Capítulo 1

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"Pompas de jabón y… no hablemos del resto"

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"Pompas de jabón y… no hablemos del resto"

Odiaba la hora del baño

Y no es que fuese una idea, ni una simple y esporádica situación. Era un hecho verídico de que Abigail Beckham odiaba fervientemente la hora de bañarse.

No la malentendiendan, ella cómo el resto de los humanos era muy pulcra. Tal vez hasta más que sus amigas cercanas. Siempre necesitaba atenderse las uñas, arreglarse su ondulado cabello rubio plantinado y caminar con actitud teniendo algún perfume de marca.

Le costaba muchísimo tener una gran presencia, eso era cierto, pero lo necesitaba para todo. ¿Qué haría si en un momento a otro su “alma gemela” aparecía? ¿Se imaginan lo desarreglada que podía aparentar estar cuándo tuviese en sus ojos al amor de su vida?

Se me olvidaba recordales que, Abigail Beckham presentaba un grave problema de obsesión.

Se obsesionaba con su media naranja desde que tuvo esa conversación seria con su ya para nada rival-hermana Beatrice.

Las cosas parecían ser bastantes serias porque desde ése día, Aby la niña divertida, que se ensuciaba hasta con la simple agua y que siempre, siempre, retaba a su hermana se convirtió en algo… que puede que pronto entiendan.

Ahora retomemos el baño, y por qué los disgustos de Aby.

Para ella, la necesidad y la palabra tiempo podía significar mucho más que para otras personas. Todos alguna vez habrán escuchado que… «El tiempo es oro ¿No?» Bueno, para la menor de los Beckham esto cambiaba y parecía decir algo cómo «El tiempo es mi sudor y sangre» y puede sonar muy literal, porque ella se lo tomaba de esa forma.

No había un segundo de su vida que no lo destinara para lo necesario. Supuso que esos problemas de trastorno obsesivo- compulsivo debían estar ligado fuertemente a la incógnita que era su destinado.

Y si aún no creen que es una obsesión, puede que pronto vayan cambiando de idea.

Abigail odiaba bañarse porque para ella recaía en perder tiempo. Era la única actividad del día — además de la otra que era dormir 8 ¡¡8 horas!! Una barbaridad —que notaba totalmente innecesaria. Por supuesto que bañarse era importante, pero a la vez de ser prioridad lo notaba como algo impertinente. Se contradecía y eso era típico en la personalidad de Abigail.

La bañera de mármol grueso estaba fuertemente afirmada al suelo con una patas doradas que casi podían parecer de oro. Por alguna razón a Aby esto le parecía fascinante. Podía ser una nimiedad, pero le llamaba la atención. Cómo lo hacían también los dientes de león o las margaritas.

Abigail tenía su mente volando. Sobrepensando y exprimíendose el cerebro con las mismas ideas de siempre.

Esa era otra de las razones por las que odiaba los baños. El agua la hacía reflexionar y sin darse cuenta podía estar más de una 1 hora en la tina. Sin saber cómo ni en qué instante se pudo escapar su tiempo.

Mi destino es OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora