Al siguiente día, la mente del ángel se encontraba llena de sentimientos encontrados. El rubio había tratado de reflexionar aquello que sucedió la noche anterior, y sí Félix quería ser completamente honesto consigo mismo debería aceptar que había disfrutado mucho de la compañía de Christopher, incluso disfrutó aquel beso robado. Así que, armándose un poco de valor, decidió ir al mundo humano esa noche, aunque no tuviese la certeza de que el demonio estaría al menos allí.
Cuando sus alas rozaron levemente las hojas de los árboles en aquel bosque, sus latidos no dejaban de acelerarse. Las interrogantes danzaban sin pudor en su mente; ¿Cómo debería actuar?, ¿Qué debería decir?,¿Christopher de verdad vendría?
Las dudan rebosaban su mente y con ello los nervios aumentaron. Pero sus dudas desaparecieron cuando la imponente figura del demonio se hizo presente ante él.
Félix sorprendido, exclamó;- ¡viniste!
Christopher no pudo evitar reír. -Claro que vendría.— había respondido, sonriente.—¿creíste que mentía?—le preguntó mientras se acercaba más al ángel.
El rubio, preso del nerviosismo, no pudo evitar tartamudear. Incluso habló en un hilo de voz;-bu-bueno...yo...
El demonio le miró con ojos cálidos y con su mano, acarició la mejilla del ángel.
-Si tenemos la habilidad de engañar con facilidad.— susurró suave.— por ello, cuando decimos la verdad, tiene más peso que cualquier cosa.
Félix bajó la mirada.
-Y cuando queremos algo, lo hacemos con más fuerza que ningún otro.— terminó, mirándole fijamente.
El ángel se sentía muy pequeño y tímido a su lado, ya que aquel diablo le hacía estremecer por sus palabras tan directas, tenía una personalidad muy cruda. Y él era consciente de ello y parecía divertirse ocasionando sonrojos en las mejillas del rubio.
-Bien, ¿Qué buscas de mí?— le había preguntado Christopher, mientras recostaba la estrecha y pequeña cintura del rubio contra un árbol, acercando ambos cuerpos de forma peligrosa.
El rubio ladeó la cabeza confundido por la repentina pregunta.
-Yo te dije el por qué estaría aquí, y es porque me gustas.— le explicó el pelinegro.- ¿Y tú por qué?, ¿Acaso esperas otro favor de mí?
Félix abrió la boca, comprendiendo algo tarde. Las palabras se atropellaron unas con otras en su mente, y no pudo explicarse.
—Uh, yo...— susurró el ángel, sintiendo como el nerviosismo arrollador le consumía lento.
Y a pesar de sus vagos intentos por evitar la mirada del demonio, este le tomó la barbilla con cuidado y le obligó mirarle, para sólo susurrar un suave;— dime.
Félix con lentitud apoyó la palma de su mano derecha en el pecho firme del pelinegro. Lentamente se dispuso a mirarle de lleno en aquellos ojos negros, y le respondió;—porque me gusta estar contigo.
Christopher se había sorprendido con aquella respuesta, ya no que esperaba que él le dijese algo así. Y mucho menos viéndole con esos inocentes y hermosos ojos azules. Con su pureza había conseguido causar un sonrojo en el rostro de aquel diablo impetuoso.
El pelinegro sonrió amable y le dijo;—sí me miras así haré lo que sea por ti.
Y le tomó con cuidado la mano besando sus nudillos con ternura.
Aquel gesto causó un sentimiento grato en el más delgado. Para él aquel chico era un completo misterio, quería conocer más sobre él, quien era tan atrevido pero a la vez tan dulce.
—¿Deseas que vayamos al pueblo de nuevo?— le preguntó suave el pelinegro, con un brillo nuevo en sus ojos profundos.
-Me gustaría mucho.- le había respondido Félix.
El pelinegro mostró una sonrisa brillante y le tomó de los hombros emocionado.
-Entonces no perdamos tiempo, quiero aprovechar cada segundo contigo.—alegó él.
Y así, nuevamente obtuvieron una noche increíble entre la gente del pueblo, cubiertos por aquel hechizo. Cuando arribó el momento departir, una vez más se vieron envueltos por la oscuridad del bosque.
Félix algo angustiado acarició la punta de su propia ala, murmurando;—ya es hora de que regrese.
Christopher le tomó de la mano, mientras con el pulgar le acariciaba los nudillos.
—¿Acaso no me darás nada a cambio por lo de hoy?.— preguntó bromista, con una sonrisa en su rostro.
Félix lo miró en completo silencio por un momento y se acercó tímidamente hacia él.
Christopher no entendía qué pretendía hacer hasta que vio como el ángel lentamente cerró sus ojos y se quedó de pie frente al pelinegro.
Félix estaba esperando que le besara como la noche anterior.
Y aquel gesto inocente terminó de robar por completo el corazón de aquel despiadado diablo, quien no desaprovechó la oportunidad para unir sus labios en un beso dulce y suave mientras le rodeaba con sus fuertes brazos.
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El Ángel que bailó con el Diablo ~Chanlix~. |ADAPTACION|
Fiksi PenggemarSi, un ángel bailó con el diablo.