Capitulo 23

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Mi padre dijo que estaríamos en camino hacia el lugar donde Beth quería llevar a Noah, y tal vez nos quedaríamos ahí si era seguro.

Y si no estaba en pie, buscaríamos y otro lugar sin parar, debíamos encontrar un lugar seguro. O moriríamos de hambre.




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—Es en Virginia, Beth hubiera querido llevarlo. Antes era seguro y tenía muros, casas, veinte personas. Es un largo viaje pero si funciona será el último viaje largo.

—¿Y qué pasa si ya no está en pie?

—Seguiremos hasta encontrar otro lugar. —Respondí apoyándome en el auto.

—Bien, entonces vamos.

Cargué a Judith y caminé hacia el auto, para dejarla dormida.

—¿Te irás aquí? ¿O irás con tu noviecito?

Le pegué en la cabeza y me senté a su lado.

—No iremos, me quedaré cuidándote a ti y a Judith.

—Agh, está bien.

—¿Qué te parece si vamos al bosque a conseguir bellotas?

Carl se levantó.

—Vamos.

Reí y lo seguí, caminamos entre el bosque y encontramos bellotas tiradas entre las hojas.

—Tiene forma de culo, ¿No?

Incline la cabeza y asentí.

—Esta tiene forma de corazón.

—Tebemos imaginación diferente, también le veo como un culo.

Reí y vi la bolsa llena de bellotas.

—Ya está, ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

—Según mi reloj mental, una hora y media.

—Creo que debemos regresar.

Cuando regresamos al auto comencé a buscar a Daryl.

—Ni lo busques, se fué desde la mañana y no creo que regrese hasta el anochecer. —Dijo Carol.

...Carol... Tyresse.... Auto.

Volteé a ver el radio y lo tomé.

—¿Papá?

—¡Fizzy! Es Tyresse.

¿Qué pasó? ¿Están bien? ¿Tyresse está bien?

—Lo mordieron.

Fruncí el ceño.

—¿Esta bien? Dime qué está bien.

Fizz, ya murió.

No respondí y volteé a ver a Judith, ¿Qué haríamos ahora? Tyresse amaba a Judith y ella merecía haber tenido recuerdos suyos.

Bajé el radio y vi un punto fijo, estaba harta de perder gente.

Cuando regresaron y vi el cuerpo de Tyresse, quieto y sin vida. Sentí un escalofrío horrible, ¿Perdimos a dos personas en menos de 24 horas?

—No miramos lo visible, lo invisible es lo que vemos ya que es eterno. Sabemos que si la tierra es destruida nos queda la morada de Dios. Una casa no construida por el hombre, eterna, en los Cielos.

Me acerqué a Sasha y la abracé fuertemente.

—Quiero enterrarlo sola.

Todos asentimos y nos fuímos.



































𝙏𝙃𝙀 𝙂𝙍𝙀𝘼𝙏 𝙒𝘼𝙍 | 𝘿𝘼𝙍𝙔𝙇 𝘿𝙄𝙓𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora