Parte 1: El encuentro

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El cielo estaba teñido de gris, las múltiples nubes grisáceas evitaban que cualquier rastro de luz entrara.

En una destruida orario, en una de las muchas calles de la ciudad. Una chica corría desesperada.

— ¡Ar! ¡Ar! ¡¿Donde estas?!

Era una chica de unos quince años. De cabello azul pizarra corto y ojos color azul claro. Usaba un chaleco azul fuerte encima de una especie de vestido corto negro en el centro y gris oscuro en los lados, además de un par de guantes negros que le llegaban por encima del codo. También usaba un par de zapatos de metal y cuero, con el derecho llegando más alto que el otro, y un par de medias negras que le llegaban por encima de la rodilla.

Se encontraba ligeramente herida. Con unas pequeñas quemaduras por su ropa. Y unos cuantos rasguños.

En su rostro se veía cierta desesperación por encontrar a alguien. El miedo la invadía por dentro.

— ¡Hermes-sama me dijo que deberías estar por aquí!

Siguió corriendo hasta llegar a un edificio derrumbado. Entre los escombros, tirado en el piso. Lleno de varias heridas. Un débil chico peliblanco de la misma edad que la chica se encontraba entre unos escombros. Su cuerpo se desvanecía en motas y de luz doradas.

— ardee-san...

Con una voz bastante débil, el chico la llamo. En sus apagados ojos rojos, hubo una pequeña luz al ver a chica acercarse a el.

— ¡¿huh?! ¡Ar!

La chic, ardee, rápidamente se acercó hacia el peliblanco, ar. Al acercarse, ella noto como sus pies estaban desvaneciéndose.

— ¿Q-que está pasando? –miro incrédula lo que pasaba– ¡tu cuerpo está empezando a desvanecerse!

— u-una vez que me despierte... E-este sueño se habrá terminado –hablo con una voz débil, como si se estuviera apagando–.

— ¿De que estás hablando? ¡no lo entiendo, ar!

— ardee-san, toma esto.

Saco algo metálico de su bolsillo. Objeto que se lo entrego a la mano de ardee. Quien al verlo quedó confundida.

— ¿Eh? Esto es... ¿un collar?

Tal como dijo, en sus manos yacia un collar de una cadena metálica con una piedra verde al centro.

— por favor llevalo contigo siempre. Está es mi única petición en mi vida. Tu... ¡definitivamente estarás protegida con eso!

Ardee parecía confundida. Aún no podía entender lo que estaba pasando frente a ella.

Pero aún así acepto con gusto el collar. Y sintiendo cierta calidez por sus palabras. No pudo evitar tomar con un poco de humor aquel gesto.

— v-vaya, esto es un problema –las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos– soy bastante popular, ¿Sabes?

— si, por qué ardee-san es muy hermosa...

Aquellas palabras alegraron a ardee. Incluso llegó a sonrojarse. Y en su bello rostro las lágrimas ya estaban corriendo por sus colodaras mejillas.

— si mi hermana se entera que recibí un regalo de un chico, seguro se enfadara.

— l-lo siento, pero aún así.

Llevándose el collar a su pecho. Apretándolo con fuerza con ambas manos. Y con sus lágrimas corriendo por su rostro. Ella sonrió.

— aún así, siempre lo llevaré conmigo. El regalo que tú me diste.

El reencuentro PrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora