Capítulo 3

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El Pollito Casi Épico regreso a la granja de la misma forma que llego a las montañas, bueno, casi de la misma forma.

La noche era oscura ante la ausencia de la luz artificial proveniente de la casa del granjero a la que estaba acostumbrado, en compensación, el cielo lleno de estrellas visibles era toda una obra de arte celestial, los pequeños puntos sobre el lienzo azul de la noche transmitían mensajes que solo un pollito como él podría descifrar, contaban eventos pasados y futuros, contaban historias de aventuras de veracidad cuestionable, héroes y heroínas que se alzaban contra alguna calamidad devoradora en un intento de frenar su imparable avance.

Pero su madre le había enseñado que las estrellas no eran de fiar, una vez le presto dinero a una y la malnacida se hizo supernova antes de devolverle la plata.

Su padre también le había advertido acerca de como las estrellas se divertían spoileandole la vida a la gente, también le conto como a veces se posicionaban en lugares específicos para que la gente crea cosas que no iban a pasar, incluso saturno se unía a las bromas.

―¡Maldito seas saturno! ¡No he olvidado que coqueteaste con mi esposa! ―Exclamaba su padre al cielo cada que veía las estrellas y con su vista épica era capaz de ver casualmente a saturno.

Al Pollito Casi Épico no le interesaba saber su futuro ni las historias de las estrellas, solo las veía cuestionándose porque no brillaban tanto como el sol.

Desde su posición, tumbado de lado sobre dentro de un cráter después de haberse caído por no poder ver donde pisaba, deseo que los humanos llegaran e instalaran uno o dos de esos palos luminosos de los que escucho hablar al caballo.

El pollito se levanto y subió al árbol una vez mas, sus ojitos de pollito no diferenciaban el precipicio de las hojas por lo que tuvo que guiarse de sus otros sentidos pollinescos y su sentido extra interdimensional heredado de su madre.

Tardo más de lo que llego, pero logro regresar tras muchas horas de arduo trabajo.

El Pollito Casi Épico ingreso al gallinero exhausto, nada más llegar se tiro a su nido y cayó profundamente dormido.

Tres segundos después el Gallo Casi Único salió del nido, paso encima de un paquete que el cartero dejo frente a la casa del granjero, saludo a la figura misteriosa que salió de un agujero en el suelo y se llevo el paquete, entro al almacén del granjero y encendió el parlante de 4 metros de altura que el hijo compro endeudándose con la mafia. Antes de hablar por el micrófono aclaro su garganta con algunos ejercicios vocales durante 7 segundos, y después procedió a inhalar tanto aire que se inflo hasta parecer una de las habilidades de un imbécil de goma que quería entrar al Nuevo Mundo sin saber un huevo de haki.

―ROOOAAAARRRRR ROAARR ―El gallo rugió con la fuerza de un dinosaurio, los parlantes hicieron que su canto mañanero resonara por todas las granjas vecinas acompañado de un leve temblor que derramo el polvo de varios estantes.

―¡Papá! ¡Ese maldito galló que se cree dinosaurio esta picoteando el parlante y lo encendió otra vez!

―¡Levántate y sácalo entonces!

―¡Tengo demasiado sueño! ¿¡Porque yo!?

―¡Tu lo compraste e instalaste el botón de encendido a la altura del gallo!

―¿¡Que hice para que me trates así!? ¡Es sábado, mi único día libre de la universidad!

―¡No lo se señor "La decimo tercer carrera es la vencida"! ¡Y hoy es martes!

El Pollito Casi Épico se rindió con tratar de dormir cuando los ruidos de discusión familiar matutinos resonaron desde la casa del granjero, difícilmente se levanto de su camita y se estiro para empezar su día.

Pollito Casi Épico (serialización)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora