Vuelta a casa

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Mañana el campamento había llegado a su final.
Yo estaba muy triste, porque el final del campamento significaba no ver más a Ethan.

-¿Dónde está mi princesa?

Era increíble lo mucho que me gustaba esa palabra cada vez que el la decía, me hace sentir la chica más especial del mundo.

-Mañana es el último día del campamento princesa.

-Lo sé, no te imaginas lo mucho que te extrañaré —me acerque y le robe un beso.

Sonrió.

-Ven conmigo.

Contigo hasta el fin del mundo.

Sin decir nada lo seguí

-El lago —dijo sonriendo— como olvidar nuestro primer beso en este lugar.

-Como olvidar que me tiraste al lago contigo y luego me besaste —solte una risa.

-Lo dices como si no te hubiera gustado —dijo con una sonrisita pícara.

Lo empuje al lago y me empeze a reír.

-Te ayudo —dije riendo.

- Esto no se queda así —me estiró el brazo y caí al lago.

-Serás idiota.

-Entonces estás enamorada de un idiota — lo salpique con el agua y empeze a reír. El me agarró de la cintura y me apoyo al muelle.

-Sabes, nunca había sentido esto por nadie, me tienes loco, Sky. — me empezó a besar.

-Eres perfecta, mi mundo era un infierno hasta que te conocí, simplemente con tu presencia me hiciste feliz. Con una sonrisa me hiciste olvidar de todo lo malo. La mierda desapareció. Eres luz en la oscuridad, mi punto debil.
Eres todo lo que está bien — siguió besándome sin dejarme decir ni una sola palabra.

La calidez de sus manos acariciando mi piel si que era mi punto débil.
Entre besos y caricias, paso lo que paso.

Salimos del agua, estábamos acostados uno al lado del otro mirándonos fijamente. Sonreí y le robe otro beso.

-No me dejaste decir absolutamente nada hace unos momentos, sos el chico perfecto, el que desde niña soñé, siempre creí que el amor solo existía en las películas o en los cuentos, por eso nunca le di una oportunidad.
Pero cuando te conocí me perdí en tu mirada, en tu cabello, en tus labios, en tu voz, en tu forma de ser, me perdí en tí — me robó un beso y luego seguimos mirándonos.

-Mi verano fue perfecto gracias a ti —dijo dulcemente.

-El mío igual.

Sonrió.

-Regresemos al campamento, te tienes que preparar para la fiesta.

La fiesta, lo había olvidado por completo.
Habría una fiesta por ser prácticamente el último día del campamento.

-Vamos —sonreí.

Entre a mi cabaña y Ethan fue a la suya.

-¡Amy!

-¡¡¡¿Que pasa?!!!

-¡Hoy es la fiesta!

-¡Si!

-¡No tengo nada que ponerme!

-¡Eso se resuelve rápido linda!

Amy me empezó a mostrar varios vestidos, después de varias horas termine eligiendo un vestido dorado, era muy bonito.

A la hora que habíamos quedado Ethan tocó la puerta de la cabaña. Cuando abrí la puerta lo ví con un ramo de rosas en sus manos

Solte un grito

-Eres un lindo —dije entusiasmada —Que bien te queda ese traje —dije pícaramente.

Soltó una risa y me dió las flores.

-¿Nos vamos princesa?

Que ya no me diga así porque me enamoro más

-Vamos —sonreí.

Lo que llevaba de la noche era todo perfecto, estaba con el chico de mis sueños, bailando, riendo. ¿Podía haber algo más perfecto?

-¿Sabes? Me traes aún más loco con este vestido —senti la unión de nuestros labios, cada beso se sentía como una explosión en mi boca.
En fin la noche perfecta.

Al día siguiente todos estábamos subiendo nuestras pertenencias en el autobús.
Yo estaba demasiado triste, se notaba en la cara de Ethan que el también pero trataba de no demostrarlo demasiado para que yo no me pusiera peor.

Nos miramos fijamente, el empezó a sonreír. Sin embargo mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas. El empezó a abrazarme.

-Subamos al autobús y disfrutemos nuestras últimas horas juntos —sonrió.

-Esta bien —murmuré.

Ambos subimos al autobús, nos sentamos uno a lado de otro, todo el camino estuvimos abrazados, sacamos varias fotos, hablabamos. Por unos instantes me había olvidado que en cualquier momento llegaríamos a su parada y todo se acabaría, las risas, los abrazos, los besos. Las ganas de llorar no se me quitaban. Cuando yo estaba con el, el mundo dejaba de girar, nadie más existía, éramos solo nosotros dos. No soporto la idea de no poder verlo más,  de tener una relación a distancia.

-Es mi casa princesa —se le rompió la voz. Lo abrazé y empezé a llorar.

-Te voy a extrañar muchísimo —dijo él. Se le habían empezado a caer las lágrimas. Nos dimos un último beso, un último abrazo, y al despedirse me dijo que me llamaría todos los días y que iría a mi casa apenas pudiera.

Ethan ya se había bajado del autobús, estaba sola, me pase todo el camino a mi casa triste.

Llegué a mi casa saludé a mi familia hablamos unos instantes, tuve varias regañadas por no llamar todos los días, pero no les tome mucha importancia.

Subí a mi habitación y me tire a mi cama.

Volvió la mierda de siempre.

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2023 ⏰

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