Querida Afrodita

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Es innegable el impacto de tus dones divinos en el ser amado que compartes con nosotros, los mortales. No puedo dejar de agradecerte por la gracia que le has otorgado. 

Su sonrisa, un regalo tuyo, derrite corazones, especialmente el mío. Cada mechón de su cabello, esa delicada seda que se transforma en hermosos rizos cuando lo recoge en una humilde coleta, es un detalle exquisito que solo podría ser obra tuya, y que, debo confesar, me hace sonrojar.

Permíteme hablar de los atributos específicos que has moldeado en ella, pues tu mano divina ha obrado de manera magnífica, llevando a que incluso una mente como la mía, que a menudo pasa por alto los atributos femeninos, se fije en su esencia. 

Le has otorgado una sonrisa que emana perfección, con dientes impecables y una mirada que libera corazones. Esa sonrisa parece tener el poder de hacer florecer las flores y avivar los ríos a su alrededor o, simplemente, de dejar mi rostro encendido como un tomate.

No puedo evitar mencionar sus ojos, que parecen haber sido creados con las perlas más brillantes de tu colección. Sus pupilas dilatadas y el brillo que irradian cuando sonríe parecen ser un regalo divino que ilumina su rostro. 

No puedo cuestionar tu elección en ella, incluso cuando está triste, su belleza se mantiene y solo aumenta mi deseo de consolarla en sus momentos de pena.Es imposible dudar qué en ella si tuviste las ganas suficientes. 

Psdt: Te insto a que ejerzas control sobre tu hijo Eros, pues se rumorea que anda rompiendo corazones. La armonía en el amor es un deseo de muchos, y sería de gran ayuda si pudieras guiar sus flechas de manera más precisa.

A todos los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora