar una calada.
Valentina comienza a vacilar antes de mencionar palabra. Una sombra de duda, quizás, cruza su rostro.
—Alessandro es un capo en ascenso. Se ha ganado su lugar en la mafia italiana a través de su violencia y astucia. Fue enviado a México por Maximiliano con el propósito de infiltrarse en la mafia mexicana y destruir a tu padre desde adentro, pero cuando te conoció, algo cambió en él. Encontró amor en lugar de odio.
Un escalofrío recorre mi espalda mientras el recuerdo de los momentos de que compartí con Alessandro vienen a mi mente de forma fugaz.
Ladeo la cabeza para sacar su recuerdo. ¡Ese hijo de la chingada me las va a pagar!
—¿Y Patrick? —pregunto con cautela—, ¿sabes por qué me raptó?
Ella baja la mirada, visiblemente afectada por la pregunta.
—Patrick ha estado atrapado en medio de esta guerra de lealtades, Esmeralda. Es cierto que te ocultó la verdad, pero también es cierto que te protegió y te amó sinceramente. Su posición en esta historia es complicada.
—¿Estás diciéndome que Patrick es el buen samaritano? —Sonreí burlona—. No seas ridícula, Valen.
—No dejes que la rabia te ciegue, por favor. Patrick es mi cuñado y sabes muy bien que no apoyo las cosas que hace, que me siento traicionada por lo que hizo con el cuerpo de mi Paolo, pero me pediste ayuda para descubrir la verdad y eso es lo que te estoy ofreciendo, ¡la purita verdad! Patrick te raptó por órdenes de tu padre antes de fallecer.
No puedo creer lo que escucho, ¡qué demonios es todo esto! Aspiro mi vaper, una vez más, sin decir nada.
—Tu padre descubrió a Alessandro y le pidió a Patrick que te alejará un tiempo mientras él se encargaba, pero luego ocurrió lo de Jade, quedaste sola y vulnerable, y Patrick no dudó en cumplir su promesa —continua ella, justificándolo.
Me levanto de la silla de golpe.
—No creo nada de lo que dices —grito sin importarme quien pudiera escucharme.
—O no quieres creer —replica ella, poniéndose de pie. —Valentina toma el cuaderno y lo pega a mi pecho en un acto de rebeldía.
—Piensa lo que desees, Esme, allí tienes la información.
Comienza a alejarse de mí, sin decir nada más y no la detengo, prefiero que se largue, que me deje sola en mi maldito hueco, ese donde cada vez me siento más hundida. Comienzo dar pasos en dirección a la camioneta y cuando ella está a punto de subir a su coche me dice:
—Isabella Monticello ¡No olvides ese nombre!
—Isabella Monticello —repito en un susurro.
Ese es el apellido de Alessandro, pero jamás había escuchado ese nombre. ¿Quién será esa mujer? Cada vez estoy más perdida.
Hola, bellezas, disculpen que no había actualizado. voy a tratar de subir dos capítulos semanales tanto de está novela como de Aprueba de balas.