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Desconocía quién era, qué quería de él o porqué estaba allí.

Las primeras apariciones que hizo su invitado se trataron meramente de juegos para llamar su atención.

Drip, drip, drip

El agua cayendo del lavabo cuya llave nunca dejaba abierta.

Ris, ras, ¡ris, ras!

Rascando debajo del sofá.

¡Plaf, plaf!

Golpes contra la pared.

Glu, glu, glu

Alguien ahogándose en su tina de baño.

Pero su cabeza era la de un adulto, un adulto que ni creía en nada de los cuentos de la gente ni de niños.

Pero si tan solo le hubiera hecho caso a su abuela.

La noche del 12, el agua caía sobre su cabello y se estrellaba con la bañera.

¡Pumba!

Algo se cayó.

Arlo solo lo ignoró mientras se frotaba el acondicionador. Pero volvió a suceder.

¡Splash!

Cayó de nuevo. Esta vez recorrió la cortina, nadie estaba allí, pero tuvo la extraña sensación de estar siendo observado y no le agradó para nada.

En la sala, con la toalla sobre su cabeza y sin haber encontrado nada fuera de su lugar en el baño, sintió que debía irse a dormir porque la falta de sueño ya estaría pasándole cuentas.

Estaba caminando hacia su habitación cuando volvió a escucharse.

¡CRACK!

Vidrió estrellándose con escándalo. Dejó su celular sobre el taburete de la sala y fue directo a la cocina. El plato estaba en el piso, echo pedazos. Eran sus puntiagudas puntas rotas mirándolo con recelo, como si ellas le advirtieran de sí mismas o de algo más.

Iría a recogerlo.

Lo olvidó cuando apenas dándose la vuelta observó una bola negra deslizándose por el sofá.

Se acercó, no había nada negro allí más que el control remoto en las almohadas. Su celular, su celular estaba en el suelo.

"¿Es esto una broma con hilos?". Preguntó. Nadie en la habitación salió para burlarse de él y llamarlo amargado. "Muy bien, tú o quien sea que esté haciendo esta clase de mierda por broma puede parar antes de que lo aplaste hasta llorar por perdón". Cruzó sus brazos, esperando a un tipo estúpido que se creía bufón.

Nadie salió.



¡CRACK!

Duchas de Media NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora