𝙏𝙃𝙀 𝙂𝙍𝙀𝘼𝙏 𝙒𝘼𝙍 | 𝘿𝘼𝙍𝙔𝙇 𝘿𝙄𝙓𝙊𝙉

Capitulo 10

Fizzy

Mentiría si dijera que no me sentí bien cuando Daryl me salvó, es decir, eso significa que se preocupó por mi.

Sé que no debería de hacerme ilusiones porque en primera es cinco años mayor que yo, es un hijo de perra y no ha tenido novias oficiales nunca.

Y sin añadirle que es un mujeriego por lo que Merle me contaba, que coqueteaba pero no las hacia sus novias.

Lo acepto, me encanta Daryl y no ouedo evitar que me guste, era un idiota por ser lindo conmigo a veces.

Maldito estúpido y guapo Daryl Dixon.

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—Papá, ¿Quién es ella?  —Pregunté al ver a una mujer de tez morena.

Daryl y yo vimos a la chica en el suelo, malherida.

Me acerqué a ella lentamente, si quería atacarme no le daría el gusto.

—¿Cuál es tu nombre? —Pregunté pero ella no respondió.— Podemos curarte.

—Nunca se los pedí.

—Eso no importa, no podemos dejarte ir. —Dijo mi padre y todos salimos de la celda donde estaba.

Carl corrió hacia mí y me abrazó fuertemente.

—¡Estás bien!

—Si, lo estoy. ¿Tú cómo estás? —susurré.

—Estoy bien, ¿Cómo quieres nombrar a la bebé? —Preguntó con sus ojos brillando de ilusión.

Fruncí el ceño al no ver alguna señal de tristeza o duelo en sus rostro pero segundos después lo relajé para que no se preocupara.

—Lo veremos luego, ¿Okey? Tú ve pensando algunos y luego me los dices.

Carl asintió eufóricamente.

Me fuí a dar una ducha demasiado fría para mi gusto y luego fui con la mujer de tez morena para curarla.

—Te curaré y te daré agua, pero debes decirme cómo nos encontraste y por qué traías leche para bebé. —Dije.

—Lo dejó un joven asiático y una chica linda.

—¿Qué pasó? —Pregunté.

—Los secuestraron.

—¿Por quién? —Fruncí el ceño.

—Por el mismo hijo de perra que me disparó.

Mi padre entró a la celda y tomó a la mujer de los hombros fuertemente.

—¡Será mejor que nos digas dónde están ahora!

La chica lo empujó.

—¡No vuelvas a tocarme!

Alejé a mi padre de la mujer.

—Será mejor que nos digas dónde están. —Dijo Daryl apuntándole con su ballesta.

—Baja el arma. —Susurré y Daryl obedeció.

Me acerqué a la mujer.

—Oye, esos dos son nuestros amigos. Te ayudaré si nos dices en donde están, no hay necesidad de lastimarte. Viniste aquí por algo, ¿Por qué?