𝐃𝐨𝐨𝐦 | Suguru × Satoru × Tú

03.

Pasado Satoru:

Quinto grado de primaria, mis ojos descansaron sobre el pelinegro que se presentaba ante todo el salón, irradiando interés - Un compañero nuevo, que emoción. - por muy increíble que suene, no era un niño de muchos amigos, casi nadie se relacionaba conmigo, mi manera de ser no era muy agradable para los demás.

En cambio, aquel chico nuevo, tenia una sonrisa muy calida, de inmediato las chicas a su alrededor se derritieron por el, volviéndose un fastidio durante todo el mes, mes que solo me concentré en mirarlo de lejos deseando hablarle, con un poco de inseguridad dudaba si acercarme a el.

- Hola. - aquél niño de sonrisa cálida se acerco a mi, sentándose en el puesto de al lado, voltee con un poco de timidez a su dirección devolviéndole el saludo con duda y confusión. - ¿Se te ofrece algo?. - Dije en un tono sarcástico muy típico de mi, - Por eso no tienes amigos Satoru - dije en mis adentros con rabia hacía mi mismo.

El contrario solo sonrió y me respondió en un mismo tono sarcástico, provocando que ambos rieramos, y asi, comenzaría un gran efecto mariposa con la llegada de aquel chico llamado Geto Suguru, el mejor y unico amigo que he tenido.

Crecimos, pasando cada etapa de nuestras vidas juntos, cada momento bueno y malo.

Hasta esa mañana de 1ero de secundaria, cuando aquella chica de buen semblante llego a nuestro salón, de inmediato pude notar como Suguru poso su mirada en ella, con total admiración, - ¿Que es esto que estoy sintiendo?. - mi estómago se revolvió al ver como sus ojos brillaban por ella - ¿Celos?. - no puede ser, porque estaria celoso, no tiene sentido.

Camino a casa, mis adentros trataban de comprender esos sentimientos que nacían en mi, sin tener una respuesta clara, o simplemente yo no la quería ver, por miedo, el ya conocido brazo de mi amigo rodeó mi cuello acercándome a el - Se siente tan calido. - mi vista se poso de inmediato en sus ojos sonrientes.

- ¿Porque no pasas la tarde en mi casa hoy?. - Sonreí aceptando la invitación, el camino fue ligero y el tiempo hasta su casa paso rápido, olvidando todo lo que atormentaba mi pequeña mente, entramos a aquella sala tirando los bolsos en el suelo, mi cuerpo reposo en el sofa mientras mi amigo iba al cuarto de sus padres volviendo con un par de películas en las manos.

- Mi madre no esta, veamos esto, es para mayores de 16. - Ahh~ que tiempos aquellos, donde nos apresurabamos a crecer, la mamá de Geto no llegaba hasta muy tarde en el noche, ambos con sonrisas pícaras pusimos aquella película, era una película de, ¿romance?, ya se de donde Geto saco lo cursi.

Una escena se quedo grabada en mi mente, cuando el hombre tiro a la mujer a la cama besando su cuello como si fuera el manjar mas delicioso, mis mejillas tomaron una color carmesí y mis ojos se clavaron en el cuello del pelinegro que se encontraba sentado en el piso frente a mi, dándole la espalda al sillón, - ¿Que es esto que pasa por mi mente? ¿Que es esta curiosidad que siento?. -

Sin darme cuenta, mi cuerpo estaba inclinado hacía el del contrario y mis labios sobre la piel suave de su cuello dejando un beso sumamente torpe. - Mierda.- que hice, que hice, que hice. me alejé con pánico sin encontrar a donde huir.

Su cuerpo se dirigió hacía mi con el mismo asombro, quedando unos segundos en total silencio e incomodidad. - Y-yo no. - Mis labios temblaban y no podía mirarlo a la cara gracias a la vergüenza que me invadía.