El lago

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Ya habían pasado varios días después de ese día, ese día que había experimentado por primera vez los celos. No era algo que me gustase sentir. Mis ganas de hablar con Amy del tema eran demasiado grandes, pero no me gustaba para nada dar la razón a las personas, y diciéndole que estaba celosa del tiempo que pasaba con Ethan y sobre todo como se trataban le demostraría que el me gustaba.

Ya me la había imaginado diciendome que ella siempre tenía la razón o diciéndome que porque desconfiaba de ella.

Estaba sobre pensando demasiado, quería dejar de hacerlo, pero simplemente no podía.

- ¿Sky?

Levanté la mirada y vi a Amy enfrente mismo de la puerta con una mirada de preocupación.

No quería hablar con ella, no sabía controlar lo que decía, en cualquier se me podía escapar lo celosa que estaba.

-Vamos, Sky. No hemos hablado hace días ¿Estás bien?

No conteste.

-Sky —volvio a insistir.

No quise contestar, pero terminé haciéndolo.

-Estoy bien.

-¿Segura?

-Estoy bien, Amy.

No quería llegar a una conversación, agarré mi guitarra y salí de la habitación dirigiendome al lago que estaba cerca del campamento.

Ethan estaba sentado enfrente de su cabaña ejecutando una hermosa melodía en su hermosa guitarra azul.

También estaba cantando, nunca me iba cansar de escuchar esa hermosa voz.

Era el chico perfecto.

¿Estás segura?

Si.

Cómo tú digas.

Apenas llegué al lago busque un lugar en dónde sentarme termine sentandome en un lugar donde pudiera sentir el agua.

Por unos instantes me sentí.

Viva.

Una calma había llegado a mi mente, estaba vacía, solo éramos la guitarra, el lago y yo.

Por desgracia mía esa tranquilidad no duró mucho

Había escuchado pasos, no tenía ni idea de dónde venía, derrepente ví a una persona muy familiar acercándose.

Oh no, oh no, oh no, oh no.

Era Ethan.

-Hola, Sky —dijo Ethan con una sonrisa de oreja a oreja— ¿Que haces aquí?

-Ethan, que lindo verte —le devolví la sonrisa— Pues nada, vine a buscar inspiración —solté una risa.

-Oh, no la sabía, perdón por interrumpir —senti que lo dijo apenado.

-No interrumpes nada —Sonreí— ¿Quieres sentarte?

Sonrió

-Por supuesto

Luego de todos esos celos, noches sin dormir y sentirme horrible conmigo misma, me encontraba sentada con Ethan, el tocando mi guitarra y yo cantando.

El mejor día de mi vida

-Sabes —dijo dejando la guitarra a un lado— Está haciendo mucho calor ¿no crees?

-Eeee, si supon. ¿¿¡Que haces!??

Me había agarrado por la cintura y se lanzó al lago.

-¿Que hiciste idiota? Me he mojado toda la ropa y el cabello —dije soltando algunos gallos debido al enojo.

El solo se rió

Tiene una hermosa sonrisa

Lo sé

Cuándo por fin logré salir del agua, me quedé mirando a Ethan mientras nadaba.

Dejo de andar y se acercó a mi, ninguno de los dos dijo ni una palabra pero nos mirábamos fijamente.

De un momento a otro sentí la calidez de sus labios en los míos.

¿Espera?

Me había besado

¡ETHAN ME HABÍA BESADO!


El Chico De La Guitarra Azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora