❝ Donde Haruchiyo es bastante despistado para darse cuenta que Ran le está dando una gran noticia. ❞
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Esta historia no me pertenece, pero no...
Si algo que Ran había aprendido con sus primos que le visitaban cuando era pequeño es que una consola de videojuegos significaba oro puro para ellos.
Recuerda que en navidad, una vez, le regalaron a uno la consola del momento y que lloró todo el maldito día por la emoción. Incluso lo había visto tomarse miles de fotos con cada cosa que hacía con el aparato.
Su primo le dijo como consejo de vida que el mejor regalo que pudieran darle a un chico es una consola de videojuegos que estuviera siendo la más popular y si quería usarla como trampa para decir algo importante como su embarazo, le recomendó aquel lugar que visitó en el centro comercial donde vendían las cajas de cartón reutilizables.
Actualmente había un modelo que no ha sido renovado, y por lo que sabe es la que los chicos pelean en los lugares de venta de videojuegos por comprarlo. Conocía que Sanzu era un aficionado a los juegos que incluía y decidió comprar la caja como un instrumento sorpresa que le ayudara más tarde.
Dios, parece que soy el ratón negro que ve Sanzu en las mañanas pensó pegando con cinta la prueba de embarazo en el centro de la caja vacía.
La cerró con ayuda de los pliegues y aguardó a que su esposo llegara a casa del trabajo, a veces odiaba el horario de Haruchiyo ya que el tiempo que tenían para verse en la semana era algo corto. Sanzu llegaba, lo recibía, cenaban juntos, se duchaban, veían algo de televisión y dormían.
Su madre le habló sobre eso, que el tiempo suele ser el mayor enemigo de las parejas felizmente casadas y hay muchos casos donde el separarse es la victoria de las horas perdidas. Al principio le costó adaptarse y se molestaba con Sanzu por cosas pequeñas que hacía o incluso cuando le preguntaba sobre donde estaba algo que requería, le gritaba harto de la poca atención que había en su matrimonio, pero luego entendió que no era la manera de admitir lo mucho que le enojaba estar solo en casa y conversó con su esposo un largo rato llegando a dormir abrazados totalmente relajados.
Amaba en demasía a Haruchiyo, dejarlo ir por ese problema lo haría sentirse estúpido.
Pronto la puerta fue destrabada gracias a las llaves que pertenecen a su esposo y se abrió dejándolo mirar al hombre más guapo que se pudo conseguir.
.- Haru, compré algo para ti .- Se puso delante de él.
Alzó la caja esperando a que su esposo grite como lo hizo su primo en navidad, que salte y lo abrace con emoción, pero sólo recibió como respuesta el que la caja fuera apartada por el más alto.
.- Cariño, ya tengo uno de esos.- Habló con sinceridad.- No hacía falta, gracias, pero pudiste gastar el dinero en algo para ti...Como ese espejo en forma de flor que vimos hace meses.
Sinceramente esta vez no pudo enojarse por que no recibiera la caja, solo sonrió y besó a su esposo con amor.
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