capitulo 26

1.4K 258 14
                                    

Bajo las sábanas yacía dos cuerpos desnudos, muy acaramelados y muy felices luego de tener un buen momento. Sin embargo, el joven de cabello castaño ondulado y una sensual mirada azul, no se veía del todo feliz. Como si algo le estuviera molestando.

Pese a eso, tuvo que mantener su mejor sonrisa mientras mira al joven que no se le quiere despegar. Joven que se encuentra pegado al de ojos azules como si fuera chicle. ¿Estaba tan ciego para no lograr ver mas allá de esa mirada y sonrisa sin alegría? Quizás solo quería ver y creer en su perspectiva bien alterada, o no lo conoce lo suficiente como para no los verdaderos colores de ese joven ojos azules.

—¿Ya se movió tu abuelo?—Preguntó.—¿Cuanto mas tiempo tengo que esperar?

Mi padre me está presionando para que se lo presente, quiero que quede impresionado cuando me ve llegar con alguien una influyente, que se de cuenta que ni mi hermano mayor, ha logrado tal hazaña como esa.

—Podemos dejar de hablar de eso.—Su mirada brillante se oscureció.—Me gustaría que en nuestro tiempo juntos no hagas mención de eso, Aleph—La alegría se borro de su rostro.—De por si tengo que soportar que te comprometas con alguien más.—Frunce sus labios con molestia.

Estoy cansado de escuchar esa mierda, no debí de aconsejarle a Aleph, que hablara con el abuelo para proponerle esa propuesta. Si tan solo esa no fuera la única manera para que el congresista Choi, acepté que Aleph sea participe en la lucha de heredar todo el patrimonio Choi.

No tiende que Aleph no es esa clase de persona, no es un joven que le guste jugar. Llevamos dos años de relación, él va muy enserio conmigo. Sin embargo prefiere creer en las noticias absurdas que le ha tocado ocultar y así no dañar la imagen de Aleph.

Mi futuro suegro no quiere aceptar que prefiere a su hijo beta, por lo tanto busca cualquier excusas para eliminar y evitar que Aleph participe en esa lucha de heredar tal patrimonio.

El viejo congresista Choi, es alguien que admira demasiado a los betas, su mas grande amor fue un beta y por eso que ama tanto a su hijo mayor. Gracias a esa mierda alguien como yo, un Omega. No puedo casarse con Aleph y asi darle lo que se merece.

¿Acaso no querés nietos? Su hijo mayor no podrá darle nietos así se casé con un beta, porque le gustan los hombres. Dos hombres betas no pueden concebir a menos que su pareja sea una mujer o un omega dominante. No entiendo a ese viejo es tan complicado como mi anciano abuelo.

—No quiero traer ese tema, pero ya hablé con mi padre.—Expuso.—¿Sabes lo que eso significa?

Ese viejo Castor me prometió que me reuniría con Steven unos días de estos. Sin embargo, el tiempo sigue pasando y ese beta no ha venido a mí. ¿Acaso está esperando que vaya yo por él? ¿Se cree una princesa o qué?

Necesito hablar con él para dejarle en claro un par de cosas, hacerle entender que no se vaya hacer ilusiones conmigo porque no tiene tales esperanzas.

—Él quiere conocer a mi futura esposa, no puedo quedar mal.—Eso es tan molesto.—Recuerda que está es mi última oportunidad.—Tengo que mostrarle mi valía, también a mi madre.

Si tan solo no hubiera echo esa mierda en ese entonces, pero el muy maldito lo quería, ¿por qué tuve que ser castigado por eso? [No mentía, el tonto cayo en la trampa.] Si no fuera por no tendría porqué casarme con un maldito beta. Todos los betas son insípidos, no tienen esa dulzura o palidez en su piel como los suaves omegas. Verlos o tocarlos es como estar cogiendo con palo.

Lo mismo va para los omegas que parecen mas alfas, son tan rudos, de piel dura que con solo verlos bajarían mi erección.

—Si no logramos ese matrimonio, tú padre no me querrá cerca de ti.

El loto blanco se tiño de rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora