Narrador omnisciente.
Fue en ese momento en el que Inuyasha creyó que todo iba a acabar para él, hasta que repentinamente una flecha atacó al monstruo, eso heló la sangre del híbrido, ¿humanos? Las peores bestias estaban acá, los humanos habían llegado. Aprovechó la oportunidad de esconderse y se subió a la copa de un árbol refugiándose mientras admiraba como el grupo de hombres luchaba contra el monstruo buscando su supervivencia, pocos fueron los sobrevivientes pero el monstruo fue derrotado, Inuyasha creyó estar a salvo hasta que notó que los sobrevivientes estaban buscándolo, al parecer habían visto a un niño con el monstruo, por lo que entendió que debía huir si no quería ser la próxima víctima de esos humanos. Buscó refugio para pasar la noche mientras, terminó metiéndose a lo que parecía ser una casa abandonada, más abandonada de lo que esperaba, puesto que su refugio también era el refugio de varios insectos, aunque estos no eran un problema para Inuyasha así que lo dejó pasar y se adentró a la choza recostándose en el suelo dejando que su cuerpo sea envuelto por el frío de la noche; pensó en dormir un poco, pero no, por bajar la guardia pudo haber sido comido, solo de limitó a hacerse una pequeña bolita y mirar el techo esperando que el sol saliera y así poder ir a cazar algo, el hambre no le permitiría dormir. La mañana llegó y el mini Inuyasha ya no se encontraba en la choza, ni bien vio un pequeño rayo de luz saltó al río más cercano para ir a cazar algo; después de caerse unas cuantas veces al agua logró agarrar dos peces que devoró son siquiera cocinar, el hambre lo controlaba al punto que se había convertido en una pequeña bestia de medio metro que quería comer, a pesar de que odiaba el agua de quedo a juguetear un poco.
Narra Sesshomaru.
Después de dejar solo a Inuyasha, emprendí mí nueva búsqueda, encontraría a aquel viejo que se atrevió a desafiarme poniéndome este estúpido hechizo. No fue muy difícil encontrarlo a decir verdad, su olor era claro así que solo tuve que rastrearlo, cuando llegué no podía creer lo que veía, el cuerpo sin vida del brujo, se veía tranquilo por haber cumplido su misión antes de morir, pero esto no me daba tranquilidad a mí, sabía que la única forma de volver a mí edad era "arreglar las cosas" con ese híbrido. Salí molesto del lugar yendo a buscar a Inuyasha, lo vi correr de algo, estuve a punto de acercarme hasta que vi un monstruo persiguiendolo, sería divertido verlo intentando conservar su vida, pero también sabía que Inuyasha era pequeño como para luchar con oponentes mayores, y no podía dejar que lo mataran, tenía que tener el privilegio de ser asesinado por mi después de volver a la normalidad, seguro sabía otra táctica para volver a nuestras edades. Iba a acercarme pero un grupo de humanos intervino, ¿acaso todo hoy estaba en mí contra? Hubiese matado a esos humanos si no fuese porque no quería tomarme esa molestia, veía a Inuyasha en la copa del árbol mirando el espectáculo de los humanos con el monstruo, estaba mirando con curiosidad y temor reflejados en sus enormes ojos de cachorro. Cuando Inuyasha huyó decidí darle una noche más de vida antes de acabar con él, pero mí compasión no durará mucho; cuando el sol salió volví a buscarlo, su detestable aroma me llevó a una casa en un terrible estado, pero él no se encontraba dentro, así que me llevó pocos segundos darme cuenta de que estaba en el río al lado de la casa, me escondí entre los árboles mirándolo, estaba cazando unos peces, podía decir que esté Inuyasha no era para nada al Inuyasha que yo conocía, después de estar algunos minutos mirándolo lo vi salir del agua así que este era mí momento, en un rápido movimiento me acerqué a él tirándolo al pasto poniendo mí pie sobre su cuerpo, sus intentos de defenderse y gruñidos fueron en vano porque no lo deje ir.
―Inuyasha, no seas insolente conmigo y decime qué es lo que tenemos que hacer para volver a nuestras edades.
No recibí respuesta coherente del híbrido más que sus gruñidos e intentos de ataques, había olvidado que Inuyasha no recordaba nada. Lo miré molesto por todo el escandalo que estaba haciendo y al parecer eso movió algo en él porque ladeó un poco la cabeza quedándose quieto, ¿acaso estaba reaccionado a mí enojo? Lo solté viendo cómo rápidamente se paraba algo lejos mío.
―Maldito niño.
Murmuré. Me di la vuelta para empezar a caminar sintiendo la mirada fija de Inuyasha sobre mí, que molesto.
Narrador omnisciente.
Esa semana fue como cualquier otro para el híbrido, supervivencia pura, con la diferencia de que se sentía constantemente observado, su instinto no le fallaba, Sesshomaru había estado vigilando en secreto a Inuyasha, después de todo lo necesitaba para volver a la normalidad. Llegó el momento que Sesshomaru creyó que nunca llegaría, un desentiende de Garamaru, el hombre polilla, estaba atacando a Inuyasha y debía intervenir para que no se convierta en un asqueroso sirviente de esas polillas; entonces lo hizo, le tomó menos de 5 minutos acabar con esa ese hombre, que farsa, creyó que aguantaría más tiempo, se dio la vuelta para ver con la misma expresión fría de siempre a Inuyasha que en cambio lo miraba algo alerta pero asombrado, en su mente creía que su hermano mayor Sesshomaru había ido a buscarlo.
―Deja de mirarme así y levántate, como piensas sobrevivir si permites que cualquier engendro te cause problemas. ―Dijo Sesshomaru con una expresión levemente molesta, comenzaba a dudar de que este Inuyasha sea el verdadero.
Nuevamente no obtuvo palabra alguna del híbrido que solo lo miraba. Cuando Sesshomaru comenzó a caminar yéndose como de costumbre, Inuyasha no pudo desperdiciar la oportunidad de seguirlo así que no dudó y persiguió a su hermano mayor de forma sigilosa, o al menos eso creía él, no sabía que Sesshomaru estaba perfectamente conciente de que estaba siendo seguido por él, solo lo dejó pasar ya que sabía que no tenía más opción que cuidar de Inuyasha, algo completamente desagradable para el demonio.
Sesshomaru sentó bajo un árbol apoyando la espalda en este y cerrando los ojos, Inuyasha en cambio lo miraba desde una de las copas de los árboles algo lejos de su hermano pero lo suficientemente cerca para no perderlo de vista.
―Inuyasha, acercate. ―Habló Sesshomaru, la noche había hecho presencia así que aprovecharía para "descansar" un poco.
Cuando el híbrido fue nombrado, se le fue el color del rostro, ¿él lo supo todo este tiempo? fue lo que pensó Inuyasha. Mentiría si dijese que no temió un poco acercarse a su hermano, después de todo ya había visto sus conductas agresivas hacía él, y nada le aseguraba que Sesshomaru no lo atacaría de nuevo; aún así decidió acercarse, después de todo no tenía otra opción, tal vez si no hacía lo que Sesshomaru le indicó este le haría algo. Lentamente se acercó a Sesshomaru pero mantenía una pequeña distancia.
―Sentate. ―volvió a hablar Sesshomaru sabiendo que sería obedecido.
―Está bien.. ―respondió Inuyasha sentándose con la mirada fija en el demonio, ¿qué estaba tramando?Ambos se mantuvieron en silencio por un buen rato, relajante para Sesshomaru pero aburrido para Inuyasha. El híbrido se recostó en el suelo mirando al cielo sin saber qué hacer ahora, se puso a hacer pequeños ruidos con su boca y a rodar en el pasto para quitar su aburrimiento, Sesshomaru le dijo que estuviera quieto, pero este ignoró por completo a Sesshomaru causando un pequeño suspiro en el demonio quien le repitió por segunda vez que estuviera quieto, pero nuevamente fue ignorado. Con su látigo dio un azote hacia donde estaba el híbrido, pero escuchó un quejido que llamó su atención, abrió los ojos e hizo una seña a Inuyasha de que se acercara más, el menor al ver la actitud del demonio no pudo negarse y se acercó, a penas lo había tocado con el látigo, no era para tanto, pero el quejido de Inuyasha decía otra cosa, Sesshomaru vio el rostro de su hermano con algunas lastimaduras de otros monstruos, pero olia sangre, así que levantó despacio la manga del Kimono de Inuyasha y vio una herida más profunda, al parecer Inuyasha había sido más lastimado de lo que pensó en su ausencia.
―¿Un demonio te ha lastimado? ¿Es en serio? ―Dio un pequeño sonido con burla y sentó a Inuyasha en sus piernas, acto que hizo que el rostro de Inuyasha se pusiera repentinamente rojo.
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Aprendiendo a amarte.
FantasyTras la muerte de todos los humanos que alguna vez estuvieron en el círculo de Inuyasha, este cae en una profunda soledad. Sesshomaru, su hermano, se encuentra en la misma situación. Pero lo que ninguno de los dos sabían, es que antes del nacimiento...