capitulo 41

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—Iré a buscar cosas con Aaron. —Mi padre se acercó.

—Que te vaya bien. —Dije moviendo el contenido de la olla.

—Acompañanos.

—Debo cuidar a mis hermanos.

—Hay gente que puede ayudar, solo nos iremos unos días. Necesitamos provisiones.

—Bien, entonces te veo en unos días.

Mi padre suspiró y salió de la habitación junto a Aaron y Carl me vió desde una silla.

—¿Por qué no fuiste con papá?

—¿Por qué no fuiste tú? —Pregunté.

—No quiero esto.

—¿Crees que yo sí? Es una mierda que no estoy dispuesta a tragar por mucho tiempo.

—Tienes razón, papá se equivoca y lo sabes.

—Si, pero haré lo que él diga. Ven, te cambiaré la venda.

—¡Felicity! Perdiste a tu bebé por culpa de ese malnacido.

—Mejor ve a ver a Enid, está trepando los muros y luego te cambiré la venda. —Señalé hacia la ventana.

Carl se fué corriendo.

Cuando estuve lo suficientemente sola, comencé a soltar lágrimas. Se me hacía imposible no llorar, pero no podía dejar de pensar en como trataban a Daryl ahí dentro.

No sabía si le daban de comer siquiera, ¿Estaría bien?

Suspiré.

Carl regresó a la casa de mal humor, cosa que se me hizo extraña, y fruncí el ceño al escuchar como azotaba la puerta de su habitación por lo que subí y toqué la puerta suavemente.

—Déjame en paz.

Abrí la puerta y lo ví boca abajo, me acerqué a él y me senté en la cama.

—¿Qué pasó?

—Enid, eso me pasa, ¡Me estresa!

Ora, ¿Qué no eran novios?

—¿Y eso por qué?

—¡Se acaba de ir trepando los muros! Ya es la tercera vez que lo hace y le digo que no es una buena pero hoy se fue sin más.

Suspiré.

—Si, es una pésima idea.

—Se fue para ya no regresar.

Fruncí el ceño.

—¿Qué?

—Siempre hace eso, pero creo que hoy en definitiva no va a regresar, también estoy cansado de seguirla.

—Carl, puede que se equivoque pero debes entenderla, vió a sus padres ser mordidos, y viajó sola por mucho tiempo, está acostumbrada a estar sola.

Carl bufó.

—Se ve que te quiere, tal vez simplemente es difícil para ella abrirse contigo, pero te quiere Carl, y tú también la quieres a ella, así que ve a buscarla y díselo.

Carl me vió por unos segundos, parecía estar pensándolo hasta que se levantó de la cama, decidido.

—Tienes razón, le voy a decir que me importa.

Sonreí.

—Mierda, tus consejos son de abuelita pero me sirven, te quiero, gracias. —Carl besó mi mejilla, tomó su sombrero y salió de la habitación casi corriendo.

Suspiré, Carl era un tonto pero un buen niño.

Bueno, adolescente.










































Besitos en el yoyopo y recuerden que hay gente que los ama.🤍

𝙏𝙃𝙀 𝙂𝙍𝙀𝘼𝙏 𝙒𝘼𝙍 | 𝘿𝘼𝙍𝙔𝙇 𝘿𝙄𝙓𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora