prólogo

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Advertencia; La sigue lectura puede ser un poco sangrienta, no leer si algo así no es de tu agradó.

Un joven de unos veintitantos años, se encuentra arrodillado en el piso con su mirada hacia el suelo. Todo indica que tuvo una lucha intensa, y los cuerpos sin vida tirados no muy lejos de él, decían mas que mil palabras.

El camino que te guía al altar se encuentra cubierto de sangre, al igual que las flores blancas salpicadas de rojo con los cuerpos que yacía tirados en piso.

En ese lugar había unos 100 invitados tiesos con sus ojos asustados y sangre en sus bocas, con solo verlos te dejaban saber que sufrieron antes de por fin morir.

Por lo menos ellos tuvieron la suerte de morir algo rápido, sin embargo ese no fue el caso para la persona, que se encuentra sufriendo, gritado que se detenga.

—¡Steven...por favor!—Suplicó con terror.—Detente...hijo...¡aaagh!—Su cuerpo es cortado una y otra vez.

—¿Ahora si soy tu hijo?—Preguntó sin vida en sus ojos.

—Perd...perdón..—Suplica una vez más.—Detente...

—¿Fue lo mismo que suplicó mi madre? ¿Mis abuelos?—Aprieta sus dientes.—No, ni siquiera los dejaste decir algo.

Nunca pedí nada, nunca dije lo que en verdad quería decir. Nunca codice lo que no me pertenecía, nunca comenté qué me dolía cada palabra saliente de sus labios.

Solo quería su aprobación, solamente quería que mis esfuerzos fueran reconocidos por mi padre, justo como reconocía el trabajo mal echo de ese bastador. Era demasiado injusto, sin embargo solo sonreía mientras me ahogaba con mis lágrimas.

—Duele ¿Verdad?—Sonrío tristemente con sangre en sus labios.—¡Vamos sigue gritado!—Apuñalo el corazón de esa persona.—Sigue gritando que no puedo escucharte.—Retorcio ese puñal.

Fue muy tonto de mí esperar tal reconocimiento de una persona, que no valía ni un mísero segundo de mi tiempo y mucho menos apreció. Lamentablemente, ya es demasiado tarde y tampoco quiero volver atrás, estoy cansado de todo esto.

—Espero encontrarte en el infierno....—Lleva su mano a su estómago.—Porqué nos volveremos a encontrar allí, y te torturare una vez más.—Acabo con su sufrimiento.

Con su cuerpo tembloroso se levantó del piso, llevando sus manos al costado de su abdomen, parecía tener una herida de bala que no dejá de sangrar. Había dañado más de un órgano importarte.

—Mi visión se encuentra muy borrosa—Susurró para simismo.

Mueve una de sus manos para poder encontrar algo en lo cual apoyarse, ya que su visión seguía volviéndose todavía más borrosa.

—No logró diferenciar nada, quizás se deba a mi perdida de sangre o por las lágrimas derramadas en su momento.—Sonríe con ironía—Amaba una familia que nunca me amo, una familia que solo quería mi dinero, del cual ni siquiera estaba enterado.

Cada vez más se le es difícil el mantenerse de pie, pero sigue arrastrando sus pies, apoyándose de la pared. Tenía la esperanza de pedir ayuda y ser llevado al hospital.

—Crecí en base a una mentira bien diseñada, mi bastador padre fue quién acabó con la vida de mi mamá, luego de darme a luz.—Golpea la pared—Todo este tiempo llamé “madre” a la amante de ese miserable. Él ni siquiera le permitió a mi madre, verme. Cuando la ahogó con una almohada.

El se siente tan tonto, culpadose por querer a esas personas, cuando siempre lo han tratado como la mierda, un peldaño con el cual podían quitarse la frustración cada vez que estaba enojados porque algo salía mal.

—Lo peor de todo esto es que, al siguiente día se caso con su amante. La cual ya tenía un hijo, cinco años mayor que yo.—Cayo al suelo—Lo hizo pasar “supuestamente” como mi primo. Nunca entendí del porque a él lo quería más que a mi, lo pude entendí hasta hace dos meses, de la peor manera me enteré de todo esto.

Intenta arrastrarse para llegar a la puerta, sigue aferrándose a la esperanza de poder llegar. Pero, entonces se detiene a un metro de llegar.

Por su mente paso la posibilidad de ir a la cárcel, y no tenía pensado terminar de esa forma. Por lo tanto prefiero morir e ir a conocer a su verdadera madre, dónde quiera que se encuentre.

—Fue así como plane mi venganza, toda mi frustración, inferioridad, golpes, desprecio, humillación, acumulada por años. Todo eso lo saqué este día, justo cuando “mi querido primo” iba a casarse. Antes de que fuéramos al altar de la playa, sugirió hacer un brindis. Fue así comenzó mi casería.

Gira para poder quedar de espaldas sobre la arena, la noche es fría y demasiado oscura, sin ninguna estrella o luna que te guíe por el sendero.

—Yo también sufrí daño, pero no importa. Mi objetivo fue cumplido y eso no me hace para nada felices, sin embargo por lo menos me vengue y es lo único que me debe de importarme.

Levanta sus manos queriendo alcázar la figura dibujada en ese oscuro cielo, quería tocar a su madre. Es a ella a quién se estaba imaginando que le sonreía.

—Morir no da miedo—Sonrío—Es un alivio y relajate el poder dejar de sentir es lo mejor que puede existir—Las lágrimas se desliza por sus mejillas—Los sentimientos son los que dan miedo y deberían dejar de existir.

Poco a poco fue perdido el color de su rostro, volviéndose frío y pálido al igual que su pulcro traje blanco, el cual se teñido de rojo carmesí. Ese cuerpo ahí acostado en la arena con sus manos sobre su pecho, era como ver un hermoso loto blanco ser teñido de rojo.

Es así como termina mi vida, solo. Bajo este cielo oscuro. Es lo que creí en ese momento, pero verme aquí rodeado de personas extrañas con expresiones sumamente preocupadas.

—¡Cariño, hasta que despiertas! mamá estaba muy preocupado por ti—Expreso con lágrimas en sus ojos.

—Hijo, ¿por qué hiciste algo como eso?—Preguntó todo preocupado con sus ojos marrones a punto de llorar.

—Steven, ¿Es en serio?—Afloja su corbata—¿Eres un idiota o que?!—Estába molesto—Que importa si no eres un Omega, ese maldito bastardo se lo pierde.

—Amigo.—Hablo una persona más—Tirso tiene razón, ¿por qué hacerse algo tan peligroso?

—¿Qué?—No entendía nada.—¿Omega?—Se desconcertó aún más.—¿Qué es eso? ¿Alguna clase de vitaminas?

¿Dónde estoy? ¡¿Quién demonios son estas personas?! Si esto es una clase de broma, no es para nada graciosa y mocho menos estoy de humor para estar mierda.

—Para empezar, ¿quienes son todos ustedes? ¿También están muertos y al igual que yo, están a la espera de que la parca venga por sus almas?

El loto blanco se tiño de rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora