Capítulo 14: Mi avestruz.

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En el avión rumbo a Los Ángeles

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En el avión rumbo a Los Ángeles.

—Ahí está otra vez, Lalisa. ¡Mírala, mírala! ¡Mira que descarada es esa perra! —Jisoo estaba como loca chillando desde su asiento para tratar de mantener vigilada a la azafata que asechaba a Rosé.

—¡Wow! —Lisa se inclinó desde su asiento hacia el pasillo y Jennie hizo lo mismo con más esfuerzo porque ella estaba sentada cerca de la ventanilla—. Esa tipa sí que sabe mover el trasero para llamar la atención —observó la tailandesa cuando la azafata intensificaba el vaivén de su trasero cada vez que pasaba por el asiento de la rubia. Rubia que, por haber sacado su pasaje después, se tuvo que conformar con la ubicación que le tocó y terminó sentada sola en un par de asientos a cinco o cuatro filas de distancia con sus compañeras de departamento.

—No veo a Rosé —comentó Jennie, haciendo que las tres se estiraran un poco más en su asiento sin éxito alguno, no había rastros de la rubia.

Jisoo volvió a golpear sus manos en el apoya brazos cuando volvió a ver a la misma azafata inclinándose para ofrecerle algo a Rosé, y, casualmente, sus pechos resaltaban con el gesto.

—El rarón debe estar en todo su esplendor —comentó maliciosamente la tailandesa.

—Según Jongin eso se repite permanentemente —comentó Jennie desde su lugar—. Al parecer Rosé tiene bastantes pajaritas revoloteándole en el estudio —agregó para intensificar el sufrimiento de Jisoo.

Lisa resopló divertida.

—Yo creo que la rari tiene para dar y repartir de a cuatro o cinco juntas y—

—Cállate, Lalisa Manoban —fue lo único que le dijo Jisoo.

Lisa no hizo caso y siguió.

—Y déjame decirte algo, Chu, te lo mereces. Te lo mereces por cambiar nuestros pasajes de primera clase a turista —ahora ya estaba más tranquila, pero el berrinche que Jisoo tuvo que soportar cuando su amiga se enteró que no viajaban en primera clase fue algo que puso a prueba su amistad.

Jisoo giró los ojos sin dejar de inspeccionar la fila de Rosé.

—¿Y qué querías que hiciera? Dime, ¿qué carajo querías que hiciera si Rosé se negó a que le comprara el pasaje? Sólo me preguntó porqué línea y en qué vuelo viajábamos —explicó—. Tuve que decirle a Joy que cambiara los pasajes con urgencia mientras entretenía a Rosé con otras cosas, no podía dejar que ella costeara un pasaje en primera clase —una risa nasal de Jennie llamó la atención.

—¿Qué pasa? —le preguntó Lisa.

—Nada, solo me da gracia que asuman que Rosie no tiene dinero —siguió riendo—. A veces estaría bueno que ambas bajaran del pedestal donde se han puesto —comentó para irritar a sus amigas.

—Por favor, no vengas con tonterías. Estamos hablando de alguien que maneja un camión de helados y que se viste con ropa que probablemente saca de donaciones o algo así. Mírala ahora, vamos a una de las ciudades más extravagantes del mundo y ella tan solo está con un pantalón que ni siquiera se ajusta a sus piernas y una camisa de mangas largas probablemente tres talles más grandes que ella, y no me hagan hablar de su equipaje. Solo trae una mochila. La maleta de mis cosméticos es más grande —Lisa se quedó pensando—. Salvo que...

No soy para ti | ChaesooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora