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Había decidido nunca más volver por ahí

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Había decidido nunca más volver por ahí. De alguna manera siente que él mismo se lo busco, nadie lo mando a tener pensamientos a cerca de esas monstruosidades, son malos, le queda ahora claro. Se observa a si mismo con repudio cuando recuerda la mirada del demonio obscena sobre su cuerpo, nunca antes había sentido la necesidad de cubrirse o sentir que algo estaba mal con él. Después del perturbador encuentro con el demonio en la laguna, regresó a su vida cotidiana, aparentemente indemne. Sin embargo, sombra se había instalado en su corazón. A pesar de su regreso a la rutina celestial, siempre sentía una presencia invisible que lo acechaba en cada esquina de su existencia. Era como si el recuerdo de aquel encuentro con el demonio se hubiera quedado grabado en su alma.

Durante sus tareas habituales en el reino celestial,  se detenía y miraba a su alrededor, como si esperara ver al demonio escondido entre las sombras. Cada vez que escuchaba un susurro en el viento o veía una sombra moverse en la distancia, su corazón latía con ansiedad, temiendo que este estuviera cerca.

Las noches eran las peores. A veces, incluso en sus sueños, sentía la mirada ardiente del demonio acechando en la oscuridad, y, sin embargo, no era precisamente recordar al demonio lo que más ansiedad le causaba, tiene grabada en su memoria la mirada de deseo, y se encuentra a el mismo gustándole la manera lo observaba con esa sonrisa, devorándolo de arriba abajo sin el más mínimo pudor, sin ningún descaro de estar lujuriando a un ser puro como él. Soñó con sus manos grandes que lo llevaban a pecar, dientes afilados que le mordisqueaban la piel dejando cicatrices amoratadas y le arrancaban la ropa, susurros seductores en sus sensibles oídos. Sus manos se envolviéndolo con facilidad, alrededor de su vulnerable cuerpo y acariciando suavemente su cintura y otra se deslizaba sobre su vientre, creando un rastro de calor hasta instalarse entre sus muslos. Y luego humedad incomoda entre sus piernas... ¡No! Se despertaba sudoroso y agitado, luchando contra las imágenes y sensaciones que le había provocado el demonio en sus pesadillas.

Había estado experimentando sentimientos y deseos que sabía que estaban prohibidos, sentimientos que chocaban violentamente contra las normas y valores que había adoptado toda su vida. Temía que pudiera leer sus pensamientos, que sus secretos oscuros fueran escuchados y Dios decidiera castigarlo como era debido. Cuestionando su lealtad y su naturaleza. Sabía que su deber como ángel era mantener su pureza y alejarse del mal.


☁️


Quedó obsesionado con la presencia luminosa y pura de su contraparte celestial. La imagen del ángel, sus ojos asustados, y su piel resplandeciente, se había grabado en su mente de manera inquebrantable. No podía dejar de pensar en el ángel. Se encontraba constantemente al acecho, escondiéndose en las sombras y observando en silencio cada uno de los movimientos del ángel en su vida cotidiana. Observar al ángel desde las profundidades del abismo se había convertido en su tarea favorita del día. Aprendió sus hábitos y cada detalle sobre el ángel se convirtió en una obsesión para él, y en sus momentos de soledad, debatiendo si acercarse o no, no sabía que era lo que pasaría si pisara un pie dentro del reino de los cielos.

A medida que el tiempo pasaba, se volvió más atrevido en sus intentos de acercamiento. Comenzó a enviar susurros y pesadillas a los sueños del ángel donde al final lo profanaba de todas maneras posibles, tratando de perturbar su mente y tentarlo a los pecados que para él eran bendiciones. Intentaba enviar sombras y formas inquietantes para que el ángel las percibiera fugazmente en su periferia.

El ángel, siempre alerta debido a su experiencia previa, no era consciente de que el demonio lo acechaba constantemente. Atribuía sus pesadillas y sus momentos de inquietud a las secuelas de su encuentro traumático y a las sombras que persistían en su memoria. Mientras tanto, el seguía observando y esperando en las sombras, alimentando su obsesión con el ángel y esperando el momento adecuado para acercarse más a la esencia luminosa que lo atraía de manera incontrolable. Ahora sabiendo que cuando este despertaba su cuerpo lo traicionaba revelando sus verdaderos deseos...


☁️


Pasaron semanas, y por fin el ángel se atrevió a salir fuera del reino celestial, por aburrimiento más que nada, aún así permaneció en los cielos por si acaso sus decisiones lo volvían a traicionar. En los cielos magnos revoloteaba graciosamente sobre las suaves nubes. Sus alas, grandes y resplandecientes, se extendían majestuosamente, llevándolo a través del cielo con una elegancia que solo los seres celestiales como él podían lograr. Estaba vestido con una túnica de un blanco radiante, tejida con hilos de luz pura que parecían fluir y brillar con cada movimiento. El viento jugueteaba con su vestimenta, creando ondulaciones que seguían el compás de su vuelo. La túnica parecía bailar en armonía con sus movimientos, sincronizada con la brisa que lo rodeaba. Las puntas de sus alas se balanceaban ligeramente con cada aleteo, dejando estelas de luz dorada a su paso. Su melena chocolate se mecía suavemente al viento. La paz y la armonía que irradiaba se mezclaban con la belleza de su entorno, por fin sintió un momento de liberación de su conflicto interno, dentro del caos del ultimo tiempo.

Siguió volando...

Completamente ajeno a la sombra que lo perseguía.

El demonio, en las sombras del cielo, seguía al ángel con ojos enrojecidos y corazón palpitante. Finalmente, encontró el momento propicio para acercarse, desplegando sus alas retorcidas y acercándose sigilosamente al ser celestial. Cuando estuvo lo suficientemente cerca persiguió furiosamente al ángel de belleza deslumbrante. Los ojos del demonio ardían con una lujuria inmensa mientras avanzaba, empeñado en atrapar al ángel que había capturado su atención. El ángel no podía escapar de la mirada ardiente y los deseos oscuros del demonio, quien estaba obsesionado con él. A medida que la persecución continuaba, los pensamientos tumultuosos del demonio lo consumían. Anhelaba a el ángel de una manera que desafiaba todas las leyes celestiales y demoníacas por igual. 

La tensión entre la oscuridad que representaba y la pureza del ángel era casi insoportable.

Finalmente, logró alcanzar a el ángel en lo alto del cielo, y lo atrapó con una ferocidad que dejó al ángel sin aliento. Sus manos demoníacas, envueltas en sombras, se cerraron alrededor de la túnica resplandeciente del ángel mientras lo miraba con un libido intenso y prohibido.

"Te atrapé" dijo en voz baja.

"Te atrapé" dijo en voz baja

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⏰ Última actualización: Sep 18, 2023 ⏰

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