El rubio se encontraba aún tratando de calcular dónde resultaba mejor cavar el hoyo, arrastrando a Tim de lado a lado mientras conversaba con él sobre los trabajos que hace poco había hecho en la propiedad en un inútil intento de sentirse menos desgraciado, cuando se vio interrumpido por el mugir de Poncho.
—¡Roger, ¿qué hiciste?!
El rubio se congeló en su sitio, soltando las piernas de Staffell que cayeron contra el suelo con un sonido tosco y seco. Hubiese optado por correr del lugar como alma que lleva el diablo de no ser por dos factores importantes: (1) estaba en su propia casa, por lo que no tenía realmente a donde correr si se largaba de ahí como idiota, y, (2) esa era la voz de Freddie, y él era el único idiota que accedería a ayudarlo a enterrar el cadáver. Era su mejor amigo, después de todo. Y vaya que necesitaría ayuda...
Se dio media vuelta, con una enorme sonrisa pintada en el rostro que pretendía aparentar tranquilidad y astucia; pero se borró de inmediato al percatarse de que Freddie no estaba solo, sino acompañado de John, quien lo miraba casi al borde del llanto, y Brian, que cubría su boca con su mano como si fuese a vomitar. Freddie no lucía ni espantado, ni furioso y mucho menos sorprendido. Su pregunta había sido un completo formalismo... y es que sí, todos sabían que Roger M. Taylor era hombre de palabra, y que podía ser también un grandísimo idiota.
—Bueno, esto definitivamente no es lo que parece —. Fue todo lo que atinó a decir, previo a ser empujado a un lado por Brian, quien corrió hacia el cadáver envuelto en la alfombra y lo liberó. Soltó un suspiró de espanto al identificar a Tim, y acercó su mano en busca de algún pulso en medio de el pequeño charco de sangre acumulada en esa zona, si bien el rubio, e incluso el mismo Brian, sabía que no tendría éxito alguno.
—Rog... por favor, dinos que fue un accidente — suplicó John, indeciso de si debía o no acercarse a los otros dos. Mantenía un firme agarre en la mano de Freddie, y el moreno no dio tampoco un paso, solo para no desequilibrar a su novio.
—¡Claro que no fue un accidente! Este imbécil no es tan listo como para hacerlo parecer un accidente...
—Freddie, yo...
—Sht. ¿Dónde está la escena del crimen? ¿Limpiaste el lugar? ¿Te deshiciste de la evidencia? ¿Y qué hay de los testigos? —indagó el moreno, y no pudo no corresponder la minúscula sonrisita de alivio que su amigo le lanzó al darse cuenta de que sí, lo ayudaría a librarse de esta.
Las miradas de complicidad de ambos fueron interrumpidas, sin embargo, por un chillido de fastidio —. ¡¿Freddie, estás loco?!
—Brian, por favor... cielo, ¡no grites! —reprendió, lo último en un susurro tajante —. ¿Me vas a decir que quieres que metan a tu novio en prisión? Pf, ¡qué prisión! Ese difunto de ahí es el hijo del dueño de nuestras vidas, Roger está destinado a una larga serie de torturas antes de siquiera pensar en el descanso eterno —carcajeó Freddie, ligeramente nervioso.
Hubo un silencio sepulcral que acogió a la comitiva, donde intercambiaron miradas entre ellos sin saber exactamente qué decir, o qué hacer. Roger no sabía hacia qué dirección dirigir su mirada, pues se sentía avergonzado, y tenía miedo de lo que podría pasar si es que los encontraban: en medio del patio, de noche, con el cuerpo sin vida del primogénito de los Staffell tirado en medio de todos ellos y bañado en sangre. Las cosas habían escalado demasiado rápido y ni se detuvo a pensar. Sin embargo, pero por menos que quisieran creerle, sí, había sido un accidente... no lo pensó ni fue premeditado, solo trataba de defenderse, y defender a su amor, pero lamentablemente habían peligros de los cuales solo la muerte aseguraba la paz.
Él no era un asesino, se repitió en silencio, él no era una mala persona; más bien todo lo contrario.
Era un excelente hijo, que trabajaba día y noche en ese pueblo de mala muerte para mandarle dinero a su familia; a su hermanita enferma que vivía en dentro de las murallas de la ciudad más cercana donde la peste se expandía a una velocidad alarmante.
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🌙 𝕭𝖆𝖉 𝕸𝖔𝖔𝖓 | 𝔐𝔞𝔶𝔩𝔬𝔯/𝔇𝔢𝔞𝔠𝔲𝔯𝔶 🌙
FanfictionTim se lo buscó. Nadie, absolutamente nadie coquetea con su novio, amenaza con secuestrarlo, y vive para contarlo. Sin embargo, alguien debió advertirle a Roger que enterrar un cadáver en el bosque tenía un precio. O, donde Freddie, Brian, Roger y...