—¡Es suficiente! Ese malparido cerdo asqueroso se puede ir a la jodida chingada —gritó, y salió de muy dentro de su corazón, por lo que sus amigos se colocaron alrededor de él para detenerlo antes de que salga del almacén a masacrar al hijo del señor feudal: Timothy.
Sí, le daban toda la razón en que ese intento de noble, que de tener sangre noble tenía, pero no por ello distinguía por ser educado y caballeroso como los nobles de verdad, era un idiota.
Tenían la desgracia de conocerlo toda vez que era un cliente frecuente en la Posada de St. Clement, donde trabajaba Brian casi todas las noches como meretriz en busca de un par de monedas. Era una ventaja a la vez que una maldición para él, puesto que el joven muchacho de finas facciones, piernas largas y hermoso cabello alborotado era, a la vez, un portador, y solo los portadores eran admitidos a trabajar en dichos lugares, pues de acuerdo con la sociedad, el ser portador implicaba una señal biológica de que podía ser tocado por otros hombres. Los portadores eran hombres con la capacidad de concebir, si bien su ciclo era distinto y solo podían quedar en cinta en días específicos, los cuales eran identificables con una breve mezcla de flores y tallo de ruibarbo. Por lo tanto, también solo los portadores eran permitidos de tener parejas masculinas estables, pues la interacción de ambos brindaba hijos, y la procreación era el fin de toda relación humana, según la Iglesia.
Los días donde eran prácticamente infértiles podrían irse a trabajar, puesto que habría un riesgo nulo de quedar embarazados con un vástago de algún idiota desconocido.
Roger había estado encantado de saber que podía ser novio de Brian a la luz pública; pero también le había tocado aceptar que su novio trabajara en tal indecoroso lugar porque la paga era buena, y todos sus trabajos como carpintero y músico y lo que caiga ese día, no le pagaban lo suficiente como para insistir en que él solito podría cubrir todos los gastos sin que el rizado aceptara ese otro empleo.
Durante el día, Brian trabajaba justo en la tienda de zapatos frente al puesto de trabajo del rubio, confeccionando unos divertidos zapatitos de madera que llamaba zuecos, y que parecían vender bien. Trabajaban, como los demás artesanos y comerciantes, justo en la plaza central del pueblo. Y es por ello que, días como este, tenía un asiento en primera fila para las interacciones que Brian tenía con el malparido de Staffell, quien yacía obsesionado con su novio y lo perseguía, aun cuando el rizado insistía en que quería mantener su vida diurna alejada de la nocturna por una cuestión básica de respeto, salud mental y equilibrio.
Notaba la manera agresiva en la que el rizado pestañeaba, tratando inútilmente de correrle la mirada y continuar elaborando su zapato sin éxito alguno, pues el imbécil de Staffell se sentaba sobre la mesa de trabajo y empujaba sus cosas a un lado para que le prestara atención a él. Brian sonreía, y trataba de ser cortés; y, si bien no podía escucharlo desde donde estaba, para Roger era más que evidente que su novio empleaba su suave tesitura de su voz para pedirle que se vaya, que podían verse noche, siempre y cuando llevara el dinero, como siempre, y como lo hacían todos los demás clientes.
Solo que Timothy sufría de aires de grandeza, por ser hijo del Marqués de Cholmondeley, por lo que nunca aceptaba un no como respuesta. Entonces insistía e insistía, y la incomodidad de Brian crecía y crecía, y Roger solo podía mirarlo de lejos, y odiarlo más y más por molestar tanto a su novio. Era un noble, no podía solo ir y mandarlo a la chingada como tanto quería; le tocaba aguantarse las ganas de romperle la quijada, y solo por eso no reaccionó mal cuando John y Freddie lo detuvieron, tomándolo el uno de los hombros y el otro parándose frente a él con una sonrisa que pretendía relajar sus nervios.
—¡Cariño! Relájate, Rog. Brian es un chico grande. Además esto es cosas del día a día para él, sabe qué hacer y cómo cuidarse —afirmó Freddie, dejando un par de palmaditas en su espalda antes de ir a su puesto de trabajo, para seguir preparando los ungüentos.
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🌙 𝕭𝖆𝖉 𝕸𝖔𝖔𝖓 | 𝔐𝔞𝔶𝔩𝔬𝔯/𝔇𝔢𝔞𝔠𝔲𝔯𝔶 🌙
FanfictionTim se lo buscó. Nadie, absolutamente nadie coquetea con su novio, amenaza con secuestrarlo, y vive para contarlo. Sin embargo, alguien debió advertirle a Roger que enterrar un cadáver en el bosque tenía un precio. O, donde Freddie, Brian, Roger y...