Quedarse acostado con los ojos cerrados, era una costumbre que tenía desde hace mucho, y no es que estuviera dormido, sino que pensaba en todas las cosas quedan le habían sucedido y volvían a su mente una y otra vez tratando de analizar, comprender o debe alguna forma aceptar, pues muchas de las cosas en las que pensaba en aquel trance no eran de su agrado o no lograba asimilar.
No es que fuera una persona negativa, pero inconscientemente solo ese tipo de cosas se le venían a la cabeza, siempre supuso que era porque le gustaba aprender de sus errores y porque su curiosidad de saber que era lo que realmente había pasado en algunas ocasiones era demasiado grande para quedarse con la duda.
Lo malo de esta costumbre era que siempre caía en sus horas de sueño y cuando debía levantarse el cansancio lo aplastaba como si de una enorme roca se tratarse.
En esta ocasión pensaba en la última vez que había visto a su madre.
Las palabras "Te amo y por eso debo irme "resultaban ilógicas e incompresibles a su parecer, porque,que podría necesitar un niño si no el cariño y la atención de su madre?
El recuerdo ya era borroso, pero las palabras dichas en aquella ocasión eran imposibles de olvidar .
Apenas podía recordar el rostro de esa mujer que se llevó su corazón cuando partió.
Que motivos podrían haberla empujado a tomar aquella decisión?. Derrepente, pudo oir el chirrido de la puerta que permitía el paso a las habitación. Aquel sonido lo hizo perder completamente el hilo de sus pensamientos. Una voz familiar le dice que ya debería levantarse o se perderá las clases más importantes. Su mano acarició su mejilla, ahora se encontraba verdaderamente cansado.
La voz familiar repitió lo antes dicho, esperando a que se levantase por las buenas.
Él responde con un "Ya voy" e intenta ponerse a orillas de la cama para poder levantarse. Cuando lo consigue, se frota los ojos soñoliento. Entre abrió los ojos con dificultad.
.
-No puedo creer que podido levantarme - dijo el joven casi en un susurro.
-Yo tampoco, generalmente te levantas a la quinta amenaza - comentó aquella voz familiar que pertenecía a un ser femenino.
-Tal vez, pero hoy me he levantado a la segunda. Es un record! - dijo orgulloso de sí mismo.
-Felicidades-dijo ella - Iré a ver lo que he dejado en fuego. Hijo, preparáte para la escuela, si? - pidió la mujer.
-Universidad - corrigió él - No es necesario que me lo pidas mamá-
-Hace mucho que no me dices así Jake, pasa algo? -
-No te gusta que te diga así? -contestó con otra pregunta -Puedo llamarte viejita si prefieres -
-No puedes sólo decirme abuela? -preguntó la mujer ofendida.
-Ya, no te enojes. Te digo mamá por que eso eres para mí - dijo Jake con el sueño haciendose presente a travez de un vostezo. La mujer sonrió con melancolía, reflejando hoyuelos en aquel rostro jovial que parecía inmune ante el paso desgastador de los años. A sus 62 años llevaba el largo cabello rubio sin cana alguna y sus ojos dorados brillaban con la misma vitalidad de siempre. La mujer se dirigió a la puerta de salida de la habitación a paso lento ante la disimulada mirada del joven que deseaba volver a recostarse cuando ella saliera. Cuando por fín lo hizo, se desplomó en la cama intentando retomar el hilo de sus pensamientos pero no lo consiguió. Decidió prepararse para la universidad antes de recibir otra advertencia que anulase su record.
Al atravesar la puerta de su habitación, recordó tarde que era mala idea ir al baño en pijama ya que, el pasillo que a él lo dirigía era el único de la casa sin calefacción. Ya estaba acostumbrado a el clima frío, pero Dublín no era muy amable con respecto a sus inviernos. Cuando se mudó a la capital hubiera apostado lo que tenía en decir que su antigua ciudad (Cork) poseía el más crudo invierno. Era una suerte que se quedara como una apuesta hipotética.
Al terminar de ducharse, volvió a su habitación para vestirse, puesto que había olvidado llevar la ropa que se pondría. Por poco y le una hipotermia. Se colocó una camisa a cuadros roja (sin olvidar un kilo de abrigos debajo) y unos jeans azules. Ocultó su cabello castaño en un gorro negro y se calzó zapatos deportivos. Al girarse se encontró consigo mismo, observándose a traves del espejo, con sus ojos dorados que tanto le recordaban a ella, la culpable de que se parecieran.
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Solo Miradas
Teen FictionConocerán a Jake ;una persona normal a simple visita, una persona que como muchas sabe ocultar su dolor perfectamente . Una persona a la cual de un día otro le cambian la perspectiva, la forma de ver la vida y la forma de vivir con el simple hecho d...