Incidencia

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.•. SERENITY .•.

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Capítulo

II

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:•: Incidencia :•:

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Esto era humillación. Él, un hombre que obtiene todo lo que en la vida desea, ahora solo es un uniformado más. No era más de los que se encontraban en lo que él consideraba un lugar demasiado reducido. Se sentía oprimido. Él, un hombre que siempre ha sido libre, ahora se sentía atrapado dentro de la que pudiese haber sido la mejor experiencia de su vida. "¡Maldición!" Insulto por tercera vez en el día al haber dejado caer la bandeja con dos copas de vino. Enseguida estornudo una vez más y descubrió que esa había sido la causa a su torpeza. Pero el fenómeno no fue tan natural, algo causo perturbación a su nariz.

No algo, si no alguien.

Al voltear a su costado encontró a una dama sentada de espalda a él, cigarrillo en mano y copa vacía frente a ella. Una mujer que no parecía perturbarse por lo que sucedía detrás de ella. "¿Acaso no sabes que esta prohibido fumar aquí?" Era extraño escucharse a si mismo decir lo que justamente se le dice a él cuando enciende un cigarrillo en lugares prohibidos. La mujer no mostró el menor interés de haber escuchado, en cambio inhalo un poco más y exhalo con elegancia.

Acto seguido él arranco el cigarrillo de quien al momento pudo reconocer como una mujer joven. Ella se puso de pie molesta por el atrevimiento. "¡Esta prohibido fumar aquí!" Exclamo él con prepotencia.

Ella no hizo más que arquear una ceja y sonreír astutamente. De la mesa tomo su paquete de cigarrillos y saco otro. El encendedor que en todo momento había estado en su mano derecha se encendió enseguida. Complacida, inhalo profundo para complacerse en exhalar fuertemente en el rostro de aquel mesero. "Terrible el servicio." Su dulce voz contrasto con lo agraviante de sus palabras. Él supo que no se dirigía a él ya que la mirada de la dama se concentraba en alguien tras de él.

"Enseguida nuestro mesero se disculpará por lo sucedido, señorita." Ella se enfocó en él, esperando lo dicho por quién parecía ser su superior. "Seiya, la dama espera." Exactamente. El hombre encargado de ese lugar, y quien tendría que ser su gerente, murmuro a su costado.

Lo que él había acabado de escuchar encendió aún más su ira. Seiya volteo. "¿Qué dijiste?" ¿Él, su empleado, hablándole de esa manera? Era increíble.

El hombre que en efecto era el encargado de administrar el restaurante francés frunció el ceño. "Eres un empleado aquí como todos los demás según se nos ha informado, así que no veo por que tendrías que recibir trato especial. La dama espera una disculpa."

Sintiendo la tensión, la joven mujer no pudo evitar soltar una pequeña risita. "Esta bien, no importa. En realidad no se puede esperar mucho de..." Miro a Seiya de arriba abajo, observando su traje manchado por el vino derramado. "...de un empleado." Comenzó su camino a la salida con una hermosa sonrisa en su rostro.

Seiya en ningún momento dejó de ver al hombre frente a él. Sus manos se mantenían en presionados puños. "Andrew... si tú te vuelves a referir a mí de esa manera –"

"Esas son las ordenes que se nos dieron. No me amenaces con un despido porque ese lo obtendré en cuanto recibas trato especial." Dando media vuelta, quiso dar por terminada la pequeña discusión que comenzaba a captar la atención de más de uno.

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