Famélico

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El sol se ponía sobre el tejado de la capilla, tiñendo el cielo de un cálido tono anaranjado. Kakashi, el sacerdote, caminaba zigzagueando por los pasillos silenciosos, su mente llena de tormento y decisiones difíciles. Había descubierto el oscuro secreto de Sakura,  a quien amaba profundamente: ella era una succubus. 

Una hora atrás presenció la verdadera forma de Sakura que no distaba de la actual, a excepción de un destello de desesperación y locura en sus orbes verdes. El estomago amenazaba con devolverse cada que cerraba los ojos y revivía el recuerdo de un pobre infeliz en los brazos de su infierno personal. Hasta el momento seguía sin saber donde estaba su amante y a decir verdad no le importaba, no tenía la fuerza física ni espiritual para hacerle frente. ¿Qué le diría? su conciencia pesaba mas que nunca al evidenciar que fue directamente quebrantado por el diablo. No era ni siquiera capaz de orar por su alma en ese instante.

El amor que compartían se había convertido en un dilema moral para Kakashi. Sabía que debía enfrentar a Sakura y detenerla antes de que su influencia maligna se extendiera aún más. Sin embargo, su corazón se retorcía de dolor ante la idea de luchar contra la mujer que había ocupado su corazón (y su cama)durante tanto tiempo.

En la oscuridad de la capilla, Kakashi se encontró cara a cara con Sakura que ahora volvía a la forma que el amaba y conocía, durante un segundo quiso engañarse y pensar que había tenido un mal sueño. Sus ojos estaban llenos de lujuria y seducción, pero también de tristeza. Ella sabía lo que estaba por venir.

"Kakashi," susurró Sakura, su voz llena de melancolía, "sé que tienes que hacerlo, tienes que deshacerte de mi... no puedo controlar lo que soy."

Él sintió lágrimas en sus ojos mientras sostenía con firmeza la cruz que colgaba en su pecho. "Sakura, te amo, pero no puedo permitir que sigas causando sufrimiento. No te dejaré destruir más vidas." Externo, con la voz a punto de quiebre.

La batalla interna de Kakashi se libraba en su alma mientras pronunciaba un antiguo conjuro de exorcismo. Rayos de luz celestial envolvieron a Sakura, quien luchó contra las cadenas de su naturaleza oscura. Gritó de agonía mientras luchaba contra el control de su succubus interior. La imagen de su novia siendo torturada era un martirio para observar, y sin pensarlo mucho se detuvo.

"Por que te has detenido?" un ápice de alivio le acompaño con rapidez mientras se reincorporaba.

El peligris, confundido, rompió la distancia. "¿me mentiste todo este tiempo?

"No" dijo mientras su respiración se estabilizaba. "En realidad si estoy enamorada de ti, de no estarlo no tendríamos esta conversación, habrías muerto" sus ojos suplicantes convencieron al sacerdote que en silencio hizo una seña para indicarle que podía continuar.

"Me alimento del libido de los hombres, vivo eternamente sintiendo hambre, en un perpetuo estado de inanición... no puedo detenerme y no quiero hacerlo"

El crucifijo que sostenía con toda su voluntad cayó en un estruendo veloz que alarmo a la succubo, las lagrimas de Kakashi cayeron enmarcando su dolor, vergüenza y confusión. El hombre de fe no era mas que un hombre de carne y hueso atrapado en el amor y en el hechizo de bajos deseos que despertó al conocerla.

Dentro de sí una nueva batalla iniciaba, ¿él había cedido o simplemente estaba atrapado en una artimaña de aquel demonio? Cerro los ojos y decidió creer que fue su propia voluntad la que había impulsado la decisión de dejarle vivir un día mas.  

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A medida que los días pasaban, la esperanza se levantaba nuevamente, Kakashi sabía que había hecho lo correcto, aunque le costara su propia alma. La paz regresó  y él continuó su labor como sacerdote mientras Sakura preparaba fielmente el sacramento de las misas matinales, famélica, hambrienta y necesitada como cada día de su existencia.

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Historia corta, espero que les haya gustado.

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