Gomitas de fruta sin chile.

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Desde la entrada había que caminar dos calles para llegar a mi apartamento. Iba bastante nerviosa caminando al lado de ella.

- Oye, deberíamos de comprar algo para cenar, o para beber. - lo último lo dijo muy bajito, pero alcancé a escucharla.

- Claro, ¿te parece pollo adobado y cerveza?

- Mmm... esta bien, la cerveza esta perfecto. - sonrió.

Tuvimos que caminar dos calles más de lo planeado para comprar el pollo, y dos paquetes de cervezas junto con una botella pequeña de vodka y un jugo de arándano. Ella pagó el alcohol y yo la comida después de una pequeña diferencia de ideas, que me enseño que Lysset es bastante necia en cuanto a cuestiones economicas.

Cuando llegamos a casa dejé todo en la mesa del comedor para ir a la cocina por unos platos, ella empezó a dar vueltas por la sala-comedor. Mi departamento no era muy grande, una sala-comedor con una mesa cuadrada de madera caoba y sillas a juego, y un sillón "L" color negro y su mesa de centro, con un televisor colgado en la pared. La cocina es más bien pequeña, a un lado del baño y mi habitación. Al ser un departamento de estudiantes solo tiene una habitación.

- Es bastante cómoda tu casa, Andrea. - la escuché mientras buscaba servilletas.

- Gracias, aunque a veces lo siento demasiado solitario... ya sabes, extraño a veces el caos de casa de mi madre.

- ¿Enserio? ¿Cómo es todo allá?

Nos enfrascamos en una platica sobre mi familia mientas cenábamos, le conté de mis cinco hermanos, dos mayores y dos menores, de lo divertido que era todo en casa cuando no peleábamos, y de los días de campo que mi madre organizaba en un parque cercano. Descubrí que tiene dos hermanos menores, con los que llevó una relación complicada. Noté que no le gusta hablar de su madre, ni de su padre. Que siempre tuvo un amor intenso por la historia occidental, y que decidió seguir a su corazón.

Cuando terminamos de comer y el primer six-pack de cerveza continuamos con el segundo, seguimos hablando del futuro, de los autos, los sueños de grandeza que cumpliríamos de lo mucho que amábamos ciertas cosas.

Estar con ella era maravilloso, un respiro de la vida diaria, una brisa de mar en el medio de la ciudad. Era muy natural, como conocerla de siempre en poco tiempo, y además amaba cada nueva parte que conocía de ella.  

Puse una película de vampiros, para ese momento ya habíamos pasado al vodka, y me sentía achispada. Lysset por su parte estaba bastante despierta, se recostó en mi pecho y comentaba cada tanto del pésimo estilo de los vampiros antes, me empezó a contar acerca de la cultura vampirica, y porque era asociada con Transilvania.

Pero me daba pavor intentar algo, así que simplemente rodee su cintura cuando se acurrucó a un lado mío para ver más comodamente la película. La botella estaba casi vacía y habían pasado casi 4 horas desde que habíamos llegado, ya era tarde.

- Piensas quedarte, ¿cierto? Es bastante tarde para que te vayas.

- Shii no te molesta... no me siento con ganas de caminar hasta casa, - rió. - además podemos dormir juntas.

Me miró a los ojos mientras lo decía, intensamente, se congeló todo un momento. No lo pensé. La besé.

Creo que la única forma de describir ese beso es "¡boom!", simplemente perfecto. En la intensidad correcta, con la suavidad perfecta. Estuvimos besándonos un rato hasta que ella se quedó dormida, y yo poco rato después, con ella en mis brazos.

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