El apocalipsis suele ser el peor momento para un amorio...pero vamos, Spreen ¿Podría enamorarse nuevamente?.
Un francés lo haría cambiar de opinión después de todo.
Ship: Shadoune x Spreen
Ship escondido: Luckity
Editado por: @Maruhnn
Advertencias:...
Hubo un silencio durante unos segundos para el joven de máscara de calaveras, escuchando la bengala que había lanzado como señal. El argentino miro por la ventana está señal, admirando todo el desastre que había pasado sin su ausencia.
- Espera, maldito francés... Debemos irnos.- El de lentes comenzó a vestirse con rapidez , mientras el francés miraba hacia la misma dirección que había visto el hibrido hace un momento, entendiendo la situación, y copiando la acción del contrario. Una vez vestidos ambos, se fueron a la acción en ayudar a los dos que estaban arriba de la Noria. Su padre y el chico que habían recuperado estaban abrazados esperando su auxilió.
- Tú, carita feliz... Ayuda a Rubius y a Missa, yo buscaré al sin alas...- Dijo el Azabache, rápidamente descubriendo a lo lejos el rastro de sangre, dirigiéndolo nuevamente al bosque. Por el camino, se recargó del barandal roto de la torre, mirando la lejana zona en la que caería, rápidamente notando un cable cerca suyo, admirándolo por unos segundos, notando como este conectaba con el suelo de forma "segura".
Sin dudarlo más, Spreen se quitó su cinturón, sacó un pañuelo, y poniendo ambos sobre el cable, cayó en la "tirolesa", rodando sobre sí al llegar a tierra.
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Una vez que el oso cayó al suelo, sin dudarlo siguió el rastro para ver hacia donde iba, con dolor, corría lo más rápido que podía, buscando al pato. -¿¡Quackity?!, ¿a dónde estás pato? ¡hijo de la grandísima puta! - Observó todo su alrededor, sintiendo con desesperación el frío que había pronosticado el mismo, se abrazó a si mismo para calentarse y seguir buscando el rastro del chico. Un camino de sangre le empezó a indicar el camino que debía seguir, sin dudarlo continuo corriendo hacia donde el rastro parará y así fue, encontrando en medio del prado el cuerpo del chico de su misma cabellera -¿¡Niño?!, ¿Estas bien?- Lanzándose a su encuentro, comenzó a buscar alguna herida en el chico, sus ojos concentrándose en la reciente herida abierta que tenía el menor.
Inmediatamente, pudo notar más de una mordida en la zona del cuello, la sudadera azulada que tenía el chico siempre consigo ahora estaba totalmente rasgada, rota y ensangrentada por la herida abierta que daba a mostrar los intestinos internos del joven, que chorreaba en un lago de sangre, extendiéndose lentamente a su al rededor. El osezno estaba frío por la situación contraria, no podía creer que por su idiotez y su propia calentura estaba perdiendo ahora a alguien muy valioso en su equipo.
-S-Spreen...- Entre quejas de dolor, la voz entrecortada de Quackity se escuchó, si estaba muriendo, diría sus últimas palabras. Tosió, escupiendo sangre. No faltaba mucho para que se ahogara por la misma -Todo fue c-culpa mía... S-si me hubiera dado cuenta de todo.. - de las heridas empezaron a crecer hongos de tonos morados hasta rosados, mientras de la boca salía uno más, con particular color. Spreen se alejó rápidamente del cuerpo que ahora estaba infectado, tosió violentamente, al haber inhalado por accidente las esporas del cuerpo ajeno, mientras el propio se sintió sofocado por unos minutos, buscando desesperado respirar de nuevo.
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El pequeño cuerpo frente suyo se levantó como si nada, sanando por si solas algunas heridas para voltear al joven osezno que se ahogaba. -Debería asesinarte, pues eres tú la gran causa de todos mis problemas.- Spreen se sorprendió, intentando levantarse para salir huyendo, más no podía, no podía huir a causa de su ahogamiento, cayendo en la tierra inconsciente tras unos cuantos segundos.
Entre los arbustos salió el joven chico de cabellera castaña con detalles morados, admirando a su hermosa nueva presencia. Quackity, se había unido al fin a la espora, después de haber esperado demasiado para este día, era perfecto. Luzu sin intentar dudarlo robo un tierno beso al cuerpo ajeno.
-Llévatelo.- Habló nuevamente Quackity, dando la orden, señalando al chico de orejas, empezando a caminar hacia un solo rumbo, un solo camino, ahora con este nuevo cuerpo que le complacería llevarlo a su propio trono. Después de todo, la humanidad estaría pérdida ante su festín que se daría en la próxima luna llena, otra próxima grieta se abriría.
Shadoune había logrado escapar junto a sus compañeros, aunque el clima frío les llegó, no pensaron en parar, ni siquiera lo dudaron por un segundo.
El frío les llegaba de los pies a la cabeza, el esqueleto tal vez no sentía esté, más el osezno a su lado hacía casi que hasta lo imposible por seguir despierto, siendo entonces, ayudado por la joven calaca, a la vez que, desesperadamente trataba de respirar con la ahora rota máscara en su rostro, mientras la temperatura bajaba cada vez más. Sabía que no aguantaría lo suficiente, que caería por la falta de oxígeno a causa de la espora en el aire.
-Maldita sea... - Shadoune no quería admitirlo, pero debió haber escuchado a Spreen, escuchar la mala idea que era ir a ese parque de diversiones...ahora estaban perdidos sin saber que hacer por la falta de liderazgo del osezno, mientras continuaban caminando en la reciente tormenta de nieve que estaban pasando, su cuerpo se sentía demasiado cansado como para seguir...
Rubius fue el primero en caer junto a Missa, quién lo sostenía para seguir, el cabello del mayor se había pintado de un blanco puro a excepción de sus orejas que estaban aún cafés. Su cuerpo no podría continuar, peor cuando su pierna estaba herida de una quemadura proveniente de un corte eléctrico que había sucedido en el parque.
-Rubiuss... Vamos, tenemos que seguir cabrón..- Dijo la calavera, intentando arrastrar al ahora inconsciente hombre que pesaba demasiado como para moverlo. -¡Shadoune ayu-... - Recibió un flechazo en la espalda cayendo al instante en la nieve.
-¡Missa!- Rápidamente, Shadoune se acercó al cuerpo de sus amigos buscando entre la tormenta el causante de todo; admirando una flecha que se acercaba a él con velocidad, deteniéndola casi al instante con su mano, y tras verla unos segundos, dedujo que tenía una poción sedante. Levantando la mirada una vez mas, pudo ver en la lejanía la sombra de una o dos personas, antes de sentir en su espalda una punzada, cayendo inmediatamente al suelo por un sueño repentino, se sentía asustado y a su vez preocupado por no sentirse con la misma seguridad que con la del lentes oscuros, realmente esperaba que estuviera bien. Sus ojos quedaron abiertos unos momentos mirando que la sombra cada vez se hacía más grande mostrando un poco la figura de un...
